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CAUSA ABIERTA

El Candombe se apoderó del carnaval uruguayo

El Candombe se apoderó del carnaval uruguayo

La amenaza de lluvia no logró achicar el ánimo de los cerca de 30.000 montevideanos y turistas que, atraídos por los ritmos del candombe, salieron en la noche de ayer hasta la madrugada de hoy a las calles de Montevideo para disfrutar del desfile de Llamadas, la fiesta más popular del carnaval uruguayo. Las comparsas llenaron de vivos colores las calles de la zona sur de la ciudad en la primera jornada de la conocida como "fiesta del tambor", importada hace más de dos siglos por los esclavos africanos que fueron traídos a la capital de Uruguay.
Los espectadores, agolpados a lo largo del kilómetro y medio de recorrido, se entregaron por completo al candombe, máximo protagonista de la fiesta, especialmente este año, en el que ha sido declarado por la Unesco Patrimonio Intangible de la Humanidad.
Las primeras 19 agrupaciones de Negros y Lubolos (blancos pintados de negro) que participaron en el desfile atravesaron los barrios Sur y Palermo de Montevideo, donde tradicionalmente se afincaron los descendientes de los esclavos.
Otras 19 lo harán esta noche, en el cierre de las Llamadas, que no se darán por acabadas hasta que se anuncie, a altas horas de la madrugada del sábado, a los ganadores del desfile.
"El grupo ganador se lleva 87.100 pesos (unos 4.365 dólares), pero en cualquier caso, para los que amamos el carnaval, no es una frase hecha la que dice que el mayor premio es el aplauso y el entusiasmo del público", señaló a Efe el presidente del jurado del Carnaval, Jorge Morandeira.
La figuras que abrieron la marcha de cada grupo fueron, como es tradicional, los portabanderas y portaestandartes, los encargados de lucir los colores de su comparsa.
Detrás de ellos, desfilaron el cuerpo de bailarines y los personajes típicos de la fiesta: los escoberos (malabaristas), las vedetes, y el Gramillero, el componente más viejo del clan que, al ritmo de los tambores, se encarga de seducir a la Mama Vieja.
Estas figuras representan una "sátira del lugar que ocupaban los esclavos africanos", explicó Morandeira, quien apuntó que el jurado mira con atención detalles como que personajes como el del Gramillero insinúe en su vestimenta su doble oficio de criado y brujo.
Con el candombe como alma de la celebración, las "cuerdas" o grupos de tambores se encargaron sin pausa de su ejecución en las largas horas que duró el desfile.
Los cerca de 70 integrantes de cada "cuerda" hicieron resonar el instrumento en sus diversas variedades: el chico, el repique, el piano y el bombo, provocando que vibrara hasta la vereda.
En cualquier caso, las que de verdad coparon la atención de los presentes fueron las bailarinas y vedetes que, vestidas con unos espectaculares y provocativos trajes, alardearon de unos imposibles contoneos de cadera que más de un espectador intentó imitar.
La expectación por las Llamadas es tal que, agotadas las entradas para poder verlo desde la calle, muchos fueron los entusiastas que se hicieron con un asiento en las decenas de balcones y terrazas particulares que, para la ocasión, sus dueños ofrecieron alquilar al público como lo hacen año a año.
Avanzado el desfile, empezó a ser imposible dejarse llevar por los tambores, que llamaban hoy, como lo hicieron hace siglos, a la libertad que emanan el baile, la alegría y el festejo.

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