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CAUSA ABIERTA

El cardenal que respaldó el golpe en Honduras es despreciado por el Vaticano

El cardenal que respaldó el golpe en Honduras es despreciado por el Vaticano

Se trata de Oscar Rodríguez Maradiaga. Desde el Vaticano condenaron su decisión y quedó descartado para reemplazar en un futuro a Benedicto XVI. Había sido un fuerte candidato papable en el Cónclave que eligió al sucesor de Juan Pablo II. Son muchos los que en Roma están sorprendidos y amargados con la posición golpista de la Iglesia de Honduras, inspirada nada menos que por su líder, el cardenal Oscar Rodríguez Maradiaga (66) salesiano, que tantas esperanzas suscitó entre los católicos latinoamericanos, norteamericanos y europeos por su abierta sensibilidad social, que lo llevó a la presidencia de Caritas Internacional,c argo que aún ostenta. Considerado un papable ya en el Cónclave de abril 2005 en el que fue elegido Papa Benedicto XVI, con su gesto lamentable el cardenal ha perdido todas las posibilidades que aun se le adjudicaban como sucesor del actual pontífice y se ha ganado un merecido desprestigio entre los mismos que con él y sus posturas sociales se entusiasmaban. Así, renace un fantasma que se creía desaparecido: la realista leyenda negra de la complicidad de una parte importante de la Iglesia Católica con las dictaduras militares latinoamericanas y las represiones salvajes. Releyendo despachos de agencias noticiosas y de diarios de la región de los últimos meses se advierte el apoyo de la Iglesia hondureña a la oposición y su decisión pública de contrastar al presidente Zelaya. El cardenal Rodríguez Maradiaga, uno de los más conocidos purpurados latinoamericanos, con vastos contactos en todos los niveles de la Curia de Roma, ha hecho algo más que apoyar a los sediciosos militares y civiles. Es un inspirador moral de los golpistas, a los que ha brindado una cobertura que los refuerza y que contribuye aún más a dañar la causa democrática en América Latina, donde los golpes de Estado parecían a muchos un anacronismo superado. En la declaración de la Iglesia hondureña que leyó el sábado el cardenal Rodríguez Maradiaga se ataca al presidente depuesto Manuel Zelaya, a la OEA y a los gobiernos latinoamericanos que apoyan la línea dura democrática con los golpistas. Pero en ningún momento se toman distancias de la aventura golpista. Incluso, se cree que el cardenal hondureño estuvo involucrado con la fase conspirativa del golpe de Estado, que dio el aval a la acción antidemocrática y que prometió una declaración pública como la que leyó el sábado en nombre de todo el cuerpo episcopal.

1 comentario

Mario Ardon Mejia -

Jerarquía de la Iglesia Católica de Honduras sigue graníticamente unida a los golpistas

Por: Mario Ardón Mejía

A 40 días de lucha y sufrimiento del pueblo hondureños en las calles de pueblos y ciudades y ante la despiadada represión del ejercito y de la policía, el señor sacerdote darwin andino segundo a bordo en la cúpula de la cúpula reaccionaria de la iglesia católica hondureña, se ha manifestado en los peores términos de irrespeto a la vida, al menospreciar las vidas de los hondureños que vienen siendo victimas mortales de la represión militar y policial. Jamás, ni en los tiempos de los años ochentas tuvimos dentro de la iglesia católica una jerarquía tan irrespetuosa de la vida. Esto en vez de amedrentar al pueblo hondureño, mas bien, lo pone en predisposición de la peligrosidad de una jerarquía eclesiástica partidaria de la represión y del uso de armas mortales contra el propio pueblo del que se manifiestan ser luz y guía, pero con estas actitudes y declaraciones, este pueblo preferirá caminar fuera de la fé profesada por estos farsantes de la divinidad.

A estas alturas el Pueblo Hondureño ya se ha enterado de sus verdaderos enemigos (sacerdotes y jerarcas de la iglesia católica, militares y policías golpistas, empresarios de familias de ascendencia extrajera que con su apoyo y financiamiento del golpe, quisieron hacer de nuestro país una propiedad solo de ellos). Con ello también se están llevando llevando de encuentro la profunda y manifiesta voluntad histórica de los hondureños de construir una patria común para todos y no para unos pocos que siempre han desestimado y subestimado a un pueblo noble y generoso.