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CAUSA ABIERTA

Argentina: Una multitud veneró a San Cayetano

Argentina: Una multitud veneró a San Cayetano

"El pan y el trabajo no son una limosna. Pedirlos y compartirlos es justicia." Así les habló monseñor Jorge Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, a los miles de fieles que asistieron ayer al santuario de San Cayetano, en Liniers. El número de los que pasaron frente a la imagen del santo italiano entre la medianoche del miércoles y la madrugada de hoy no puede ser calculado, según el párroco Gerardo Castellanos. "Hay quienes dicen que tradicionalmente viene un millón de personas, pero creo que es un número exagerado. De todas formas este año noto menos concurrencia que el anterior", dijo Castellanos. La policía estimó en unos 150.000 los fieles que ingresaron en la iglesia en las primeras diez horas de la víspera. "Esta vez los que esperaron durante la noche parecían tener más esperanza; no se peleaban por los lugares en la cola, como pasó el año último o el anterior, y hacían más chistes que en otras oportunidades", dijo Hugo Rondó, director de zona centro de Scouts de Argentina, que coordinó a 150 jóvenes que ofrecieron mate cocido, pan, caldo y primeros auxilios en cuatro puestos sanitarios a lo largo de ocho cuadras. Las opciones para acercarse a la imagen de San Cayetano eran las tradicionales: llegar a tocar el vidrio que protege su figura o mirarlo a tres metros de distancia. Para eso había dos colas. En la "lenta" esperaron los que querían estar más cerca y apoyar su mano durante el tiempo que durara la plegaria. "Voy a tener que estar frente a San Cayetano más de diez minutos porque traigo intenciones de toda mi familia y de muchos vecinos", dijo Bibi, que fue a Liniers desde Lomas de Zamora con una amiga. Los primeros en entrar fueron los que habían acampado en las cercanías del santuario con meses de anticipación al día en el que se recuerda el fallecimiento del santo que vivió en el siglo XV y dedicó su vida a servir a los más humildes y socorrer a los enfermos. "Muchos vienen a agradecer y otros a pedir, concurren por una motivación afectiva", dijo Castellanos. "Es como si festejaran el cumpleaños de un amigo. Cuando llega la fecha van a saludarlo y comparten con él sus necesidades", sostuvo. El acto central fue la celebración de la misa presidida por el cardenal Bergoglio, a las 11, en un escenario montado sobre la vereda. "De la mano de San Cayetano queremos agarrar la mano de todos los argentinos, en especial las de los que ya no tienen esperanza, para recibir así, en conjunto, el don del pan y el don del trabajo", dijo el cardenal Bergoglio en un tramo de la homilía, que desarrolló el lema que este año convocó a los fieles: "De la mano de San Cayetano encontraremos el camino para volver a empezar". "El pan y el trabajo que recibimos juntos y que compartimos hacen a nuestra dignidad, como personas y como Nación. Puede costar más o menos lucha recuperarlos para todos. A veces hay que exigirlos, a veces pedirlos, y compartirlos siempre... Pero con la conciencia de que no es limosna, es justicia." El cardenal afirmó que "todo don y toda justicia vienen primero de las manos de Dios antes que de ningún hombre, antes que de la mano dura o blanda de ningún gobierno, antes que de la mano invisible de ningún sistema económico". Al concluir la celebración Bergoglio recorrió gran parte de la fila de los que esperaban para entrar en el santuario. En casi dos horas saludó uno a uno a los fieles que le tendían rosarios, estampitas y las llaves de su casa pidiendo la bendición. (La Nación)

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