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CAUSA ABIERTA

Las uvas de la suerte también se jubilan

Las uvas de la suerte también se jubilan

Las uvas de la suerte parece que, poco a poco, llevan camino de desaparecer, mediante las ideas que cada Nochevieja hacen que, con el fin de promocionar productos locales, se despida el año con gambas o frambuesas, e incluso se hagan "ensayos generales" para despedir al año la noche antes.

Se trata, sobre todo, de ser originales, y de echar mano de un producto de la economía local para aprovechar el altavoz que supone la última noche del año a la hora de promocionarlo, como en la localidad onubense de Lucena del Puerto, donde la Nochevieja la van a despedir los vecinos tomando 12 frambuesas en lugar de 12 uvas, para dar a conocer más todavía una de las estrellas indiscutibles de sus campos.

El Ayuntamiento pide, de esta forma, que los vecinos se animen a eliminar de sus mesas las tradicionales uvas para despedir el año y dar la bienvenida al nuevo, con la ayuda de algunas empresas agrícolas de la localidad que han puesto de su parte para que no falten los productos necesarios para ello.

Las frambuesas, en definitiva, no dan mayores problemas a la hora de consumirlas al ritmo de las campanadas, aunque otra idea más problemática la han sabido sacar adelante los vecinos de Isla Cristina, que este miércoles despidieron el año 2015 reunidos en el centro del pueblo y comiendo 12 gambas al son de las campanadas ficticias de fin de año.

Se trata de una idea que ha hecho extensiva a todo el pueblo la iniciativa de la familia García, a la que pertenece Mariano García, el responsable de la lonja pesquera de la localidad, que en 2012 decidió reunir a sus vecinos en esta singular iniciativa y que desde ese año ha reunido a decenas de personas en torno a la casa de la familia en la calle Doctor Fleming.

El traslado al calendario festivo local de la Navidad isleña ha hecho que se modifique en parte la fiesta, que pasó del sábado anterior a la Nochevieja al día antes del día 31.

Algo similar es tradición en Lepe desde 2006, ya que los vecinos se reúnen 28 horas antes de la Nochevieja también en la zona centro y despiden el año nuevo mediante un "ensayo general" de las campanadas organizado por el Ayuntamiento, que este año ha eliminado las uvas, para consumir "berries", un nombre bajo el cual se esconden fresas, frambuesas, moras y arándanos, también aportados por empresa de la zona.

Curiosamente, mientras en algunos pueblos onubenses se intenta innovar, en la localidad de La Redondela se recupera este año su tradición de siempre, ya que la Plaza del Concejo vuelve a tener reloj en marcha para que los vecinos se reúnan para tomar las uvas.

Su alcalde, Salvador Gómez (PSOE), no recuerda desde cuándo estaba averiado el reloj, pero sí cita la curiosa costumbre que se ha mantenido en este tiempo, ya que Pedro Mestre y su familia, dueños del chiringuito de la playa redondelera, acompañados de dos familias sevillanas que están muy implicadas con el pueblo, llevaban un coche a la plaza y por los altavoces ponían las campanas de la Puerta del Sol.

Con todo, la noche de Nochevieja tiende a ser original en todos los sentidos y lleva un lento camino hacia la jubilación la costumbre hispana de tomar las doce uvas, extendida a otros países hispanoamericanos como México, Venezuela, Bolivia o Ecuador, de la que hay muchas teorías para hablar de su génesis, aunque la más probable es la relativa a los agricultores de Alicante, que en 1909 se encontraron con una sobreproducción que solucionaron popularizando la costumbre.

Pero si se busca una alternativa dulce, prueben la de José Manuel García Bautista, colaborador del programa 'La noche más hermosa' de Canal Sur Radio, que aseguraba anoche que en su casa se comen 12 chocolatinas 'Lacasitos' al son de las campanadas, lo que, desde luego, no es un plan despreciable.
EFE

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