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CAUSA ABIERTA

1969: cuando el rock cambió al mundo

1969: cuando el rock cambió al mundo

Nadie podía imaginar, cuando Bob Dylan presentó la canción 'The times they are a-changing' (1964) que sus palabras resultarían proféticas cinco años más tarde. Sí, como lo visualizó Dylan, 1969 fue un año de cambios, de grandes nombres que alteraron el curso de la historia, prolífico para las artes, el cine, la ciencia y la tecnología, en medio de una atmósfera social que irradiaba alegría y que por cuenta de la sevicia humana también tuvo visos de intolerancia y violencia. Atrás iban quedando el hippismo y el flower power, para dar paso a una sociedad contestataria y menos inmune a las nuevas drogas. El año se iniciaba con Richard Nixon como nuevo Presidente de los Estados Unidos tras una intensa contienda con el candidato demócrata Hubert Humprey, en medio de escándalos racistas, amagos de guerra civil y graves problemas en el frente de Vietnam. Es la época de la famosa frase de la "mayoría silenciosa" que hacía referencia a quienes apoyaban las acciones del gobierno pero no se atrevían a hacerlo público. Junto con el polémico Secretario de Estado, Henry Kissinger, Nixon logra acercamientos con China y establece una retirada gradual de Vietnam gracias a la presión social de las famosas marchas de octubre, cuando cerca de 2 millones de ciudadanos se manifestaron en contra de la guerra. Con una Guerra Fría menos tensa surgió una sensación de alivio a las tensiones socio políticas. La ciencia tuvo su cuarto de hora y un ejemplo contundente se dio el 20 de julio, cuando el hombre llegó a la Luna. Grandes logros para la aviación con el primer vuelo de prueba del Concorde y el viaje inaugural del jumbo 747, el avión de pasajeros más grande del momento, que abrían su capítulo especial en la historia. Desde diferentes enfoques, cada paso dado por el hombre era una entrada sin precedentes al futuro, que antes sólo aparecía en los libros de ciencia ficción y entonces era realidad.

Rock, arte y diáspora beatle

La música popular no fue ajena a esa atmósfera y evolucionó para obtener los componentes esenciales que la llevarían a ser la manifestación más importante del siglo XX, dado su posicionamiento como producto de consumo masivo, que requería de nuevas estrategias de mercadeo pues el arte primaba sobre las ventas. Nuevos subgéneros como el folk rock, rock sinfónico, rock progresivo, blues rock, psicodelia, jazz rock, art rock, electronic rock, hard rock, space rock, invadían emisoras en todo el Planeta. Atrás quedaban los habituales Eps, o sencillos, para pasar a formatos de mayor capacidad, como los Long Plays dobles en que la imagen cobró protagonismo gracias a los cuadernillos insertos que reflejaban un verdadero concepto artístico. El aporte de talentos como el del ilustrador Roger Dean fue fundamental en este interesante paso dado por la industria. Nuevos sellos especializados como Harvest, Decca, Chrisalys, Vertigo y Polydor firmaron a grupos que en otros tiempos no hubiesen conseguido un contrato con multinacionales. Las canciones eran más largas y la radio entendió la necesidad de creer en un nuevo formato con opciones para todo gusto. Aunque ese año se iniciara con la noticia del lanzamiento del disco Yellow Submarine de The Beatles, las buenas nuevas durarían poco porque el 30 de enero se empezaría a gestar el principio del fin para la banda, tras su memorable y corta presentación en el techo de las oficinas de su disquera, Apple. John Lennon y Paul McCartney caían en provocaciones emocionales y cada cual pensaban más en su vida personal que en la banda. En octubre es lanzado Abbey Road, el disco que demostró el genio oculto de George Harrison gracias a las memorables Something y Here Comes the Sun. Fue él quien mejor rédito extrajo de las sesiones de grabación con Yoko Ono a bordo. La puerta abierta por los cuatro de Liverpool en 1967 con el disco Sgt Peppers permitió la entrada a escena de nuevas bandas y artistas con larga proyección como Elton John, Gentle Giant, Earth Wind And Fire, Supertramp, Scorpions, David Bowie, Yes, Led Zeppelin, Santana, Crosby Stills And Nash y Genesis, que le darían un nuevo aire a la música, más experimental, arriesgada, artística, con una constante búsqueda en las raíces de su arte y con la firme intención de reflejar una puesta en escena novedosa, independiente, y muy original, nadie sonaba igual. Todos los ingredientes estaban servidos para masificar la música, para utilizarla como la voz unísona de la sociedad.

Rock al parque

La producción musical de 1969, como en ningún otro año, alcanzó niveles de impacto y poder a través de parques o espacios abiertos, lugares que soportaron el peso de esa bola de nieve social que evolucionaba felizmente en agosto para terminar trágicamente una noche de diciembre. Los grandes festivales de música no sólo eran el reflejo de una juventud ávida de expresión, eran, también, la forma de llevar el arte de una forma más cercana y abierta. Lo que el Festival de Monterrey significó para el verano del amor en 1967 con Jimi Hendrix, The Mamas and The Papas y Big Brother and The Holding Company a la cabeza, tomó mejor forma en sitios como Hyde Park en Londres y aquellas maravillosas presentaciones multitudinarias de King Crimson (hecho que marcó el nacimiento del rock progresivo) y Blind Faith, la primera súper banda del rock conformada por Eric Clapton y Steve Winwood, con corta vida, mucho talento, drogas y alcohol, hecho que les impidió trascender. De todos los eventos programados ese año, el más grande e importante fue Woodstock, con su célebre consigna de "tres días de paz y música". Los organizadores buscaban crear un festival pacífico con venta de boletos a 18 dólares para financiar la inversión de los artistas. Con campañas de bajo perfil en medios especializados y una logística improvisada, la capacidad de venta de boletos colapsó y el 15 de agosto, primer día del evento, las barreras fueron rotas por enloquecidos fanáticos que irrumpieron en los terrenos de la granja escogidos como auditorio improvisado.
Cerca de 500 mil personas (solo 186 mil pagaron sus entradas) participaron de un evento sin precedentes en la historia, símbolo del movimiento hippie, que dejó como legado actuaciones memorables de nuevos talentos como Joe Cocker, Santana y Crosby Stills And Nash. Otros artistas consolidados daban muestra de su grandeza como Joan Baez, Grateful Dead, Richie Havens, The Band, Janis Joplin, Ten Years After y The Who, quienes presentaban en sociedad su disco Tommy, lanzado en mayo. El festival termina el día lunes 19 con una "desolada" pero majestuosa presentación de Jimi Hendrix, tal vez su último gran concierto, ante cerca de 80 mil personas que cansadas, hambrientas y algo sucias, decidieron aguantar el show del mejor guitarrista de todos los tiempos en un escenario que más parecía un campo de batalla. El momento cumbre de la presentación se dio durante la versión eléctrica del Himno de los Estados Unidos, una muestra de furia, desolación y rabia ante las injusticias de la guerra de Vietnam, al mejor estilo de esos dedos de fuego que pasaron a la inmortalidad producto de tempranos excesos. En Colombia el impacto de Woodstock se sintió unos años después del evento. A diferencia de los países anglosajones, en donde los artistas, como paso fundamental a la modernidad, buscaban en las raíces de su cultura la razón de la evolución, en nuestro país el impacto externo era lo que acercaba a la sociedad a nuevas ideas o sonidos. Por eso Woodstock, aunque tardíamente, fue parte esencial de nuestra cultura. "Todo lo que representó la actitud de esa generación de finales de los 60 fue muy positivo para la cultura de nuestro país porque se gestaron tolerancias, actitudes, modas y pensamientos sociales que le permitieron a la sociedad florecer a partir de la década del 70. La influencia de la música fue determinante para guetos significativos y sin duda en la época hubo un cambio en la actitud, en la manera de vivir la cultura popular y aceptar manifestaciones que se percibían como dañinas", comenta Sandro Romero Rey, escritor, guionista y melómano.

Sympathy for The Devil

Si bien los parques le permitieron a la industria de la música ampliar la forma de mercadear el rock, a final del año estos espacios, producto de la improvisación y la mala planificación, se convirtieron en escenario de muerte, intolerancia y abusos de drogas y alcohol. Lo que bien se inició con Woodstock y fue el reflejo de una generación pacífica, el 6 de diciembre terminó de forma trágica en la pista de carreras de Altamont, al norte de California, tras la desafortunada presentación gratuita de los Rolling Stones. Desde mediados de año la banda de Mick Jagger había sufrido un fuerte proceso de cambio. El guitarrista Brian Jones se encontraba sumido en una fuerte adicción a las drogas razón por la cual dejó el grupo. Los cuatro miembros continuaban trabajando en algunos sencillos como Honky Tonk Woman y planificando el lanzamiento de Let It Bleed para noviembre. En el mes de julio se enfrentan a la dura noticia de la muerte de Jones y la obligación de presentarse en Hyde Park dos días después del suceso. Con los ánimos en el piso, Mick Taylor, joven guitarrista recomendado por John Mayall, entraría a los Stones para comenzar a escribir un nuevo capítulo de la banda. "Después de Hyde Park salimos de gira a Estados Unidos y nos encontramos que la tecnología de amplificación había cambiado notablemente. Vimos cómo Led Zeppelin no sólo llenaba venues (recintos) sino que su sonido era avasallante. Entendimos que si queríamos entrar en esas ligas teníamos que ser mejores músicos", comenta el guitarrista Keith Richards en el libro According to The Rolling Stones. En Altamont se cerró un ciclo social más no musical, porque la producción posterior es igual o mejor. La muerte de un afroamericano a manos de los Hells Angels que quedó registrado en el documental Gimme Shelter es el reflejo de la violencia implícita en la música de los Rolling Stones, con el mensaje de Sympathy for the Devil tomado demasiado en serio. "Por fortuna en Colombia, un par de años después de todo lo que pasó en el 69, nos quedó un impacto positivo, sobre todo cuando se presentó Woodstock en cines. Los hippies perduraron algo más que en Estados Unidos y bandas locales demostraron que se podía hacer buena música, como pasó con los Speakers, los Flippers, Time Machine y los Yetis", comenta Manolo Bellón, de Caracol Radio, y quien por aquellos años era disc-jockey de Radio 15 y tenía el gusto de presentar toda esa movida descrita anteriormente. Cuarenta años han pasado de un periodo mágico para la historia de la música, conmovedor por su redefinición de lo que en adelante serían las manifestaciones sociales. La tecnología es la gran aliada, la máquina del tiempo que permite rememorar la magia de un año que cambió radicalmente la manera de vivir, sentir y consumir la música. Los tiempos han cambiado, pero el talento perduró. (Por: Jacobo Celnik para El Tiempo)

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