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CAUSA ABIERTA

Un topo lampiño, ¿la cura del cáncer?

Un topo lampiño, ¿la cura del cáncer?

El topo lampiño o heterocéfalo (Heterocephalus glaber), que en realidad es una rata, está siendo estudiado por científicos en Estados Unidos porque en su organismo podría estar la clave para prevenir el cáncer. Los investigadores descubrieron que este mamífero que tiene el tamaño de un ratón y que vive bajo la superficie de la tierra en un sistema de túneles, tiene una extraordinaria longevidad para ser un roedor.
Los ratones viven en promedio dos años pero la rata lampiña puede alcanzar los 28 años. Se cree que esto se debe a que lleva una existencia protegida de los depredadores, que difícilmente pueden penetrar sus túneles.
Pero también se ha descubierto que estos animales son inmunes al cáncer, una de las enfermedades más prevalentes en los ratones.
"A pesar de que se ha mantenido y estudiado un gran número de estos animales en laboratorios y zoológicos, nunca se les ha detectado un tumor canceroso", explicó a la BBC la profesora Vera Gorbunova, bióloga de la Universidad de Rochester, en el estado de Nueva York, EE.UU.
"Obviamente esto es algo que no podemos asegurar en un 100%, pero si comparamos los resultados con la frecuencia con que vemos tumores en ratones es una diferencia del día a la noche".
En efecto, se sabe que los ratones tienen una alta incidencia de cáncer y al final de su vida hasta 90% de los animales ha desarrollado un tumor.
Sorprendente inmunidad
Los seres humanos -y todos los animales con una larga expectativa de vida- tienen defensas más fuertes contra la enfermedad. El cáncer es causa del 23% de la mortalidad humana.
Por eso, la profesora Gorbunova y su equipo -que publican sus observaciones más recientes en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS, Actas de la Academia Nacional de Ciencias), están tratando de entender cuál es la base genética en el organismo del topo lampiño que provoca esta sorprendente inmunidad al cáncer.
"Lo que hemos descubierto hasta ahora es que estos animales usan un mecanismo adicional -que no tienen los ratones ni tenemos los seres humanos- para protegerse del cáncer".
Se trata, explica la científica, de un sistema doble para inhibir la proliferación de células irregulares. (En los seres humanos este es un sólo sistema).
"Las células normales y las células cancerosas se multiplican de formas totalmente diferentes", explica la investigadora.
"Si colocamos en una placa de laboratorio células humanas normales éstas formarán una sola hilera de células pero no se colocarán una sobre otra y así evitan la división celular.
"Las células cancerosas, sin embargo, sí se colocan una sobre otra para seguir proliferándose, y así es como se forman los tumores".
Los científicos observaron, sin embargo, que las células del topo lampiño son muy sensibles a la "sobrepoblación".
"Colocamos en la placa del laboratorio el mismo número de células que las humanas y vimos que las células del topo lampiño no se proliferaban en absoluto".
Doble refuerzo
Los investigadores descubrieron que tanto las células del topo como las humanas tienen un sistema celular similar, llamado inhibición de contacto, que en ambas especies está organizado por un gen llamado P27.
Pero los topos lampiños, cuentan además con una versión "primitiva" de este mismo sistema y los científicos creen que usan el sistema del P27 como una especie de "refuerzo".
Este sistema primitivo es el que impide que las células de los topos crezcan y se dividan cuando hacen contacto unas con otras y cuando llegan a ciertos niveles de sobrepoblación. Y está dirigido por otro gen llamado P16-INK4a.
Los científicos creen que este doble sistema es el que produce en los topos lampiños su extraordinaria inmunidad al cáncer.
"Ahora estamos buscando qué es lo que provoca la activación de estos genes y potencialmente podríamos encontrar pequeñas moléculas basadas en estos genes que podrían usarse para tratar el cáncer en seres humanos", señala la doctora Gorbunova.
"Creemos que este avance podría abrir un nuevo capítulo en la investigación de cáncer", expresa.
"Porque hasta ahora nos hemos enfocado en la búsqueda de tratamientos para el cáncer, pero el topo lampiño nos ofrece potencialmente un excelente modelo para estudiar la forma de prevenir la enfermedad".
Los investigadores creen que el topo lampiño evolucionó con este doble sistema de protección debido precisamente a su larga vida.
"Para los ratones realmente no es importante tener cáncer o no porque de cualquier forma son devorados por depredadores a los dos o tres años", dice la investigadora.
"Pero los topos lampiños, como viven en un ambiente muy protegido y alejados de depredadores, tuvieron que evolucionar y adquirir mecanismos que les permitieran vivir sin cáncer durante su larga vida".

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