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CAUSA ABIERTA

Historias del narco: Pablo Escobar quemó 2 millones de dólares para evitar que su hija se congelara

Historias del narco: Pablo Escobar quemó 2 millones de dólares para evitar que su hija se congelara

Segunda entrega del especial de DON JUAN sobre la vida actual de los herederos del capo, quienes se encuentran con otra identidad en la ciudad de Buenos Aires, Argentina. Pablo Escobar tenía unos protocolos estrictos de seguridad y la regla principal era que si alguno de ellos se separaba del grupo no podía volver a reunirse con el resto.
Ángeles (su nuera) sintió varias veces que iban a atraparlos. En una ocasión, cuando la persecución de las autoridades y de los enemigos del jefe del cartel de Medellín estaba en uno de sus momentos más implacables, Escobar le pidió que lo acompañara a la casa de su hermana. No eran más de las siete de la noche. Se fueron en un auto normal. Sin vidrios polarizados ni blindado ni con escoltas. Escobar solo tenía puesta una peluca. Se presentaron en la recepción del edificio, preguntaron por la hermana de Pablo y ella dijo que venía acompañada de un tío. Hasta ahí todo parecía normal.
Cuando tomaron el ascensor, dos personas lo abordaron al mismo tiempo que ellos. Ella entró en pánico y creyó que los iban a identificar. Pablo notó su nerviosismo y empezó a hablar de las vacas que habían comprado, los terneros que iba a vender, las cuentas de la finca. Improvisó una conversación. Cuando se bajaron los otros dos pasajeros le explicó que, cuando la gente habla en un ascensor, los otros bajan la cabeza por respeto. Para no sentirse entrometidos en una conversación que no es de ellos. Y con la mirada en el piso era difícil que los identificaran.
En otra ocasión le encargó una misión más importante: organizar el cumpleaños de su esposa. Le dijo que le comprara una torta y que recogiera algunos regalos que había donde una hermana de María Víctoria y que le enviaba la familia. La única condición era que tenía que regresar en cuatro horas y con un margen de espera de 15 minutos. Si no llegaba en ese lapso, perdía para siempre el rastro del resto de la familia. Ella hizo todo lo que tenía que hacer. Recuerda que tomó tres taxis en los que fue de un lado para otro. Se cercioró de que nadie la estuviera persiguiendo y, cuando por fin recogió los regalos y la torta de cumpleaños, se soltó un aguacero interminable sobre Medellín que convirtió todas las vías en un eterno atasco. Cuando llegó a la casa nadie le abrió.
Todavía llovía y apenas podía sostener con las manos todos los paquetes. Empezó a llorar y a caminar por la acera. Estaba fuera del grupo. De pronto salió una mano de la caseta de un vigilante que la cogió por el brazo.
-¿Dónde se había metido, mija? -dijo Escobar.
Esas medidas de seguridad que a simple vista parecían primarias los mantenían lejos de sus enemigos. En una oportunidad estaban "encaletados" en una casaquinta en una de las montañas que rodean a Medellín y la zona terminó acordonada por la policía. Estaban sin provisiones y el frío les estaba haciendo mella. Pasaron los días y el cordón de seguridad de las autoridades continuaba. Una madrugada la hipotermia comenzó a hacer estragos en Manuela. En la casa lo único que había eran dos costales con dos millones de dólares y Escobar decidió hacer una hoguera con ellos para evitar que se congelara.
Manuela, hoy Juana, ha tenido varios episodios depresivos y varias veces ha intentado quitarse la vida. Hoy estudia relaciones públicas y los días en que tiene algún parcial su familia se pone en jaque porque una mala nota significa una recaída.
Pero cada vez que eso pasa, María Isabel llama a Ángeles y le pide consejos. Ella se pone al teléfono o sale para su casa y, por lo general, resuelve el problema con Sebastián. Uno de esos momentos díficiles para Manuela ocurrió en noviembre de 1999, cuando estalló el escándalo en Buenos Aires y el mundo se enteró de que la familia de Escobar, de la que no se había vuelto a saber nada desde 1995, vivía en esa ciudad y que estaba acusada de falsificación de identidad y lavado de activos. A Sebastián le costó 45 días de prisón. Y a su madre, 18 meses.
Después de siete años de investigación por parte de la Fiscalía y la Corte Suprema de Justicia de Argentina que rastreó sus movimientos por cuanta cuenta bancaria les fue posible, se determinó que el dinero con el que vivían en Buenos Aires era legal y que las nuevas identidades habían sido otorgadas por la Fiscalía en Colombia.
Manuela pasó esos días terribles de la mano de Ángeles. Ella la cuidó en las noches de insomnio y en sus interminables horas de llanto. En esa época ya había conocido a su mejor amiga y gran confidente en Argentina, la pintora Francisca Miranda, y ella también fue tocada por la tragedia justo en esos días. Su casa se incendió, el 60 por ciento de su cuerpo se quemó, y perdió dos dedos en cada mano. Con todo y eso, fue capaz de garabatear una nota para Sebastián dándole ánimo.
-Eso me sacó de la depresión -dice Sebastián.
Por otro lado, Francisca animó a Ángeles para que tomara los pinceles y empezara a pintar. "Es la mejor terapia", le dijo. Y ella empezó a pintar flores. "Son el símbolo de mi ciudad, por eso las pinto". Y por eso, las flores están por todo el apartamento, el estudio de Sebastián y el de su mamá.
Los cuatro continúan siendo paisas. Ella y la mamá de Sebastián siempre se visten con colores vivos. Llevan 15 años en Buenos Aires y todavía su acento no se ha contaminado de los giros bonaerenses.
La cárcel, en esos días, también sirvió para que Sebastián y Ángeles dejaran de ser novios y se convirtieran en marido y mujer.
Ella -que tiene nacionalidad mexicana- viajó a México con un poder de Sebastián y se casó sola en una notaría, años después, el siete de diciembre de 2003, se casaron en una iglesia en Buenos Aires, pero los únicos asistentes, además del cura, fueron Isabel y Manuela y uno que otro familiar que los visitó desde Colombia.
*Encuentre el reportaje completo, y con múltiples fotos, en la revista 'Donjuan' que sale a circulación el próximo 15 de noviembre. Desde mañana todo el texto en: www.donjuan.com (Especial de El Tiempo)

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