"Los generales también se equivocan " : el principal acusado del Yak reconoce errores en la entrega de cadáveres

El general de Sanidad Vicente Navarro, el principal acusado de los tres militares implicados en las identificaciones erróneas de las víctimas del Yak-42, reconoció ayer ante la Audiencia Nacional, en la primera jornada del juicio, que hubo errores en la entrega de los cadáveres, aunque achacó la responsabilidad a las autoridades turcas.
"No nos queremos quitar de encima la responsabilidad. Llevo seis años preguntándome qué ocurrió", declaró Navarro, que aun así admitió que "había tres listas" y pudo "haber bailado números". El general de Sanidad insistió no obstante en que pudieron cometerse errores en los trasvases de las bolsas que contenían los restos de las víctimas. En este sentido, subrayó que "no hay ningún general infalible y sabiéndolo todo". Y añadió: "Me puedo equivocar como cualquier ser humano. Los generales también se equivocan".
Su actitud provocó la ira del fiscal, que le dijo: "¿Cómo es posible que confundiera a un fallecido de raza blanca con otro de raza negra; cómo es posible que asignaran un nombre a un cadáver carbonizado y en cuyo informe las autoridades turcas sostenían que no tenía ningún elemento identificativo?" El alto responsable castrense subrayó que él no fue responsable de los fallos en la identificación de los cadáveres de 30 de los 62 soldados y oficiales que perdieron la vida al estrellarse en Turquía el avión que los traída de vuelta a España tras participar en una misión en Afganistán, el 26 de mayo del 2003. Entre ellos había 21 militares destinados en unidades aragonesas.

Al comienzo de la vista, las cuatro asociaciones particulares personadas en la causa y ejercidas por los familiares de los militares muertos en el accidente del Yak-42 volvieron a pedir, sin éxito, que testifiquen en la vista el expresidente del Gobierno José María Aznar y los exministros de Defensa Federico Trillo y José Bono. Pero el tribunal alegó que ninguno de ellos tiene una relación directa con la causa juzgado y que solo tendría sentido su comparecencia en el caso de haber sido solicitada por las defensas.

El general Navarro, que respondió durante dos horas a las preguntas del fiscal y las acusaciones particulares ejercidas por los familiares de las víctimas, culpó a las autoridades y forenses turcos de los problemas registrados con los cadáveres.

Pero lo cierto es que los médicos turcos hicieron bien su trabajo: identificaron correctamente a las otras 32 víctimas y además guardaron muestras de ADN de todos los fallecidos que permitieron tiempo después determinar la identidad auténtica de los cadáveres que habían sido asignados equivocadamente a las familias. Navarro explicó que, una vez en Turquía, los militares españoles no pudieron entrar a las cámaras mortuorias ni tomar muestras de los restos, además de carecer de un intérprete durante todo el proceso.

Por otra parte, Navarro, para quien el fiscal pide cinco años de cárcel y otros cinco de inhabilitación, aseguró que cumplió la misión que le encomendó el entonces ministro de Defensa, Federico Trillo, que según dijo le pidió recuperar y repatriar los 62 cadáveres, pero "no traerlos identificados". A instancias del teniente fiscal el general Navarro señaló que Trillo le pidió personalmente el mismo día 26 de mayo que fuera a Turquía. Al llegar al depósito de cadáveres, agregó, se encontró con tres cámaras frigoríficas "sin condiciones", en las que se encontraban "pilas de cadáveres, muchos de ellos en mal estado", lo que presentaba "un escenario dantesco".


Su trabajo acabó a las 10 de la noche del 27 de mayo, hora en la que estaban listos los aviones Hércules que iban a repatriar a España a los fallecidos. En ese momento firmó el acta, escrita en turco, que dos meses después llegó a sus manos y en la que se decía que la delegación española se llevaba los cadáveres sin identificar. "Si lo hubiera sabido, no lo habría firmado", afirmó. (El Periódico de Aragón)