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CAUSA ABIERTA

Tenerife: la policía negó omisión de asistencia al uruguayo muerto de un infarto

Tenerife: la policía negó omisión de asistencia al uruguayo muerto de un infarto

La Guardia Civil española no ha hallado indicios de falta de auxilio en el caso del inmigrante uruguayo fallecido tras sufrir un infarto en el bar de la isla española de Tenerife en el que trabajaba de forma irregular. El cuerpo armado sí ha imputado un delito contra los derechos de los trabajadores al propietario del establecimiento, el que la víctima, Luis Beltrán Larrosa, estaba haciendo unas reformas, contó este jueves a Efe el subdelegado del gobierno en Santa Cruz de Tenerife, en el archipiélago de las Isla Canarias, José Antonio Batista. Éstas son las conclusiones de la Guardia Civil sobre el fallecimiento el 25 de julio pasado del hombre, quien estaba en España en situación irregular y quien, según declaró su hijo, fue arrastrado y abandonado en la calle por el dueño del bar. La investigación se abrió de oficio y se cerró antes de que el hijo del fallecido, Pablo Larrosa, acudiera a los medios de comunicación para acusar al propietario del establecimiento de denegar auxilio a su padre. El subdelegado del gobierno en Santa Cruz de Tenerife, en el archipiélago de las Isla Canarias, José Antonio Batista, subrayó que ni los familiares ni los testigos expresaron ninguna sospecha sobre una presunta denegación de auxilio en sus declaraciones ante la Guardia Civil. Tampoco consta ninguna denuncia al respecto, más allá de las declaraciones del hijo en los medios de comunicación, añadió Batista, que precisó que si se presentara alguna, como el hijo ha anunciado que hará, se investigaría de nuevo el caso. Explicó que el principal testigo del caso, un vecino de nacionalidad colombiana, declaró a la Guardia Civil el 29 de julio que el propietario del bar intentó maniobras de reanimación, incluido el boca a boca. Después le pidió ayuda para sacar a la calle a la víctima a fin de que le diera el aire mientras llegaba la asistencia médica, aunque en eso el testigo no estuvo de acuerdo y no colaboró. Una vez que ya estaba tumbado en la acera, llegaron los servicios de emergencia, que durante 45 minutos intentaron reanimar al hombre en presencia del propietario del bar, el testigo, el hijo y la compañera sentimental de su padre, así como de agentes de la Guardia Civil. Ante la falta de éxito, fue trasladado a un hospital, donde falleció, y el médico forense certificó su muerte por causas naturales, según la investigación oficial. Dos días después, el 27 de julio, el hijo prestó declaración ante la Guardia Civil y mencionó la situación laboral de su padre, pero no se refirió a ninguna circunstancia que pudiera hacer sospechar que hubiera habido falta de auxilio. El 31 de julio el instituto armado denunció ante la autoridad judicial un presunto delito contra los derechos de los trabajadores por parte del dueño del bar por las circunstancias irregulares en las que el hombre trabajaba en el local. Hasta el 11 de agosto, cuando trascendió el caso a los medios de comunicación locales, la Guardia Civil no tuvo noticia de las acusaciones del hijo del fallecido contra el propietario, según Batista. No obstante, el 31 de julio el caso denunciado por Pablo Larrosa ya había sido publicado en el diario uruguayo La República.

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