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CAUSA ABIERTA

El bazo, un órgano silencioso y olvidado que hace su trabajo

El bazo, un órgano silencioso y olvidado que hace su trabajo

Una nueva investigación demostró que cumple un papel esencial a la hora de defender el organismo. Ante lesiones o invasiones de microbios, expulsa monocitos que combaten infecciones. El bazo, considerado un órgano abdominal de segunda que podía extirparse sin mayores consecuencias en caso necesario, fue públicamente elevado de estatus. En un reciente estudio divulgado por la revista 'Science', investigadores del Hospital General de Massachusetts y de la Escuela de Medicina de Harvard (Boston, Estados Unidos) aseguran que este órgano es una sorprendente reserva de unos glóbulos blancos conocidos como monocitos. Cuando una persona sufre una lesión grave, como un infarto, una herida grande o una invasión de microbios, el bazo expulsa los monocitos hacia el torrente sanguíneo para que vayan a dar la batalla donde se necesite. "Ya se sabía que los monocitos son parte central del sistema de defensa contra las lesiones, pero descubrimos que los del bazo van al corazón lesionado y participan directamente en la curación de las heridas", señaló Matthias Nahrendorf, coautor del estudio. Hasta ahora se pensaba que la tarea de proporcionar monocitos era exclusiva de la médula ósea. Al investigar el proceso de curación del corazón tras un ataque cardíaco en ratones, los investigadores descubrieron que los monocitos que se acumulaban en la lesión tenían su origen en el bazo. En roedores a los que se extirpó el bazo se descubrió que el ataque cardíaco no causó un aumento importante de monocitos en el torrente sanguíneo o en el corazón. "Determinamos que los monocitos se dirigen al corazón tras un ataque, procedentes directamente del bazo, y que sin esos monocitos la lesión en el tejido cardíaco no se cura bien", señaló Filip Swirski, coautor del estudio.

Hay que tomarlo en serio

En un segundo estudio, Ting Jia y Eric G. Pamer, del Memorial Sloan-Kettering Cancer Center, explicaron que "al bazo no se lo suele tomar tan en serio como a sus vecinos (el hígado o el estómago) porque podemos sobrevivir sin él". Pero el bazo puede romperse durante la práctica de deportes de contacto o en accidentes y, en ese caso, los cirujanos no tienen opción. "Es un órgano tan vascularizado que el riesgo de hemorragia es muy grande: si se rompe es una emergencia quirúrgica y hay que extirparlo", dice James N. George, de la Universidad de Oklahoma. Los autores aseguran que sus hallazgos no se oponen a la necesidad de extirpar el bazo dañado, pero sugieren que la pérdida de ese órgano sería algo más que un simple inconveniente. Además ayudan a explicar estudios previos que habían demostrado que las personas a las que se les extirpa el bazo tienen más riesgo de morir tempranamente. Un estudio complementario, que comparó las historias clínicas de veteranos de guerra a los que se les extrajo el bazo con las de aquellos que lo conservaron, encontró que entre los primeros hubo más fallecidos por problemas cardíacos.

¿Qué es y para qué sirve?

Es un órgano ubicado en la parte superior izquierda del abdomen, justo detrás del estómago. Se encarga de sacar de circulación los glóbulos rojos viejos o alterados y de almacenar sangre y plaquetas, esenciales para la coagulación. También elimina algunas bacterias y hace parte del sistema inmunológico que ayuda a combatir algunas infecciones.

¿Qué lo afecta?

Dentro de las enfermedades más comúnmente asociadas al bazo están la anemia de células falciformes, caracterizada por la presencia de glóbulos rojos defectuosos, y el paludismo (el parásito que lo causa se mete en los glóbulos rojos; al pasar al bazo, estos son destruidos, pero dicho agente se queda en el órgano, causando daño e inflamación).

¿Por qué lo extirpan?

A veces es necesario para prevenir hemorragias, como parte del tratamiento de algunas enfermedades que afectan las células de la sangre (como ciertos tipos de anemia) o en casos de tumores que afecten este órgano.

¿Qué le pasa al cuerpo cuando lo extirpan?

Si se quita una parte, puede regenerarse. Una persona sin bazo está más expuesta a infecciones que incluso pueden poner en riesgo la vida. Este riesgo es más alto durante los dos años posteriores a la extracción y en niños pequeños. Las personas sin bazo deben reforzar sus esquemas de vacunación; algunas requieren el consumo profiláctico de antibióticos.

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