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CAUSA ABIERTA

El uruguayo que hipnotizó a Hollywood

El uruguayo que hipnotizó a Hollywood

Desde Los Angeles, ayer por la tarde Federico Álvarez, de 30 años, confirmó a El País que en un año filmará en Montevideo y Buenos Aires una película de ciencia ficción de entre 30 y 40 millones de dólares.
"No va a haber robots, estoy harto de los robots", decía ayer el realizador, en tono de broma, sobre lo que planea filmar en Uruguay. Hoy, al mediodía, llegará a Montevideo. Su estadía será breve, ya que tras una meteórica carrera desde el momento en que su cortometraje de robots gigantes, Ataque de pánico fue publicado en Internet, Hollywood lo reclamó ansiosamente. Este martes firmó un contrato con la empresa productora de Sam Raimi (director de El hombre araña, Arrástrame al infierno y Diabólico, entre muchas otras) para desarrollar con total libertad una película. El presupuesto que le dieron está entre los treinta y cuarenta millones de dólares. Le ofrecieron incluso más, pero resolvió mantenerse dentro de esas cifras ya que por consejo ajeno sabía que cuanto más dinero recibe un director a partir de esas cifras, tiene menos control creativo.
Además, tiene un millón de dólares solamente para el desarrollo del proyecto. Es decir, para la escritura del guión, cosa que hará en los próximos meses, ya instalado en Los Angeles. El contrato con la productora, considerado como el mayor que se ha firmado con un director debutante (tanto estadounidense como extranjero) implica que ellos corren con los gastos de traslado también de Rodolfo Sayagués, coguionista de Álvarez, y de la novia del realizador. Además, les dan un apartamento a cada uno e incluso un auto.
"Te compran tu tiempo por completo y por diez veces más de lo que podés imaginar, hasta el punto de que te olvidás de cualquier tema y te podés dedicar por completo a la escritura para que hagas un trabajo perfecto", agregaba totalmente sorprendido. Por ahora no puede adelantar detalles sobre la historia y ni siquiera de los actores que piensa utilizar. El contrato implica un alto grado de confidencia para proteger un proyecto que surge de un director que, en el ambiente de los realizadores, agentes y productores, es considerado como el descubrimiento del año. Lo único que adelanta es que se trata de una historia de ciencia ficción. Tampoco hace referencia a su sueño de hacer una película del videojuego de culto Half life.
El proyecto que compró Sam Raimi fue gestado en estas dos semanas, cuando Álvarez ya estaba en Los Angeles. Él había ido como invitado casi de lujo, solamente porque Ataque de pánico irrumpió en Internet y sorprendió a decenas de miles de personas (se puede encontrar la versión completa, de cinco minutos, en You Tube). Todo resultó tan sorpresivo que el director llegó a Los Angeles sin tener un proyecto concreto para vender, sino que gestó una serie de ideas solamente para no estar con las manos vacías en las entrevistas.
Una de las empresas interesadas era la productora de Sam Raimi. Pocos días después de haber llegado a Los Angeles, esta compañía firmó con él lo que habitualmente se conoce como "contrato ciego". Por este acuerdo ellos se aseguran tener la exclusividad de trabajo con él y le ofrecen hacer su primer largometraje, sin importar cuál sea. A partir de esto tuvo que comenzar a cancelar otras entrevistas que tenía con empresas como Dreamworks, Fox, Warner y hasta The Weinstein Company.
En estos últimos días la agencia de representación que maneja a este uruguayo, CAA, la segunda más grande de Hollywood, que maneja a figuras como Oliver Stone, Zack Snyder y Christopher Nolan, ha llevado a Federico Álvarez a distintos compromisos sociales. En todos lados es recibido como el hombre del momento, y todo el mundo sabe de él. La expectativa es enorme en todos lados.
En perfecta sintonía con Sam Raimi
El miércoles por la tarde Federico Álvarez habló con Sam Raimi por teléfono durante una hora y media. Fue el primer contacto directo con el realizador, que se había mostrado muy interesado por su trabajo. "Tenemos la misma película en la cabeza", dijo Álvarez, con respecto al temor que tenía inicialmente sobre las intenciones que podía manifestar Raimi. Por eso mismo, en el primer contrato que firmó con su empresa, se incluyó una cláusula que hacía depender todo de la sintonía que hubiera entre ambos. "Lo bueno de esto es la libertad total y el tener a Raimi apadrinándome. Ellos te protegen del sistema de los estudios para que hagas tu película", afirmó el director.
Hasta hace poco más de un mes, Álvarez era un director uruguayo con un trabajo estable y un puñado de cortometrajes, entre los que estaba El cojonudo, con Walter Reyno. Ataque de pánico se hizo a lo largo de tres años entre dos personas, y cuando se terminó le trajo la sorpresa de la década.

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