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CAUSA ABIERTA

"Uruguay debería darme una medalla", reclama López Mena

"Uruguay debería darme una medalla", reclama López Mena

En un encuentro con El País en Buenos Aires, Juan Carlos López Mena habló de todo. Asegura que el expresidente Mujica le prometió que el gobierno le extendería la concesión de la terminal de Montevideo y que “tiene testigos” de ello.

Anticipa que el proyecto Alas U será otra sangría millonaria para el Estado y asegura que vendió su aerolínea BQB porque le “cambiaron las reglas de juego”, elevando en 50% sus costos operativos. Dice que la terminal de Colonia es “una vergüenza” y que la inseguridad en Uruguay está conspirando contra el turismo. También señala que la IMM transformó en “imposible” la proyectada terminal en Capurro.

—A fines de setiembre termina la concesión de la terminal del puerto de Montevideo, que lleva 20 años. ¿Qué piensa hacer?

—Estamos esperando la última palabra y tenemos cierta esperanza de que realmente podamos seguir siendo el concesionario donde estamos, haciendo algunas obras más para que todo el andamiaje de los nuevos buques pueda funcionar exitosamente. También presentamos ideas para hacer una terminal nueva en otro lugar, ya con un plazo más largo.

—¿Esa terminal es la de Capurro? Porque ese proyecto se manejó hace un par de años pero después no se habló más.

—Puede ser Capurro u otra ubicación que estamos estudiando. En el caso de Capurro, nosotros compramos las propiedades, hicimos una inversión de casi US$ 3 millones. Pero después, como hay una serie de consorcistas (son unas siete propiedades), la Intendencia de Montevideo tomó una consultora para hacer una calle sobre el agua, un paseo; eso sale unos US$ 57 millones. Los números no le cierran a nadie, a ninguno de los propietarios de todas esas propiedades. No hay nada que pueda amortizar toda esa inversión más lo que hay que construir sobre los terrenos, propiedad de toda esta gente.

—¿Va a cambiar el proyecto?

—Cuando compramos esas propiedades no estaba ese proyecto. La empresa compró tierras sobre la bahía y desarrolló lo que se llama Proyecto Cinta de Borde Bella Vista Capurro, en el cual se dice que lo que compró Buquebus y otros (entre los que están González Conde y Campiglia) debe quedar para paseo público, ganando el mismo espacio al mar. Y la Intendencia no ponía recursos financieros, lo tenían que hacer los privados.

Digamos que hay que hacer una inversión en cosas que tiene que hacer el Estado: la calle, obras sanitarias, la energía eléctrica. Y eso, en una extensión de todas esas propiedades sobre el agua sale unos US$ 57 millones, de acuerdo a un presupuesto que la Intendencia hizo con una compañía. Eso cayó como un balde de agua fría en todo este proyecto, porque nosotros tenemos que invertir en un hotel ahí, en un centro de convenciones, y después en la terminal que va sobre el agua. El puerto solamente nos hacía el canal de acceso, que son 600 o 700 metros. Estábamos decididos a hacerlo y seguimos decididos a hacerlo hoy mismo, pero si cambian las condiciones. Y si no, nos quedamos donde estamos en el puerto de Montevideo y hacemos las inversiones que hacen falta, que serán de unos US$ 5,5 millones. Buquebus es una empresa que trabaja sobre el agua pero también tiene las terminales como nexos para complementar el servicio. Entonces, no puede haber una administración separada del interés principal, porque se corre el riesgo de hacer fracasar todo el proyecto. Un gasto que significa alrededor del 10 o 15% del total, puede hacer fracasar el 85 o el 90% de la inversión.

—Muy poco antes de dejar el gobierno, Mujica ya anticipó que no se renovaría la concesión a Buquebus.

—Mujica me dio su palabra y me dijo que había habido un error. Hay testigos. Me dijo que me quedara tranquilo, que me iba a ampliar la concesión.

—¿Por diez años?

—Por lo que sea. En Inglaterra y en otros lados del mundo, como en Asia, las terminales no tienen plazo de vencimiento. Cuando uno hace una empresa, no la hace para 10 años, ni para 20 ni para 30. En Inglaterra hay una compañía de ferrys que funciona hace 160 años. Es un absurdo que el Estado ponga a las concesiones de servicios de transporte fechas de culminación.

Yo creo que, de alguna manera, a una empresa que invirtió casi US$ 400 millones en 30 años, sin querer hacerlo, el Estado nos está desanimando a seguir invirtiendo; no solamente en Buquebus y sus terminales. En esta terminal (Puerto Madero) vamos a invertir alrededor de US$ 30 millones. ¿Por qué lo hacemos? Porque es prácticamente la principal esquina de Buenos Aires. Y dentro de pocos días va a haber carteles que digan: Colonia-Montevideo-Punta del Este. Será una terminal especialmente proyectada para ir a Uruguay.

—En el caso de que la terminal se licitara, ¿existen oferentes en la región con el know how que tiene Buquebus y a los que les pueda interesar como negocio?

—Bueno, sería absurdo, porque todo lo que recaudan las terminales es para el Estado. Ninguna empresa va a invertir dinero en una terminal si toda la ganancia se la tiene que dar al Estado. Buquebus le paga al Estado un canon por el arrendamiento de la terminal. Paga el 100% de los costos que tiene y que incluyen limpieza, seguridad y mantenimiento. Pero la tasa de embarque se la queda la ANP; o sea que la terminal no es un negocio en sí mismo.

—¿Ya ha hablado del tema con Tabaré Vázquez, con quien tiene un vínculo personal?

—No he hablado personalmente, pero presenté un petitorio y veré qué pasa. Es un petitorio de proyecto y de argumentación. Pero es muy importante que el Estado tome conciencia que yo, también como presidente de la Cámara de Comercio Argentino-Uruguaya, me he cansado de llevar inversores a Uruguay. Muchísimos de ellos han invertido en proyectos muy importantes. Yo también hice un proyecto (la industria de productos lácteos Talar en Maldonado) en el que sigue la inversión, a pesar de la crisis lechera que hay en Uruguay y en todas partes. Con esto quiero decir que al emprendedor que invierte constantemente en Uruguay el Estado no tiene que ayudarlo, pero tampoco tiene que desanimarlo. Son malas señales y los empresarios son gente que siempre mira el mañana, no mira el ayer; el ayer ya pasó.

—¿Qué pasó con BQB que vendió recientemente a la compañía Amaszonas? Usted había logrado acceder a las líneas que dejó la desaparecida Pluna. ¿Ni así le cerraba el negocio?

—Sí, pero eran líneas muy limitadas. Solamente me dieron dos frecuencias diarias a Buenos Aires, que no es rentable. Y después trajimos un Airbus 319, un avión prácticamente nuevo, y lo tuvieron seis meses parado en el aeropuerto. Se lo alquilamos directamente a la fábrica Airbus y nos hicieron perder millones de dólares. Después también estuvieron las señales que dio el gobierno, de tener una cooperativa totalmente subsidiada y financiada por el Estado. Yo no voy a estar compitiendo con una empresa totalmente subsidiada por el Estado. Vos no podés esperar que te vengan a matar, es mejor irte antes que te maten.

—Comentó hace poco que ninguna línea aérea es viable en Uruguay. ¿Por qué piensa eso?

—Las nuevas normas que ha puesto la Dinacia (Dirección Nacional de Aviación Civil e Infraestructura Aeronáutica) han encarecido los costos operativos aproximadamente en un 50%, cuando (el grupo aéreo) LATAM, Aerolíneas Argentinas, ni Brasil, ni Chile han puesto esas normas. Entonces, generan una competencia desleal. Yo tengo que tener mucho más personal operativo que LAN; más repuestos en cada aeropuerto que no los tienen ni LAN, ni Aerolíneas Argentinas, ni TAM, ni cualquier compañía regional. Eso nos llevó a aumentar mucho los costos y también te trae desánimo, porque te cambia las reglas de juego sobre la marcha.

Consultado sobre si cree que el episodio de Pluna y el aval por el remate de los aviones entorpecieron las negociaciones que tiene con el gobierno y su imagen como empresario, López Mena indicó que "si el Estado se fijara solamente en el juzgado, adonde fui una sola vez como testigo, y ve todas las pruebas que desgraciadamente la prensa no ha reflejado bien, realmente debería darme una medalla".

Cuando se lo interroga sobre qué fue lo que la prensa tergiversó, contesta escuetamente "los titulares, cosas que dijo", para luego salir airoso en la respuesta: "Ya ni me acuerdo, realmente, porque siempre pienso en el futuro; si pasó, pasó". López Mena dice que no le interesa invertir en un puerto para llevar sus barcos a Punta del Este y tampoco regresar a Piriápolis, donde la terminal "quedó chica".

"Hay que reafirmar Montevideo, terminar de arreglar Colonia que es una vergüenza como está. En Colonia faltan parte de las mangas, la gente que va en auto casi no puede salir del puerto porque tocan los coches abajo. Está lleno de pozos, no está techada la parte en la que se revisa a los pasajeros en la Aduana… Si alguien se quiere hacer cargo de algo, tiene que hacerlo bien, porque si lo hace mal arruina al otro que invirtió decenas y centenas de millones", señala. López Mena invirtió US$ 2 millones en un proyecto para el puerto de Colonia que entregó a la Administración Nacional de Puertos, pero éste "fue desestimado" por las autoridades.

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