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CAUSA ABIERTA

Murió la leyenda de los puros en Cuba

Murió la leyenda de los puros en Cuba

El fabricante de puros más famoso de la isla tenía 91 años. Robaina, la única persona en el país que tenía una marca de habanos con su nombre, había sido un embajador itinerante de la industria tabaquera. Si la rentable industria de los habanos, gestionada por el Estado, tenía una cara en Cuba, esa era la de Alejandro Robaina. Y era una cara igual a la que tenía este venerable caballero, bronceada y llena de arrugas profundas, como sus preciadas hojas secas de tabaco. Aunque durante su vida conoció a reyes, monarcas y personas famosas, este hombre modesto se encontraba más cómodo recibiendo a sus visitantes en su pequeño latifundio de Vuelta Abajo, en la región más famosa de Cuba por el cultivo de tabaco, situada al oeste del país. Allí es dónde enseñaría a la gente cómo cultivar sus plantas, de cualidad legendaria, cubriéndolas de la ardiente mirada del sol cubano con trapos y velos de algodón. Entonces ¿cuál era su secreto? "Tienes que amar la tierra", contestaría.
"Y cuando el tabaco crezca, -diría-, comenzará a hablarte y a decirte lo que necesita. Sólo tienes que escuchar".

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