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CAUSA ABIERTA

El mayordomo de Donald Trump revela las manías del magnate

El mayordomo de Donald Trump revela las manías del magnate

¿Alguna vez te has preguntado cómo es Donald Trump en realidad, es decir, en su casa? ¿No?

Anthony Senecal es mayordomo de Trump desde hace mucho tiempo en la finca Mar-a-Lago situada en Palm Beach, Florida. Lo conoce mejor que prácticamente cualquier persona.

“Es fácil darse cuenta cuando el rey está aquí”, dijo Senecal al New York Times para un perfil (“Un rey en su castillo: cómo vive Donald Trump”) que el diario publicó el martes.

Senecal tiene 74 años y ha trabajado cerca de 60 en esta finca con 118 habitaciones. Pues bien, ha revelado algunas rarezas poco conocidas del candidato favorito del Partido Republicano. Estas son algunas:

A Trump le gusta la carne bien hecha, tan cocinada que quede “dura como una piedra”.

“El señor Trump insiste en arreglarse él mismo el pelo, a pesar de que en las instalaciones hay una peluquería”.

Senecal una vez contrató a un trompetista para que tocase “Hail to the Chief” (Saludos al jefe) a la llegada de Trump en su limusina, tras recibir un aviso desde su avión privado, justo antes de aterrizar, en el que le decían que el magnate estaba de mal humor”.

Los miembros que conforman el personal de Mar-a-Lago han descubierto la forma de identificar si Trump está de mal humor: fijarse en el color de su gorra: “Los empleados se han dado cuenta de que si la gorra es blanca, el jefe está de buen humor, mientras que si es roja, es mejor mantenerse alejados de él”.

Cuando está de buen humor, a veces Trump saca billetes de 100 dólares del fajo que suele llevar en el bolsillo y se los da a los trabajadores de mantenimiento”.

“Rara vez se ve al señor Trump en traje de baño, por ejemplo, y no le gusta nadar”.

Tras la compra de la finca por parte del magnate inmobiliario en 1985, convirtió la biblioteca en un bar y colgó en la pared un retrato suyo en el que aparece con un jersey de tenis blanco.

“He estado en otras casas de Palm Beach que tienen exactamente el mismo cuadro”, dijo Senecal. “Solo cambiaba el rostro”.

Senecal intentó jubilarse en 2009, pero Trump no quiso. En su lugar le dio el puesto de “una especie de historiador oficioso” de Mar-a-Lago:

“Tony, jubilarse es extinguirse”, esto le dijo Trump. “Te veré la próxima temporada”.

A pesar de que Trump “se enorgullece claramente de su habilidad para jugar al golf”, Senecal alguna vez ha tenido que mentir a su jefe cuando este le preguntaba la distancia a la que tenía que golpear la pelota:

“Tony, ¿a qué distancia está?”, podría haber preguntado Trump.
“Está como a 275 yardas”, habría respondido Senecal, aunque aseguraba que la distancia era de 225 yardas.
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