Banco hipotecario capitula y cancela deudas con cooperativistas que iniciaron juicio masivo

"Vengo a pagar la cuota del mes de noviembre”, dijo la señora cansada de trajinar los últimos 20 años de su vida pagando una vivienda que nunca sería suya. “No sé si llegaré con vida a tener mi casa propia”, agregó al mismo tiempo que depositaba los 4.800 pesos equivalentes a las unidades reajustables y famosos colgamentos.

Casi como un susurro, la joven que estaba del otro lado del mostrador le dijo “señora, no tiene que pagar más”.

A la mujer entrada en años casi le viene un soponcio, en primer lugar porque sus oídos ya no eran los de antes y en segundo término porque creyó entender lo que la funcionaria le había dicho, pero íntimamente se negaba a creer en semejante golpe de fortuna.

La funcionaria del Banco Hipotecario miró alrededor del amplio hall, comprendió en la mirada de la señora que las dudas la habían atribulado, por lo cual levantó un poco la voz –lo suficiente como para que ella sola la oyera- y le explicó “mire, señora, usted ya pagó con creces su apartamento en el Euskal Erría, por lo tanto su deuda ya canceló y ahora tiene que volver en febrero para iniciar los trámites de escrituración”.

La señora guardó el dinero de nuevo en su cartera con una sensación que nunca había soñado experimentar, pidió más detalles de la operación de cierre y se fue para su casa. Al llegar toda la familia destapó una botella de espumante que la mujer había comprado en el supermercado del complejo.

Los parientes de la mujer bebieron con alegría pero con una duda recóndita en sus corazones: “habrá entendido bien, la vieja”.

De repente sonó el timbre. Era la vecina de al lado que abrazó a la dueña de casa y le dijo “viste, Maruja, viste, no tenemos que pagar más nada en el Hipotecario, estoy loca de contenta”. Las dos señoras, que se conocían hace añares y ambas habían perdido al marido, quedaron fundidas en un abrazo que se prolongó lo suficiente para que a los parientes se les despejaran todas las dudas.

La historia es tan real como la situación del Banco Hipotecario, institución que con una sentencia adversa en primera instancia, debería pagar sumas millonarias por defectos de construcción, mantenimiento y exceso de cobro a los promitentes compradores (entre otras cosas) de los complejos habitacionales 70,71 y 92 del Euskal Erría, Malvín Alto y Parque Posadas.

Por eso, en silencio, el directorio resolvió avisar caso a caso, sin prensa a la vista –faltaba más- para ir “haciendo buena letra” con aquellas familias que durante años habían pagado religiosamente y ya hartas de reclamos resolvieron acudir a los tribunales.

En rigor, cientos de familias de los antedichos complejos habitacionales podrán escriturar sus viviendas sin pagar un peso más, pues el Banco Hipotecario se haría cargo de las mismas para ir amortiguando el fallo final.

Salud a los trabajadores que pagaron y lucharon. Los dados están echados.