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CAUSA ABIERTA

Hinchas duermen en un hotel cápsula para seguir a River en Japón

Hinchas duermen en un hotel cápsula para seguir a River en Japón

Ajustados de presupuesto, varios simpatizantes de River Plate duermen en cubículos de un metro de alto, uno de ancho y 1,90 de profundidad, por un valor que oscila entre 20 y 30 dólares.

Hay otro mundo al alejarse de la concentración de River. Sakai, situado en las afueras, es una zona industrial sin el hormigueo constante de Dontobori, uno de los sitios más turísticos. Allí se mezcla la gente entre restaurantes, letreros luminosos y negocios de ropa internacional: caminan quienes están trabajando, los turistas y, por supuesto, los hinchas de River, que a medida que pasan las horas copan la ciudad donde mañana los millonarios debutarán en el Mundial de Clubes, ante Sanfrecce Hiroshima.

Con buzos, camperas, camisetas, es fácil identificarlos. Cruzaron el mundo unidos por la misma pasión, pero con diferentes presupuestos. En una esquina, un grupo de hinchas disfruta de un tour por Osaka con guías en español. Cerca, otros amigos buscan el departamento de dos ambientes que alquilaron entre diez. Cómo entrarán, ni ellos saben. Están los que fueron a lo seguro con el paquete oficial, que llegó a costar 90 mil pesos, aunque luego hubo promociones. En ese ir y venir aparecen los de bajo presupuesto, que entre malabares se adentraron en la aventura y se animan a dormir en hoteles cápsula, un tipo de alojamiento característico de Japón y que no se ve mucho en otras partes del mundo.

Aquí es muy tradicional desde que en 1977 se abrió en Osaka el primer hotel cápsula. Son edificios como si fueran hoteles, pero en lugar de habitaciones en cada piso hay largos pasillos con dos filas de cubículos de un metro de alto, un metro de ancho y 1,90 de largo, con una cama dentro, más un televisor, una botonera para manejar las luces con enchufes para cargar dispositivos y una pequeña persiana para cerrarlos.

Esas son las cápsulas, una forma económica de dormir en Japón. Una noche cuesta entre 20 y 30 dólares (3000 yenes).En general, los utilizan hombres que viven en las afueras y trabajan en el centro. Duermen aquí durante la semana. También van las mujeres, para quienes muchos de estos establecimientos ofrecen un spa: piletas de agua caliente, sauna.

Hay pisos para damas y para varones. El primer requisito para entrar es quitarse los zapatos y dejarlos en la entrada, luego poner el equipaje en un locker y, entonces, sí, adentrarse en la experiencia.Francisco Vidal tiene 24 años, estudia economía y trabaja. Cuando River ganó la Libertadores, sacó pasaje a Japón. Se endeudó hasta agosto de 2016, eligió volver el 24 de diciembre por ser más barato y su primera noche fue en una cápsula.

Colchón mullido, almohada y sábanas blancas, la posibilidad de programar una alarma. "Fue bastante mejor de lo que esperaba. No podés pararte, estás siempre sentado. No sentís que te falta el aire", cuenta Francisco, quien pagó 22 dólares en el Eco Cube Shinsaibashi.
Mariano Feldman, de 30 años, se fue de vacaciones y aprovechó para ver a River. De la platea San Martín a Japón. Llegó hace una semana y se quedará hasta enero. Vino a Osaka para el debut y se meterá en la cápsula de la Cabaña. "Paseo todo el día, es sólo para dormir. Es una experiencia también", dice a quien todavía le espera la aventura del sudeste asiático. Gastón vino desde México junto con otro amigo de Barcelona, ambos argentinos. Mientras mueven cielo y tierra para conseguir entradas, las noches las pasan en la cápsula: "Pudimos dormir, puede ser que sea un poco cerrado".

Francisco custodió celosamente sus entradas, pero descansó mejor que en un hostel. Bajó su persiana y pasó ocho horas dentro de su cubículo. "Me dijeron que fui el primer argentino en dormir ahí; en general, según ellos, vienen chinos y coreanos. Lo que sí, se mezclaban varios aromas a medida que llegaba más gente, ja", sonríe el joven, quien el 20 de diciembre, el día de la final en Yokohama, volverá a dormir en cápsula, pero esta vez junto con sus otros siete amigos.
Fuente La Nación

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