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CAUSA ABIERTA

La Casa de los Chascos dice adiós en Ejido

La Casa de los Chascos dice adiós en Ejido

Su propietario, Juan José Constanzo dialogó con LA REPÚBLICA en su último día de trabajo.

“Podemos decir que la Casa en Ejido muere hoy, pero será para abrirse a otra nueva vida, como la que pienso que tendré yo desde ahora”.

“Me retiro de la actividad, y el comercio será traspasado a un pariente que lo instalará en otro lugar físico. Agradezco de todo corazón a mi país, a mis clientes y amigos de tantos años que han colaborado conmigo y me han permitido vivir tantos años de esta actividad”.

El comercio, que fue fundado en 1946 como una casa de artículos para bebés y juguetería, forma parte del paisaje montevideano, algo escondido entre los edificios y comercios de la zona, pero fácil de ubicar cuando queremos encontrar un truco de magia o gastar una broma a algún amigo.

“Empecé trabajando como cadete en 1951, cuando la casa pertenecía a un pariente”, cuenta Constanzo.

“En 1971 pasé a ser el dueño y ahí comenzó a llamarse La casa de los chascos; antes era comercio de artículos para bebés y juguetería. Siempre viví de este trabajo, aunque en paralelo tenía otra empresa en la que fabricábamos los Juegos de química, El financista, los fuertes para los soldaditos, y toda una línea de juguetería que, una vez que empezaron a entrar productos importados, tuvimos que abandonar”, explica.

“Tengo 79 años y quiero retirarme, quiero irme a vivir tranquilo, sin horario, sin sobresaltos. Ya es hora de retirarme; mis nietos me han ayudado todos estos años pero ninguno se dedicará al comercio. En este rubro específico trabajamos todo el año, con buenas temporadas, con mejores otras, con altibajos a veces, pero siempre hemos tenido trabajo y clientela fiel”.

“El uruguayo, aunque lo disimule, por timidez tal vez, tiene un humor sano y aquí encontró siempre lo que buscaba”. La familia y los amigos fueron siempre los destinatarios de las bromas que Constanzo atesoró por tantos años en su comercio.

Las bromas más requeridas fueron siempre los cubos de hielo de acrílico con insectos en su interior, las chapitas que al lanzarse contra el suelo simulan el sonido de un vidrio al romperse y el explosivo para cigarros, tal vez útil para quienes no pueden abandonar el vicio.

El nombre de La casa de los Chascos será traspasado a otro pariente de Constanzo, tal como él lo recibió en el pasado, y seguramente será instalada en otro lugar de la ciudad.

Según Constanzo el secreto de tantos años al frente de este negocio se lo debe a la relación que siempre entabló con cada uno de sus clientes. “Primero es un potencial comprador que entra al negocio, pero luego, es un amigo; si uno solo se concentra en realizar la venta, la persona no vuelve”.

Será un consejo a tener en cuenta…

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