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CAUSA ABIERTA

Red Bull, con un pie afuera de la Fórmula 1 tras desencuentros y conflictos

Red Bull, con un pie afuera de la Fórmula 1 tras desencuentros y conflictos

La casa austríaca ha gastado muchísimo dinero en la F-1, primero como auspiciador y luego como constructor. La enorme cantidad de victorias y los cuatro títulos de Sebastian Vettel le dieron prestigio y fama, y expandieron el valor de su marca con incluso mayor fuerza que Benetton, cuando la casa textil italiana hizo lo mismo veinte años antes. Pero todo eso está a punto de terminar y de la manera más penosa posible.

Hay tres personajes que son claves en esta historia. El dueño de la fábrica de refrescos energéticos, Dietrich Mateschitz, su asesor y mano derecha Helmut Marko, y el jefe de equipo, Christian Horner.

Mateschitz es un hombre firme y de convicciones intensas. Y está viendo que Red Bull está apenas peleando el acceso a un podio ocasional, y teniendo a veces dificultades para llegar entre los diez primeros. Eso, gastando lo mismo que gastaba hace pocos años, cuando dominaba todas las carreras. Y eso no le gusta.

Marko, su asesor, comparte su fuerza y dureza en las ideas. Ambos tienen sus buenos años y no están dispuestos a invertir en aventuras que tomen mucho tiempo en germinar. Horner, en cambio, es un cuarentón pragmático, mucho más activo y preocupado del futuro del equipo que ayudó a convertir en un campeón admirado por toda la F-1. Pero ahora Horner se ve abatido, con un modo muy sombrío, que abre de veras la puerta a que la F-1 en 2016 no tenga ni a Red Bull ni a Toro Rosso en la grilla.

¿Cómo llegamos a esto?

Este año la relación con Renault ha sido muy, muy mala. Red Bull no supo manejar la decepción producida por la falta de rendimiento del motor francés, que este año ha sido superado no solo por Mercedes sino también por Ferrari, y a principios de temporada el equipo emitió comentarios durísimos sobre su socio técnico, que recibieron suave pero clara respuesta desde París: “cuando ganamos, es porque el chasis es bueno, y cuando perdemos es porque el motor es malo. Aquí se gana juntos y se pierde juntos”.

Aunque el acuerdo vencía en 2016, el mismo Carlos Ghosn (jefe máximo de Renault a nivel mundial) confirmó que estaban negociando para poner fin de común acuerdo al contrato, ya que seguir trabajando juntos “era algo que no podíamos seguirle haciendo a toda nuestra gente”. Un final muy agrio para una combinación exitosísima, con cuatro títulos mundiales y casi cuarenta victorias juntos.

Horner trató de conseguir entonces motores Mercedes para 2016. Y aunque originalmente la Junta Directiva de Daimler Benz había aprobado la idea, el equipo (encabezado por Toto Wolff, Niki Lauda y el mismo Lewis Hamilton) los hizo desistir pues no había ningún beneficio económico y muchos riesgos deportivos en darle un motor así a un equipo capaz de hacer autos que dominen la categoría. Además, el misterioso pero conocido rechazo de Mateschitz a todo lo que huela a Mercedes dejó en cero cualquier opción.

La siguiente chance es Ferrari, pero las exigencias de Mateschitz y Marko tienen muy molestos a los italianos. No solo están pidiendo motores para Red Bull y Toro Rosso durante uno o dos años, como transición entre Renault y otro motorista futuro con quien aliarse, sino que directamente exigieron el mismo motor que el equipo oficial, indicando que si les daban un motor menos potente que el de Vettel y Raikkonen simplemente dejarían la categoría.

A este paso ya no quedan más opciones. La alternativa de vender el equipo a Volkswagen para tener un motor Audi se acabó con el escándalo de VW en Estados Unidos, y el único otro motor que queda es el Honda, que tiene acuerdo de exclusividad con McLaren pero además es (por ahora) mucho más malo que el Renault que actualmente equipan.

Esa es la situación que tiene a Red Bull y Toro Rosso con un pie fuera de la F-1. Habrá que esperar y ver qué ocurre en las próximas semanas.
Emol

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