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CAUSA ABIERTA

Cabo Polonio entre los 4 paisajes de Sudamérica que enamoran a cualquiera

Cabo Polonio entre los 4 paisajes de Sudamérica que enamoran a cualquiera

A la hora de planificar las vacaciones, algunos piensan simplemente en alejarse de la ciudad. Otros van en busca de buena gastronomía, diversión nocturna y fiestas.
Pero también están quienes van a la caza de la majestuosidad de la Naturaleza: para ellos, nada mejor que un buen paisaje… y cualquiera de los cuatro que presentaremos a continuación los va a dejar con la boca abierta.
Cabo Polonio, Uruguay
Si se promociona un lugar que no tiene energía eléctrica, sin alumbrado público y con poca gente, la oferta puede parecer poco tentadora. Eso para quienes no conocen Cabo Polonio, uno de los lugares más bellos de Sudamérica. Se trata de un pequeño pueblo ubicado en el Departamento de Rocha, Uruguay. Para llegar hay que entrar por un camino sin asfaltar, ya que todo Cabo Polonio carece de calles. También se puede ir caminando desde Valizas, ya que se encuentra muy cerca.
Lo que lo hace un lugar único es el paisaje de las casas ubicadas en un terreno caprichosamente ondeado. Posee una gran reserva de lobos marinos que pueden ser apreciados durmiendo panza arriba en la costa. Un pequeño faro termina de adornar una postal de lujo.
Para dormir en Cabo Polonio se pueden alquilar casas o habitaciones en las posadas. Como es un Parque Nacional, está prohibido acampar en la playa. Tampoco hay campings, por lo que los mochileros deben levantar sus carpas cuando la gendarmería aparece por las mañanas.
Recomendación: Ir caminando desde Valizas. El trayecto no es largo y la elevación geográfica de las dunas permite ver el lugar desde una perspectiva realmente espectacular, que da una idea completa de la fisonomía de Cabo Polonio.
Isla del Sol, Bolivia
Hablar de una playa en Bolivia puede sonar extraño. Sin embargo, no hay que olvidar algo: el majestuoso Lago Titicaca. Ubicada en la provincia de Manco Kapac, a la Isla del Sol se llega desde la ciudad de Copacabana (que también vale la pena recorrer). Y el viaje en las pequeñas embarcaciones no tiene desperdicio.
El paisaje de la puna se mezcla con el agua del lago en una extraña combinación: destellos cristalinos y azules, del azul más profundo, junto a las más áridas montañas y los enormes cactus, siempre acompañados de las tradicionales llamas.
Para apreciar realmente el paisaje en este caso es recomendable conseguir un lugar para dormir en la parte más alta de la isla, por dos razones. La primera, y más obvia, es que desde arriba se obtiene una perspectiva casi cenital desde la cual se ve la totalidad de la porción del lago que baña la costa. Y la segunda: es fundamental pasar la noche allí. La luz de la luna permite leer de noche al aire libre, sin necesidad de luz artificial. Cuando el satélite se oculta, se pueden apreciar las estrellas dibujando una gran mancha blanca en el cielo y es posible delimitar perfectamente la Vía Láctea. Realmente impresionante.
Recomendación: En este caso, gastronómica. Probar la trucha a la manteca. No tiene desperdicio, y siempre viene acompañada de unas ricas papas fritas.
Hielo Azul, Argentina
Decidirse por el mejor lugar del sur argentino es muy difícil. Esta vez, y sólo porque hay lugar para reseñar nada más que uno, hablemos del Hielo Azul. Ubicado a los pies de la hermosa ciudad de El Bolsón, el Hielo Azul es un enorme glaciar ubicado a 1.700 metros sobre el nivel del mar en un cerro que lleva su mismo nombre. El agua de su deshielo forma el río Azul.
Desde la ciudad, se deben recorrer unos pocos kilómetros para llegar a la base del cerro y comenzar el ascenso. Se trata de unas cuatro horas de subida con un paisaje muy variado. La vegetación cambia de a tramos y es realmente sorprendente que en el mismo lugar haya tanta variedad: senderos rocosos, bosques y llanuras irregulares hacen olvidar que se está subiendo una montaña.
Una vez que se llega al refugio, se debe pasar la noche y, al otro día a primera hora, salir para realizar la última hora y media de caminata. El refugio es un lugar realmente agradable: posee camas con colchones, ducha con agua caliente y unas pizzas riquísimas para recargar energías para el próximo día.
El segundo día es empinado y cansador, pero el Hielo Azul está apenas a unos metros. Y cuando se llega, pocos quieren volverse. Desde allí se aprecia el cordón cordillerano que limita con Chile y es fácil sentir que se está en la cima del mundo.
Recomendación: Los experimentados en montañismo pueden intentar hacer cumbre, que está a 2.250 metros sobre el nivel del mar. Dicen quienes han llegado que desde ahí se puede observar el valle de El Bolsón, el cerro Tronador de Bariloche y los volcanes chilenos Osorno y Puntiagudo. Quienes lo logren se sentirán, ahora sí, tocando el cielo con las manos.
Cañón del Colca, Perú
Turísticamente, Perú es sinónimo de Machu Picchu. Pero, históricamente, es mucho más que eso. El Cañón del Colca fue una de las zonas más importantes del imperio inca y actualmente puede ser recorrido de varios modos: con auto, en bicicleta o haciendo trekking. Ubicado a 160 kilómetros de la ciudad de Arequipa, tiene el doble de la profundidad del Gran Cañón del Colorado de los Estados Unidos. Su imponencia asombra.
La cantidad de actividades que se pueden realizar en la zona es muy amplia, pero la joya del lugar es la Cruz del Cóndor. Se trata de un punto turístico en el cual estas aves pasan a dos metros de los espectadores; más de uno se habrá pegado un buen susto. Los cóndores, haciendo un juego de figura y fondo con las inmensas montañas, coronan las profundidades del cañón para dibujar un paisaje hermoso. En pocos lugares se los puede ver tan cerca.
Recomendación: Pasar la noche en los bungalows o cabañas ubicados en los márgenes del Río Colca. Los establecimientos están muy bien preparados, hasta tienen pileta. También se puede recorrer el río por sus márgenes, sólo hay que tener cuidado ya que la corriente es muy fuerte en los días de viento.

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