Blogia
CAUSA ABIERTA

¿EEUU engañó a Zelaya?

¿EEUU engañó a Zelaya?

Desde que el 28 de junio el presidente hondureño Manuel Zelaya fue sacado por la fuerza de su casa y de su país, el gobierno estadounidense ha tenido una posición ambigua.
Tardó mucho en pronunciarse contra el golpe de Estado y lo ha reconocido a medias como tal.
El presidente Obama ha procurado no involucrarse en el hecho y el asunto ha quedado en manos de la Secretaria de Estado, Hillary Clinton.
La funcionaria no ha ocultado su poca simpatía por Zelaya y en lo posible ha evitado hacer pronunciamientos categóricos sobre este hecho.
En esa nebulosa, el envío a Honduras del subsecretario de Estado Thomas Shannon no parecía coherente con todos los antecedentes conocidos del golpe de Estado, en el que algunos de los complotados han denunciado la participación del embajador estadunidense en Tegucigalpa.
Durante su estadía en la capital hondureña, el subsecretario se mostró muy activo y aparentemente interesado en la búsqueda de una solución.
Fue a la embajada de Brasil a entrevistarse con el presidente Zelaya, quien se encuentra allí como huésped desde su regreso clandestino al país.
Obviamente, también se entrevistó con los miembros del gobierno de facto y en reuniones con representantes de ambos sectores se elaboró un acuerdo.
Así surgió el llamado "Diálogo de Guaymuras. Acuerdo Tegucigalpa/San José para la reconciliación nacional y el fortalecimiento de la democracia en Honduras".
Tras esta larga denominación se enumeran una serie de puntos que llevarían a los objetivos aludidos.
El texto es lo suficientemente ambiguo, al estilo de las declaraciones del gobierno del país del norte sobre este asunto.
Los desacuerdos
Si se revisa con atención el documento señalado, se verá que en algunos puntos es muy categórico, pero en otros es vago, como el relativo a lo que se entiende por restitución del presidente Zelaya en su cargo.
El primer punto del Acuerdo se refiere al establecimiento de un "Gobierno de Unidad y Reconciliación Nacional" y sin entrar en detalles, pasa a refrendar el presupuesto nacional aprobado por el congreso.
El segundo punto sí es muy claro, porque se refiere a un tema que a Estados Unidos le disgusta: las convocatorias a Asambleas Constituyentes, de las cuales suelen salir normas de participación popular, así como aquellas que reafirman el derecho de autodeterminación de los pueblos y la plena soberanía sobre los recursos naturales.
Por eso se establece en forma categórica que no se llamará a esas asambleas y se reitera la vigencia de los artículos pétreos de la actual constitución.
En suma, se niegan los derechos del pueblo hondureño a darse el tipo de gobierno que estime conveniente a pretexto de "fortalecer la democracia".
Después de refrendar la convocatoria a elecciones, que ya había hecho el presidente Zelaya, se pone al Ejército a disposición del Tribunal Electoral y se entra al punto clave: "Del Poder Ejecutivo".Y aquí se vuelve a la vaguedad.
e deja en manos del Congreso Nacional la decisión de "retrotraer la titularidad del Poder Ejecutivo a su estado previo al 28 de junio hasta la conclusión del actual período gubernamental, el 27 de enero de 2010".
Si nos atenemos a lo que dijo Shannon en ese momento, se trataba de que Estados Unidos no imponía nada, sino que dejaba lo más importante a uno de los poderes del Estado, cuyos miembros fueron elegidos por votación popular.
Pero fue para darle algo al presidente de facto, que quería que la Corte Suprema decidiera este punto, que se determinó que el Congreso consultara a esa instancia del Poder Judicial, previendo que se pronunciaría contra Zelaya.
Estos son los puntos clave, porque como se aprecia, no se habla de restitución del presidente Zelaya, se supone que se refiere a eso el retrotraer la situación a antes del 28 de junio.
Tampoco se establece una fecha para que eso ocurra, lo que puede demorar entonces hasta después de la elección.
Sin embargo, se entiende que sí se va a designar un gobierno de unidad nacional, ese debe tener un presidente que no puede ser el golpista, aunque nada de eso se dice.
El otro punto que hay que considerar es el relativo a la normalización de las relaciones internacionales.
El acuerdo dice que al comprometerse a cumplir con el texto aprobado, solicitan la revocación de las medidas que en el plano internacional se adoptaron contra el gobierno de facto, lo que se está usando para legitimar las elecciones aunque no se restituya a Zelaya ni se retrotraiga la situación a antes del 28 de junio.
Y todo esto es lo que ha determinado que el conflicto siga vigente.
Papelito habla
La sabia y conocida frase no fue recordada en esta oportunidad. La misión estadounidense proyectó una imagen que sólo después se vio que era sólo eso, imagen.
No bien se fue Shannon, el régimen golpista volvió a sus típicas actitudes, el subsecretario de Estado empezó a interpretar los acuerdos y el Congreso no tiene fecha para decidir lo de restablecer la situación a como estaba antes del 28 de junio porque debe esperar los informes que ha pedido.
Pero el Acuerdo dice que el gobierno de unidad nacional debía conformarse el 5 de noviembre y Micheletti se permitió enviarle una carta a Zelaya solicitándole que le proporcionara 10 nombres para eventuales integrantes de ese gobierno.
Resulta evidente que él pretende presidirlo y en sus aclaraciones a algunos puntos, Shannon no se da por enterado de eso.
En cambio, fue categórico para decir que con la firma del acuerdo se levantan las sanciones de carácter internacional y se reconocerán las elecciones del 27 de noviembre próximo.
Queda claro que hubo manejo mañoso. Se creó la sensación de que se estaba restableciendo un gobierno democrático y sancionando el golpismo y no es así.
Varios países ya han declarado que no reconocerán al gobierno que se elija en las elecciones de fin de mes, pero Estados Unidos sí lo hará y tendrá el apoyo de Perú, Costa Rica y Panamá; posiblemente también el de Colombia.
Las razones de Washington eran conocidas. El gobierno de Obama necesitaba destrabar en el Senado la designación del nuevo subsecretario para Asuntos Latinoamericanos y la de su embajador en Brasil, país que en su carácter de nueva potencia mundial preocupa al poder real de Estados Unidos, el Pentágono.
Shannon, como se recordará, es funcionario del bushismo.
Después, el jueves 5, el senador republicano Jim DeMint (que había mostrado desacuerdo con el trato al régimen de Honduras) entregó un comunicado.
En el texto anunció que levantaría el bloqueo a los nombramientos de Arturo Valenzuela y Thomas Shannon, debido a que (éste último) logró "el compromiso de la administración Obama de reconocer las elecciones hondureñas del 29 de noviembre, sin importar si el ex Presidente Manuel Zelaya regresa al poder o si el voto sobre su reinstalación se realiza antes o después".
En la noche de ese día el nombramiento de Valenzuela como nuevo subsecretario de Estado fue aprobado y Shannon podrá irse como Embajador a Brasil, pero en su hoja de antecedentes ya dice "no confiable". (Prensa Latina)

0 comentarios