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CAUSA ABIERTA

El "heredero" Aquino jura combatir la pobreza y la corrupción en Filipinas

El "heredero" Aquino jura combatir la pobreza y la corrupción en Filipinas

Benigno Aquino, heredero de una poderosa dinastía política, asumió hoy la presidencia de Filipinas con el desafío de reducir la pobreza, luchar contra la corrupción y poner fin a la violencia que afecta a amplias zonas del país. Al estilo del presidente estadounidense Barack Obama, Benigno Simeon Cojuangco Aquino III, de 50 años y soltero, trufó su discurso de referencias al cambio, a la unidad, a la proximidad con el ciudadano de a pie y a los sueños de la sociedad. "Todos somos parte de una nación que puede empezar a soñar de nuevo", declaró Noynoy, el apodo popular del nuevo mandatario, ante los 600.000 simpatizantes que siguieron la ceremonia en un parque céntrico de Manila, donde se adoptaron estrictas medidas de seguridad por temor a ataques por parte de insurgentes comunistas o grupos terroristas islámicos. El decimoquinto presidente de la Historia de Filipinas, vestido con el tradicional 'barong', no desveló las políticas concretas que empleará para conseguir sus objetivos, pero aseguró que se dedicará a "servir al ciudadano y no a mandar sobre él", en una referencia velada a su antecesora en el cargo, Gloria Macapagal Arroyo. Aquino, del Partido Liberal, recordó su lema electoral, "Sin corrupción no hay pobreza", y destacó que la frase "ya no es un eslogan para los carteles sino el principio que servirá de fundamento" para su Gobierno.
La pobreza y la corrupción empeoraron durante los nueve años que gobernó Arroyo en medio de escándalos de supuesta corrupción, tanto en el Gobierno como en su entorno familiar, según informes de entidades como Transparency International.
Aquino reiteró su promesa de crear una Comisión de la verdad para que investigue las supuestas irregularidades de la anterior administración.
"A quienes hablan de reconciliación, si eso significa que les gustaría que nos olvidáramos de los errores que han cometido en el pasado, les decimos que no puede haber reconciliación sin justicia", afirmó Noynoy.
El nuevo jefe de Estado también se comprometió a continuar el legado de sus padres: Benigno Aquino, asesinado por la dictadura de Ferdinand Marcos en 1983, y Corazón Cojuangco, la primera presidenta del país tras el restablecimiento de la democracia, en 1986.
"Mi padre ofreció su vida para que nuestra democracia pudiera vivir y mi madre dedicó su vida a cuidar de esa democracia. Yo dedicaré mi vida a que nuestra democracia alcance todo su potencial y asegure la igualdad de todos", prometió Aquino.
Destacó entre sus prioridades volver a convertir Filipinas en un lugar atractivo para la inversión extranjera y reformar la Policía y el Ejército para acabar con la violencia y la cultura de la impunidad, en vez de "para servir los intereses de aquellos que quieren abusar del poder con impunidad".
También envió un mensaje de confianza a las clases más desfavorecidas, en un país en el que el 25 por ciento de los 93 millones de habitantes pasa hambre.
Pese a que la economía ha crecido una media del 4,5 por ciento durante los últimos años, varios informes apuntan a que se amplió la brecha entre ricos y pobres, por lo que Aquino se comprometió a crear empleos y ayudar a los agricultores, uno de los colectivos más castigados.
El nuevo Gabinete incluye "una mezcla de nuevas y viejas caras", según sus propias palabras, e incluye a varios ministros que dimitieron en 2005, con el escándalo de presunto fraude electoral en el que se vio envuelta Arroyo.
Aquino, que se despidió formalmente de su antecesora poco antes de su toma de posesión, mantuvo hoy la primera reunión ministerial apenas unos minutos después de la ceremonia.
A la sesión de investidura acudieron representantes gubernamentales de 81 Estados.

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