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CAUSA ABIERTA

Murió Hortensia Bussi, la dama y esposa de Salvador Allende que se convirtió en luchadora social

Murió Hortensia Bussi, la dama y esposa de Salvador Allende que se convirtió en luchadora social Hortensia Bussi, la esposa del presidente chileno Salvador Allende (1970-1973), fallecida hoy a los 94 años, evolucionó junto a su marido y pasó de ser una dama de modales aristocráticos a una ferviente luchadora social, sobre todo tras la muerte del primer presidente socialista de ese país suramericano. Desde el exilio, "Tencha", como la llamaban sus allegados, fue una voz constante y decidida que aglutinó a distintos sectores que buscaban la recuperación democrática de su país, rota tras el golpe que el 11 de septiembre de 1973 encabezó el general Augusto Pinochet. Nacida en Valparaíso el 22 de julio de 1914, hija de un oficial de marina mercante, quedó huérfana de madre en su infancia. A los 16 años se trasladó a la capital chilena a casa de una hermana de su madrastra, para así poder cursar estudios de Historia en el Instituto Pedagógico de Santiago. Una vez licenciada, fue durante varios años profesora de Historia y hacia 1936 comenzó a trabajar en la Dirección de Estadísticas, donde permaneció 17 años. Conoció a Salvador Allende, entonces diputado del Partido Socialista, al ser presentados por un amigo común, durante el gran sismo de Chillán, ocurrido el 25 de enero de 1939, se casaron al año siguiente y desde entonces acompañó a su marido en la causa socialista. El matrimonio tuvo tres hijas: Carmen Paz, Beatriz y María Isabel. Beatriz Allende, médico como su padre, se suicidó en su residencia de La Habana, el 11 de octubre de 1977, a los 32 años de edad. Allende ganó la presidencia el 4 de septiembre de 1970, como candidato de la Unidad Popular, y tomó posesión el 3 de noviembre. Ocupó el puesto hasta el 11 de septiembre de 1973, fecha en que murió durante el asalto al Palacio de la Moneda por un golpe de Estado encabezado por su recién nombrado jefe de las Fuerzas Armadas, Augusto Pinochet. Cuatro días después Bussi tuvo que abandonar su país junto con sus tres hijas, los maridos de dos de ellas y sus nietos. Se acogieron al asilo ofrecido por el entonces presidente de México, Luis Echeverría, y se trasladaron a vivir a la capital mexicana. Desde el exilio, se dedicó a la coordinación del apoyo externo para la lucha contra la dictadura de Pinochet. Después de 15 años expatriada, el 24 de septiembre de 1988 regresó a su país para sumarse a la campaña por el 'No' en el plebiscito a Pinochet. Tras la celebración de nuevas elecciones democráticas en Chile, en diciembre de 1989, en las que ganó la coalición de centro-izquierda Concertación de Partidos por la Democracia, fijó definitivamente su residencia en Santiago de Chile en marzo de 1990. Meses más tarde, el 4 de septiembre de ese mismo año consiguió uno de sus deseos, trasladar los restos de su marido desde ima tumba sin nombre en Viña del Mar hasta el cementerio general de Santiago de Chile. Bussi, que desde su regreso a Chile evitó alinearse con ningún partido, definió la transición en su país como "coja y tutelada" y aseguró que no la consideraría terminada mientras se siguiese "celebrando el 11 de septiembre, que divide a la familia chilena" y mientras siguiesen "los senadores designados y tantas injusticias". También pidió "verdad y justicia" como paso previo para la "reconciliación". En 1998, con motivo de la conmemoración del 25 aniversario de la victoria de Allende, el semanario español Els Temps publicó una entrevista con "Tencha" en la que ésta acusó a dirigentes de la Democracia Cristiana chilena y a EE.UU. de haber estado implicados en el golpe de Estado contra su marido, y se mostró convencida de que Pinochet sería encausado "tarde o temprano".No obstante, en los últimos años, permaneció alejada de la vida pública y política, aunque su familia destacó la lucidez mental que la acompañó hasta su fallecimiento.

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