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CAUSA ABIERTA

Las mil caras de los inmigrantes en la frontera húngara

Las mil caras de los inmigrantes en la frontera húngara

En la frontera serbo-húngara, cerca de Röszke, muchos inmigrantes afirman haber huido de la guerra en Siria o Afganistán, pero muchos de los recién llegados reconocen que aprovechan la semiapertura de las fronteras europeas para huir de la miseria.

Unos paquistaníes que usan bolsas de basura negras como impermeables esperan cerca de un autobús cuyo destino desconocen. Probaron suerte, dicen, después de haber visto que otros inmigrantes habían tenido éxito.

Son originarios de Islamabad o de Lahore (norte). Dicen que sus familias los eligieron para ir a Europa con el objetivo de que les "envíen dinero" cuando encuentren trabajo "en Alemania". "En Pakistán, nada funciona, ni la electricidad, ni el agua, ni la situación económica", explica uno de ellos, Musa. "Hemos visto por televisión que otra gente ha conseguido entrar en Europa y sabemos que es demasiado complicado obtener visados", admite uno de sus compañeros, demacrado y con un viejo maletín en la mano.

Decenas de miles de inmigrantes cruzaron en las últimas semanas la frontera serbo-húngara. Su principal destino: Alemania. El flujo ha aumentado aún más desde que Berlín anunció en agosto una flexibilización de sus condiciones de acogida para los sirios.

- 'Las verdaderas víctimas' -

Aunque se han enfrentado a los mismos peligros y compartido itinerario -vía Turquía, Grecia y Serbia- se vislumbra una cierta hostilidad entre los inmigrantes de distintas nacionalidades.

"Aquí demasiada gente se está aprovechando de la situación. Y ¡qué va a ser de nosotros! las verdaderas víctimas de las guerras", se indigna Azir, un refugiado afgano. "Yo huí de Kabul porque sigue habiendo guerra", insiste, mientras su esposa coloca sobre una alfombra un pan redondo de manzana y tomate, que les servirá de comida.

Otro grupo de jóvenes sirios de la provincia de Idleb (noroeste) asegura haber huido "de la muerte", tanto del régimen de Bashar al Asad y como del grupo yihadista Estado Islámico (EI). No esconde, sin embargo, su intención de ayudar a sus familias que se quedaron en el país.

Dos de ellos afirman haber pasado poco más de un año en Turquía, con el fin de "ganar suficiente dinero" para ir a Europa. ¿Cuál es su destino? Todavía no lo saben, "quizá Finlandia", porque "allí son campeones en informática".

- '¿Cuál es el mejor país?' -

Otros sirios, de Alepo (norte), agitan pasaportes nuevos que, según ellos fueron expedidos en Damasco. Verdaderos o falsos, quién sabe. Lo cierto es que son valiosos para la obtención del estatuto de refugiado en Alemania.

Un congoleño que afirma huir "de la guerra en su país" "sigue sin saber a dónde ir". "¿Cuál es el mejor país para salir adelante? pregunta, explicando que transitó por Marruecos antes de llegar a Hungría. Un nigeriano hace la misma pregunta. Ignoran a dónde irán.

Guerra o no, la mayoría de estos inmigrantes, con el cansancio dibujado en el rostro, insiste en que se juegan la vida.

Llegan autobuses fletados por las autoridades húngaras para transportarlos a otros campamentos. Las mujeres llevan a niños envueltos en bolsas de basura para resguardarlos de la lluvia. Algunos batallan por conseguir un sitio a bordo y pierden el equilibrio, caen en el lodo de un suelo tan resbaladizo como el hielo.
AFP

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