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CAUSA ABIERTA

SE ACABO EL MISTERIO: AL CHILENO EUGENIO BERRIOS LO EJECUTO EL CORONEL URUGUAYO EDUARDO RADAELLI

SE ACABO EL MISTERIO: AL CHILENO EUGENIO BERRIOS LO EJECUTO EL CORONEL URUGUAYO EDUARDO RADAELLI

Un ex mayor del Ejército chileno y un oficial uruguayo fueron los autores materiales del homicidio del químico y agente secreto Eugenio Berríos, cometido en 1992 en Uruguay, según la declaración judicial de un coronel retirado que custodió al químico durante su secuestro en Montevideo. En su declaración, a la que tuvo acceso hoy Efe, el coronel retirado de la Dirección de Inteligencia del Ejército chileno (DINE) Mario Cisternas Orellana revela que "a Berríos le disparó el mayor Arturo Silva Valdés y un oficial uruguayo".
Se trata de la primera declaración judicial en los cuarenta tomos del voluminoso expediente judicial, instruido por el juez Alejandro Madrid, en que se menciona a los responsables de los disparos que acabaron con la vida de Berríos.
Arturo Silva fue jefe de la Unidad de Operaciones Especiales de la DINE, que sacó a Berríos clandestinamente de Chile en octubre de 1991 con destino a Uruguay, por instrucción del ex dictador Augusto Pinochet, para que no declarara en el juicio por el homicidio del ex canciller Orlando Letelier.
El "oficial uruguayo" al que se refiere Cisternas en su declaración corresponde a uno de los tres oficiales, dos de ellos aún en servicio activo, extraditados por Uruguay que permanecen en Santiago bajo arraigo decretado por el juez Madrid.
De acuerdo a los antecedentes del proceso y a abogados querellantes en la causa, se trata del coronel Eduardo Radaelli Coppola, quien está procesado en el caso junto a los coroneles Tomás Casella y Wellington Sarli.
En su testimonio, el ex agente Cisternas declaró que pocos días después de que Berríos tratara de huir de sus captores, el 15 de noviembre de 1992, de una casa en el Balneario Parque del Plata cerca de Montevideo, Silva y oficiales uruguayos "lo llevaron a una playa y le dispararon, matándolo".
El químico fue amarrado de los brazos, obligado a arrodillarse y recibió dos disparos en la nuca, uno de cada agente, que fue la forma de sellar un pacto de silencio entre la inteligencia militar chilena y uruguaya.
Cisternas fue uno de los custodios de Berríos mientras se le mantuvo secuestrado en Montevideo desde fines de 1991, con el apoyo logístico de la inteligencia militar uruguaya.
El cuerpo de Berríos fue descubierto en 1995 por unos pescadores en esa misma playa, donde fue enterrado clandestinamente.
A Berríos se le atribuye la fabricación en Chile del gas sarín, que la Policía secreta de la dictadura usó para eliminar opositores, y ha sido vinculado también a la muerte, en extrañas circunstancias mientras estaba en una clínica, del ex presidente Eduardo Frei Montalva (1964-1970), en enero de 1982.
El químico, al igual que otros agentes, fue sacado de Chile para impedir que declarara judicialmente en el proceso por el asesinato en Washington, en 1976, del canciller de Salvador Allende, Orlando Letelier, y otros crímenes cometidos por la policía secreta de Pinochet bajo el régimen militar (1973-1990).
La sentencia por el homicidio de Berríos, en la que hay 19 procesados, incluidos los tres militares uruguayos y el ex mayor Silva, será dictada por el magistrado Madrid en los próximos días.

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