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CAUSA ABIERTA

Aborígenes australianos enseñan cómo apagar incendios y ganan millones de dólares

Aborígenes australianos enseñan cómo apagar incendios y ganan millones de dólares

Aborígenes australianos empezaron a utilizar el mercado de créditos de carbono con el objetivo de generar millones de dólares para sus comunidades con su conocimiento tradicional de lucha contra incendios, una experiencia que los científicos dijeron hoy puede ser aplicada en África. En los pasados tres años, aborígenes de West Arnhem, en el norte de Australia, consiguieron reducir las emisiones del territorio al equivalente de 488.000 toneladas de dióxido de carbono (CO2) gracias al uso de técnicas tradicionales para la lucha contra incendios durante la época seca.
Cada tonelada puede ser vendida en el mercado de créditos de carbono, en el que empresas, instituciones o países pueden comprar para compensar por sus emisiones, a un precio de unos 10 dólares australianos (unos 9 dólares de EE.UU.) por tonelada.
Sam Jonhston, del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de las Naciones Unidas (UNU), dijo a Efe que durante generaciones los indígenas australianos han prevenido incendios incontrolados durante la época seca austral con reducidos fuegos originados bajo control.
La práctica crea cortafuegos y una mezcla de terrenos quemados e intactos que minimiza la destrucción durante la época de incendios y aumenta la protección de la biodiversidad.
"Es literalmente luchar al fuego con fuego", dijo Jonhston.
En el caso del programa piloto de West Arnhem, conocido como WALFA, la multinacional ConocoPhillips, que opera una planta de gas natural licuado en la localidad de Puerto Darwin, comprará a los grupos aborígenes créditos que equivalen a unas 100.000 toneladas de CO2 al año.
A cambio, los aborígenes recibirán 1 millón de dólares australianos anuales durante los próximos 17 años.
El proyecto, realizado bajo los auspicios de la UNU y la Alianza de Indígenas del Norte de Australia para la Gestión de Tierra y Mar (NAILSMA, por sus siglas en inglés), está ahora siendo expandido con otras cuatro iniciativas que permitirán que los aborígenes vendan al menos 1 millón de toneladas en créditos de carbono al año.
El científico neozelandés Peter Frost explicó a Efe que el programa creará unos 200 puestos de trabajo en comunidades aborígenes, generará alrededor de 10 millones de dólares al año y es un proyecto ideal para ser exportado en las sabanas africanas donde conseguiría elevadas reducciones de emisiones de CO2.
Según los datos de UNU, la utilización del terreno y la quema de biomasa, incluidos los incendios de las sabanas, representan un 10 por ciento de las emisiones de gases con efecto invernadero de todo el mundo, y una importante cantidad de esta cifra procede de África y el norte de Australia.
El profesor Chris Justice, de la Universidad de Maryland (EE.UU.) dijo que en concreto, "el 37 por ciento de las emisiones globales de carbón procedentes de la quema de biomasa proceden de África, en gran parte de incendios en las sabanas inducidos por los seres humanos".
"El ozono a nivel de la superficie, el humo y los gases y partículas asociados crean un peligro a la salud pública durante la época de incendios", añadió Justice.
"El proyecto WALFA demuestra una forma valiosa y alternativa de ayudar a que los más pobres de África jueguen un papel en la mitigación del cambio climático y también a que desarrollen formas de vida sostenibles que encaren su principal problema, la pobreza", señaló el científico.
De momento, el Gobierno australiano ha concedido 7,8 millones de dólares a NAILSMA, que necesita 30 millones de dólares para desarrollar y administrar otros cuatro proyectos adicionales con el objetivo de crear anualmente el equivalente a más 1 millón de toneladas de carbono de créditos.
Joe Morrison, consejero delegado de NAILSMA, dijo a través de un comunicado que "muchos de los beneficios laterales de la iniciativa incluyen la protección de la biodiversidad, del patrimonio cultural y de paisajes de importancia mundial".
"Los beneficios para comunidades locales incluyen mayor empleo, la transferencia de conocimiento tradicional a las nuevas generaciones y la creación de medidas de confianza entre culturas necesarias para desarrollar turismo y otras actividades económicas sostenibles", añadió Morrison.
El rector de la UNU, Konrad Osterwalder, afirmó que "esta experiencia es el mejor ejemplo en el mundo del uso por parte de comunidades indígenas y locales del emergente mercado de carbono para desarrollar formas de vida culturalmente apropiadas".
"El valor de las lecciones aprendidas con esta experiencia es incalculable, especialmente ahora que hay miles de millones de dólares disponibles para que comunidades locales de todo el mundo puedan iniciar medidas de mitigación y adaptación al cambio climático" añadió Osterwalder.

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