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CAUSA ABIERTA

Una mujer australiana afirma que una monja, futura santa, le curó de un cáncer

Una mujer australiana afirma que una monja, futura santa, le curó de un cáncer

Una mujer australiana afirmó hoy que fue la beneficiaria del segundo milagro por intercesión de la monja Mary MacKillop, beatificada por el Vaticano y firme aspirante a convertirse en la primera santa de su país. Kathleen Evans, de 66 años, reveló en una conferencia de prensa que MacKillop le curó en 1993 del cáncer de pulmón y cerebro que padecía y debido a los cuales le habían dado apenas unos meses de vida.
Tras el sombrío diagnóstico, Evans se hizo con un trozo de un vestido y una imagen de la religiosa y rezó constantemente junto a su familia.
Diez meses después, ambos tumores habían desaparecido.
"El médico (que llevó a cabo las pruebas) me preguntó a qué tratamiento me había sometido y dije que probablemente no se lo creería", explicó Evans.
Hace un mes, el Vaticano anunció que el Papa Benedicto XVI había firmado un decreto que certificaba dos milagros por intercesión de MacKillop, el último paso antes de llegar a la santidad católica, pero no reveló los detalles del segundo hecho milagroso.
La Santa Sede confirmó en 1993 el primer milagro de la monja australiana, la curación en 1961 de una mujer que sufría leucemia, razón por la que fue beatificada por el Juan Pablo II en 1995.
El año pasado, el primer ministro australiano visitó al actual pontífice para transmitirle el apoyo total de la comunidad católica australiana para la canonización de la religiosa.
Mary MacKillop, nacida en 1842 Melbourne, fue sierva de los pobres y analfabetos, y fundó la Congregación de las Hermanas de San José del Sagrado Corazón, que en el siglo XIX estableció colegios, clínicas y orfanatos para los más necesitados en la remota región australiana del Outback.
La monja, que se impuso el voto de renuncia a pertenencias personales y se volcó en ayudar a los pobres, contribuyó a expandir el catolicismo por Australia y Nueva Zelanda hasta su muerte en 1909.
Sin embargo, en muchas ocasiones se enfrentó a la jerarquía eclesiástica australiana y fue excomulgada durante tres años por incitar a la desobediencia a sus seguidores en reacción al inmovilismo de algunos obispos, que le reprochaban su protagonismo siendo mujer.

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