Blogia
CAUSA ABIERTA

La tierra lanza señales de humo en La Mancha y señala un desastre ecológico

La tierra lanza señales de humo en La Mancha y señala un desastre ecológico

En tierras de Don Quijote, la mano del hombre ayudó a secar uno de los mayores humedales de Europa, las Tablas de Daimiel; ahora un incendio subterráneo ha hecho saltar las alarmas y su recuperación se augura difícil en un país cada vez más seco. "Un paraíso para los animales", así lo describe Bautista, veterano guarda del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, miembro de una de las 300 familias que vivían de la pesca del cangrejo y otros peces que desaparecieron en los 60.
Hubo "una moda de desecar humedales y las Tablas no se escaparon (...) ahí empieza el problema", con la sobreexplotación del acuífero por extracciones ilegales para regadío.
A la entrada del Parque, en Ciudad Real, sorprenden el olor a quemado y unas columnas de humo que parten del cauce del río Guadiana, ahora seco.
Es un extraño fenómeno: arde la turba del subsuelo del antiguo río por falta de agua. La sequía agrieta la tierra, el aire se cuela y oxida la turba, que entra en combustión, la tierra seca cede y se hunde.
En el Parque, las excavadoras remueven la tierra para rellenar grietas y las apisonadoras la compactan y encharcarán: es una de las medidas que tomó el Gobierno español hace 10 días, presionado por la Comisión Europea, para apagar el incendio, descubierto en agosto.
"En un mes y medio esperamos tener sofocados los tres focos, pero se darán por extinguidos con la inundación" del parque, entre enero y marzo, trasvasando agua de otro río, explica José Jiménez, director de Parques Nacionales, dependiente del ministerio de Medio Ambiente.
Jiménez reconoce "fallos" en la gestión del Parque, que está en "situación crítica".
El incendio es la punta del iceberg: las Tablas, que era un humedal de importancia internacional para las aves migratorias, forma parte de una zona más amplia, La Mancha Húmeda -de 25.000 hectáreas de lagunas y ríos alimentados por un acuífero subterráneo-, desde 1980 Reserva de la Biosfera de la UNESCO, que le ha dado tres años para recuperarse o descatalogarla.
A la política de regadío de los 60 en la zona de las Tablas, Parque Nacional desde 1973, se suma la sequía: "Ahora tendría que estar lloviendo", señala Bautista, pero estamos a 24 grados.
"Si al Parque se le echa agua buena, se va a infestar otra vez de aves en dos años", asegura Julio Escuderos, de 81 años, mientras muestra su casa, al borde del Parque, donde fue pescador.
Los juncos dominan el paisaje, y más allá los lechos de los ríos que alimentaban el Parque, el Guadiana y el Cigüela, están secos. La poca agua que pueden contemplar los visitantes, en la que se baña un puñado de patos, se trae artificialmente.
El trasvase no gusta a los ecologistas, ya que llenaría el Parque por una tubería desde la cabecera del río Tajo, que desde los 80 también surte la costa mediterránea.
Defienden recuperar el acuífero y la cabecera del Guadiana, seco durante unos 30 kilómetros, y traer agua de allí, donde hay embalses, y la que utilizan los agricultores.
El Gobierno coincide con ellos, sobre todo porque la Directiva marco del Agua de la Unión Europea (UE) exige sanear ríos y acuíferos en 2015.
Pero no ha sido hasta 2008 cuando aprobó para ello el Plan PEAG, que los ecologistas critican porque las autoridades regionales quieren "reducirlo a un plan agrario".
La degradación "les ha servido para pedir dinero y agua", 200 millones de euros hasta ahora, calcula José Manuel Hernández, de Ecologistas en Acción.
Además les culpa de no apagar el incendio externo al parque: el único cometido de los bomberos es vigilar que la gente no se acerque.
Este incendio demuestra que "una Reserva de la Biosfera no es un sitio idílico, sino que con el desarrollo económico se va a tambalear", según Jiménez.
Esta situación "la vamos a encontrar en muchas Reservas", advierte, en el país europeo donde más se acelera la sequía y que sólo hace poco se puso a trabajar para rebajar las emisiones de CO2.

0 comentarios