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CAUSA ABIERTA

¿Qué hiciste, Juan Martín...?

En los últimos tres meses mis tres hijos, de 34, 32 y 30, me llamaron llorando tres veces. Supongo que debe estar bien que sea yo la primera persona a la que le den la noticia que les parte el corazón. “Papá, papá” es el grito ahogado que precede la misma tragedia que se repite. Todas iguales, a la de ayer de mañana, cuando el mayor hizo sonar el teléfono para balbucear como un bebé “papá, Juan Martín se mató, se pegó un tiro”. Mi hijo estaba destruido porque Juan Martín había sido su amigo entrañable desde el primer año de liceo. Una semana antes a mi otro hijo varón le había pasado lo mismo, su mejor amigo también se había volado la cabeza. Mi dos varones y la nena (los padres comprenderán porqué los llamo así pese a su edad) tienen otras historias de muerte idénticas que los han marcado a fuego. Y yo no me acostumbro a que sufran tanto. Hace 40 años cuando era un muchacho no me pasaban estas cosas. El Ministerio del Interior informa que por año se registran alrededor de mil intentos de suicidios en el país, de los cuales 300 se consuman.
El Observatorio Nacional sobre Violencia y Criminalidad deduce que el aumento en el número de suicidios tiene una relación directa con las crisis económicas.
Dicen que el plan “En mi barrio vivo y lucho previniendo el suicidio”, construido entre profesionales y la comunidad por iniciativa de la Intendencia de Montevideo, es un ejemplo en Latinoamérica de adaptación activa a la realidad en salud. El equipo técnico de Ultimo Recurso, que trabaja en convenio con la Intendencia y el Centro de Salud del Cerro, presentará su programa de trabajo y testimonios de vecinos de la zona oeste de Montevideo. Los suicidios sin embargo siguen aumentando y le piden a la prensa que no los publiquen porque se produce un nefasto efecto dominó. Patrañas.
Por otra parte un documento elaborado por la Asociación Internacional de Prevención del Suicidio hace hincapié en la educación a médicos y referentes comunitarios para la ayuda a quienes se encuentran en situaciones de crisis; en la mejora de los programas de salud mental; restricción de acceso a objetos que puedan provocar daño personal; asistencia a quienes cometieron intentos de autoeliminación y asesoramiento a los medios de comunicación. Sólo buenas intenciones, quien quiere irse de este mundo tan joven busca cualquier elemento para lograr su último propósito. Una senadora se puso a hablar del tema y no entiendo para qué se metió. Después de mucho pensar llegó a la siguiente conclusión: quien se suicida o intenta hacerlo no quiere dejar de vivir, quiere dejar de vivir de la forma en que está viviendo”. Pamplinas, senadora, con ese criterio habría 20 mil suicidios diarios. Los psicólogos escriben tomos enteros sobre las causas que llevan al ser humano a dar el paso al abismo. La depresión, la esquizofrenia, el alcohol, por ese orden, parecen ser las principales causas. Pero ahora le agregan la crisis financiera. No hablan para nada de los suicidios enmascarados que son cientos, como por ejemplo cuando un hombre o una mujer estrellan adrede su auto contra un árbol o un muro. Pero, nada de esto importa. Vuelvo al principio Juan Martín, ¿por qué?

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