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CAUSA ABIERTA

Jaycee sentía que su secuestrador 'era una especie de marido'

Jaycee sentía que su secuestrador 'era una especie de marido'

A pesar de que fue secuestrada con 11 años, vivió encerrada en un cobertizo hasta los 29, fue violada desde el primer mes de su cautiverio y tuvo dos hijos con uno de sus captores, la percepción que Jaycee Lee Dugard tiene de su vida no parece corresponderse con el tormentoso calvario que ha padecido. Según ha relatado el padrastro de Jaycee, Carl Probyn, la joven ve a Phillip Garrido más como a un marido, que como al cruel secuestrador que le aisló del mundo y le sumió en el horror durante 18 años. "Hola, mamá. Tengo hijos". Estas fueron las sorprendentes palabras con las que Jaycee saludó a su madre el pasado jueves cuando se reencontró con ella por primera vez tras recuperar la libertad, según relata el diario 'San Jose Mercury News'. Dugard se reencontraba así por primera vez en 18 años con su madre, Terry Probyn, y con su hermanastra Shayna, de 19 años, que tenía sólo un año cuando Jaycee fue secuestrada de su casa en South Lake Tahoe en 1991. "Jaycee tiene unos sentimientos muy fuertes por este hombre. Ella, en realidad, se sentía como si formaran una especie de matrimonio", ha afirmado Carl Probyn. La joven incluso mostró a su madre un fuerte remordimiento por no haber intentado escapar del cautiverio. "Mi mujer dice que Jaycee se ve bien. Casi como cuando fue secuestrada", declaró Carl Probyn a la emisora ABC. La joven no parece en absoluto de 29 años, añadió. "Por el momento simplemente nos conocemos. Todo va bien", escribió Shayna en MySpace. Jaycee vivía aislada del mundo exterior en un cobertizo y en una tienda situados en el jardín trasero de la casa de Phillip y Nancy Garrido, sus raptores. El precario campamento estaba escondido detrás de arbustos y vallas. La joven contó a su madre que durante un tiempo tuvo que vivir en una caja. Ni ella ni sus hijas, hoy de 11 y 15 años, podían abandonar el jardín, salvo raras excepciones. Pero Garrido, de 58 años, se había vuelto bastante más descuidado en los últimos años. Ben Daughdrill, cliente de la imprenta que tenía el secuestrador en su casa, contó a 'The New York Times' que en una ocasión fue recibido por una mujer rubia y muy amable, que Garrido presentó como su hija Allissa. "Era diseñadora, hacía los proyectos creativos. Era un genio", aseguró el testigo. La joven mantuvo incluso varios contactos telefónicos y por e-mail sin aludir jamás a su verdadera identidad. Garrido llevaba frecuentemente a sus dos hijas Angel y Starlite a hacer compras. "Son unas niñas rubias y con ojos azules, muy, muy bonitas", explicó a la cadena ABC Timothy Allen, otro empresario y cliente de Garrido desde hace varios años. El padre estaba orgulloso de las niñas, añadió, pero ellas se mostraban en extremo tímidas ante extraños. La misma fuente aseguró que, al ver la foto de Jaycee con 11 años, reconoció de inmediato el parecido con las niñas. A mediados de agosto, Garrido llevó a sus hijas a una fiesta de cumpleaños en un centro comunitario. Otra de sus clientes describió a la más pequeña como traviesa y feliz, en tanto que la mayor se mostraba más dependiente del padre. "Antes de ir al otro lado de la sala le pedía permiso", contó Cheyvonne Molina a 'The New York Times'. El comportamiento "casi robótico" de las niñas llamó la atención también a dos policías de Berkeley, a donde Garrido había ido con ellas para repartir folletos religiosos. Los agentes sospecharon y llevaron al hombre a una comisaría. Así comenzó a derrumbarse, 18 años después, la red montada por el secuestrador, pederasta y autodenominado predicador.

 

 

 

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