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CAUSA ABIERTA

"No importa que ese disco haya sido robado a Suiza, igual lo quiero..."

"No importa que ese disco haya sido robado a Suiza, igual lo quiero..."

Todos los gobiernos europeos coinciden en que robar un banco es ilegal, pero en las últimas semanas varios han sentido la tentación de adquirir un preciado botín hurtado de la banca suiza.
Se trata de un disco con información sobre cientos de cuentas bancarias de ciudadanos europeos en Suiza, considerados potenciales evasores de impuestos en sus respectivos países.
Alemania, Austria, Bélgica, Holanda y el Reino Unido se han mostrado dispuestos a comprar o acceder a los datos extraídos ilegalmente de Suiza por un informante, aunque eso les implique un problema con el país alpino.
La atracción europea por el disco pudo haber aumentado esta semana, cuando las autoridades alemanas dijeron que, tras la decisión de pagar por los datos, más de 3.000 evasores se presentaron para regularizar su situación y evitar castigos.
Sin embargo, la información robada ha planteado un dilema ético sobre los límites que tienen los gobiernos para combatir la fuga de fondos de sus debilitados cofres.
"Las arcas públicas están tan vacías que cada uno utiliza todos los medios posibles para llenarlas un poco", dijo Juergen Donges, director del Instituto de Política Económica de la Universidad de Colonia.
"Se trata de (definir) cuál es el método adecuado para perseguir el fraude fiscal", agregó Donges, ex miembro del Consejo Alemán de Expertos Económicos, en diálogo con BBC Mundo.
"Todo lo posible"
El disco de la disputa contiene datos sobre 1.500 cuentas bancarias en Suiza de personas que, se sospecha, pueden haber eludido sus obligaciones con el fisco alemán o de otros países.
La información fue ofrecida al gobierno alemán por un individuo que trabajó para un banco suizo, según medios de ese país, y podría permitirle al fisco recuperar impuestos por hasta US$500 millones.
El ministro alemán de Finanzas, Wolfang Schäuble, anunció a comienzos de mes que había autorizado el pago de una suma equivalente a US$ 3,5 millones por el disco.
La polémica decisión fue respaldada por la canciller alemana, Angela Merkel, quien dijo estar dispuesta a hacer "todo lo posible" para combatir la evasión fiscal.
Sin embargo, la decisión fue cuestionada incluso por miembros del gobierno y del partido Demócrata Cristiano (CDU) de Merkel.
El fin y los medios
El principal rechazo a la compra del disco surgió desde Suiza, donde Albert Heer, líder de una asociación de contribuyentes, amenazó el fin de semana con revelar datos de funcionarios alemanes con cuentas en el país.
Pero la molestia suiza parece lejos de mermar el interés de otros países europeos por el contenido del disco.
La polémica no es nueva.
Hace dos años Alemania compró por US$7 millones información sobre contribuyentes que evadían impuestos con dinero depositado en Liechtenstein.
En diciembre, Francia justificó el uso de datos robados por un experto en informática del banco HSBC en Ginebra para perseguir evasores fiscales. Tras una disputa pública, el gobierno francés llegó a un acuerdo con el suizo.
Pero muchos creen que el robo de información bancaria ahora puede verse estimulado por el combate a los paraísos fiscales declarado por los países más poderosos en medio de la crisis económica.
"Esto ha dado unos incentivos a personas en los bancos, que yo los llamo sinvergüenzas, que se ponen a robar datos y los ofrecen al mejor postor", dijo Donges, que rechaza que los gobiernos paguen por el material.
"El gobierno no puede actuar como un reducidor", opinó Bjoern van Roye, otro economista alemán. "Debe mantener su credibilidad y adaptarse a la ley alemana como tienen que hacerlo los individuos".
Pero Gonçal Mayos, profesor de filosofía contemporánea y política en la Universidad de Barcelona, opinó que la compra gubernamental de datos robados puede justificarse si se hace con control judicial y parlamentario.
"En este caso tenemos un fin absolutamente legítimo, que es detectar corrupción y evasión de impuestos", dijo Mayos a BBC Mundo. "Es lo que hemos llamado siempre maquiavelismo: ¿los fines justifican los medios?".

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