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CAUSA ABIERTA

EDITORIAL

¿Volvieron los golpes de Estado?

¿Volvieron los golpes de Estado?

OTHER NEWS (Marcos Roitman/La Jornada)- El autor analiza los golpes de estado y dice: "Seguramente nunca se cerró el ciclo de los golpes de Estado en América Latina. Una ilusión política quiso ver en el fin de la guerra fría el comienzo de una nueva etapa. En el horizonte se oteaba un futuro de paz, estabilidad política y crecimiento económico".

"El comunismo había caído en desgracia y el dispositivo para combatirlo: los golpes de Estado, perdían legitimidad”. A partir de ese momento histórico "se podrían utilizar mecanismos de guante blanco sin necesidad de recurrir a la violencia directa". Para la comunidad latinoamericana, pues, "el golpe de Estado cruento y con las fuerzas armadas de protagonistas no era una opción viable. Hacer caer un gobierno por otras vías, aun siendo un golpe de Estado, no levantaría tanta suspicacia". Para el autor, "los militares" ya "habían cumplido su misión en la guerra contra la subversión comunista"

Afirma que "en el corto y medio plazos, los proyectos democráticos, socialistas, y anticapitalistas no aparecían en la agenda. El enemigo interno había sido neutralizado, cuando no reducido a su mínima expresión, por la vía del genocidio, la tortura y la desaparición forzada".

El "nuevo dogma" pasó a ser el establecimiento de "sistemas políticos fundados en la economía de mercado", que potenciaran la doctrina neoliberal, "y no perder el tren de la globalización". "Los votos sustituyeron las botas y las urnas las metralletas. El ajuste político tendió a rehacer la dupla liberal-conservadora bajo la emergente nueva derecha".

Al mismo tiempo, según afirma, "la socialdemocracia ocupó el nicho de la izquierda, desplazando a comunistas y socialistas marxistas. El debate de las alternativas derivó hacia los pro y contras de la economía de mercado. Capitalismo con rostro humano o salvaje: Keynes contra Hayek".

Analizando el presente, el autor nos advierte, que "Brasil se convierte en guía para nuevos golpes de Estado. Ni Honduras (2009) ni Paraguay (2012) reúnen todos los requisitos para considerarlo ejemplar". Este golpe de Estado (Brasil,2016) "no conlleva la presencia de las fuerzas armadas, tampoco saca los carros blindados ni se bombardean palacios de gobierno. La nueva derecha prefiere recurrir a los poderes Legislativo y Judicial. Es un robo más limpio, sin demasiados daños colaterales. Pero no nos engañemos, siempre fue una opción, simplemente no pudieron practicarla. Hoy sí es viable".

"La entrada en escena de gobiernos populares y los llamados progresistas, a partir del triunfo de Hugo Chávez en Venezuela (1998), disparó las alarmas. Le siguieron Bolivia, Ecuador, Paraguay, Kirchner en Argentina, Lula en Brasil, el Frente Amplio en Uruguay, sumándose los sandinistas en Nicaragua, el Frente Farabundo Martí en El Salvador y Manuel Zelaya en Honduras. El mapa neoliberal se resquebrajaba. Pocos previeron a finales del siglo XX la emergencia de proyectos anticapitalistas y contra el neoliberalismo. El fallido golpe de Estado en Venezuela, en 2002, supuso el retorno del golpe de Estado como dispositivo político".

Para culminar afirmando, "el triunfo político y económico del neoliberalismo, considerado irreversible, había aparcado los golpes de Estado. ¿Para qué agitar su fantasma? Mientras no hubo alternativas, la derecha no hizo uso de ellos. Hoy se muestran imprescindibles para recuperar el espacio perdido. Brasil marca el camino, como hiciera en 1964. Acabar con el gobierno democrático es su objetivo, y revertir las políticas sociales, de allí que sea un golpe de Estado en toda regla".

A confesión de parte....La descarnada confesión de Larrañaga de que la oposición no puede gobernar

A confesión de parte....La descarnada confesión de Larrañaga de que la oposición no puede gobernar

El líder blanco dejó en posición incómoda a sus correligionarios que no daban crédito a lo que disparó en cámaras de VTV en el programa En la mira, de Gabriel Pereyra. Semejante confesión releva de toda prueba y más si quien lo dice es uno de los que aspira desde hace tiempo a ocupar el sillón presidencial de los uruguayos.

En una suerte de descarnada confesión, el Senador Larrañaga admitió sin más una realidad ostensible a ojos de quien quiera ver cómo se comporta cada día la oposición política nacional. Es así que reconoció que “la oposición no está preparada ni para ganar ni para gobernar”.

Si bien no es ninguna novedad, tanta sinceridad no deja de sorprender a muchos, y, en primer lugar, al otro líder que tiene las filas nacionalistas al que nada le gustó la confesión.

Claro está que en la bolada no solo apuntó a los blancos sino a todo el espectro opositor, no sea cosa que se los vaya a dejar afuera. A tal punto caló hondo tamaño sacrificio político que su primera referencia al partido de gobierno en cuanto a que estaría pronto para perder pasó desapercibida y todos hicieron foco en su confesional discurso.

Ni siquiera oposición

Si algo tenemos claro es que no solo no están preparados para gobernar -mucho menos para ganar- sino que ni siquiera asumen un rol opositor digno y proactivo. Han hecho, desde el inicio de la era progresista, un sistemático juego destructivo olvidando el interés país para enfocarse en intereses electorales que los llevaron a la derrota en tres períodos consecutivos de gobierno.

Agoreros de crisis que nunca llegaron, (gracias al timón firme impuesto por el partido de gobierno), no pudieron sostener ámbitos multipartidarios para posicionarse en la vereda de enfrente como si con eso alcanzara para ser opositores.

Así ocurrió ni bien comenzara el gobierno de Mujica, y volvió a pasar en este período, donde, si bien se llegó a acuerdos en seguridad, los mismos fueron a contrapelo de los mismos blancos confesos de ahora que estuvieron con un pie afuera desde el inicio de las conversaciones.

El acto confesional de Larrañaga no hace más que poner en negro sobre blanco una realidad que admite sin remordimientos al punto de ratificar lo dicho ante la crítica que recibiera de su correligionario ex-presidenciable, Lacalle Pou.

Lo extraño de su postura es que termina siendo una suerte de convocatoria a formar lo que tanto criticaban de nuestro Frente Amplio, al que calificaron siempre como “colcha de retazos”, en alusión a la composición de la fuerza de izquierda. Ahora parece ser que la receta para intentar arrebatarle el gobierno al progresismo pasa por zurcir una colcha de retazos alternativa, salvo que para hacerla deberán contar con una preparación que hoy reconocen no tener. Medio difícil, ¿no?

Si esos dichos resultaron impactantes, lo que vino después pareció una puesta en escena propia de quien no admite la cuña de su propio palo a sabiendas que es la peor siempre. Así fue que no solo salieron a bajarle el perfil a aquellos dichos sino que tuvieron el golpe de fortuna (?) de una encuesta que los pone al tope de la preferencia electoral de los uruguayos.

Y eso que no están preparados para ganar y menos para gobernar, como reconoció Larrañaga, quien seguramente fue el primer sorprendido por esa encuesta.

Acuerdos necesarios

Un país necesita de grandes acuerdos para construir futuro, acuerdos que se concreten en verdaderas políticas de Estado, esas que permiten generar desarrollo sustentable a lo largo del tiempo y más allá del gobierno de turno. Es el guión, la hoja de ruta que debiéramos compartir sin intereses político-partidarios, con verdadero interés nacional.

Estamos en medio de un Diálogo Social convocado por el Presidente, donde se buscarán instalar los grandes temas que guíen al país en los próximos 20 o 30 años. Venimos del cierre de una comisión multipartidaria sobre seguridad también convocada por el Presidente que logró -no sin esfuerzo, cerrar acuerdos en un tema que preocupa a los uruguayos y en los que es necesaria una mirada común. Esos ámbitos -que debieran ser más frecuentes- terminan siendo esporádicos y de corta duración. Así es casi imposible generar políticas de largo aliento que son las que producen los resultados más permanentes.

Esos acuerdos necesarios son los que se promueven en ámbitos como los que genera el Gobierno en sus Consejos de Ministros itinerantes, verdaderos ejercicios democráticos donde el contacto directo hace la diferencia y muestra caminos posibles de entendimiento.

Es el Gobierno de Cercanía, una herramienta donde se practica el acuerdo y el diálogo, donde no importan los partidos políticos, donde lo principal es el ejercicio de ciudadanía.

Este dispar accionar de Gobierno y oposición llevan a desencuentros antes que acuerdos, y a críticas antes que consensos. Ese proceder de la alta política uruguaya, es fiel reflejo de una realidad que termina teniendo actos de constricción como el del líder nacionalista, que dejan en incómoda posición a sus correligionarios pero terminan siendo un gesto de brutal honestidad intelectual. A confesión de parte, relevo de prueba.
La República

Macri usa el "tarifazo" como relanzamiento político; diseña estrategia para "corregir errores y blindarse"

Macri usa el "tarifazo" como relanzamiento político; diseña estrategia para "corregir errores y blindarse"

Ironías de la política argentina: justo cuando se habla de un retroceso de la "CEOcracia" y del avance de los políticos tradicionales en el gobierno macrista, es cuando mayor es el desafío para mostrar que realmente hay una impronta de cultura empresarial entre los funcionarios.

A fin de cuentas, el objetivo principal tras el cachetazo de la Corte Suprema por el tarifazo energético es demostrar "resiliencia", una de las palabras más utilizadas en la jerga del management y que significa algo así como tener capacidad para absorber los impactos negativos, readaptarse a la nueva situación y salir fortalecido de las crisis.

Curiosamente, quien demostró durante muchos años tener gran resiliencia fue alguien bien alejada de la cultura empresarial: Cristina Fernández de Kirchner. La expresidenta asombró a partidarios y rivales por sus dotes de recuperación en cada situación en la que parecía que había recibido un golpe ilevantable.

Desde la derrota en la pelea con los sojeros en 2008 hasta el colapso energético de su segundo mandato, desde la asfixia de dólares hasta las derrotas en elecciones legislativas, Fernández siempre se las ingenió para emerger de las crisis. A veces, incluso, con gestos espectaculares que contribuían a la confección del "relato", como la estatización de YPF.

Ahora, a su modo, el macrismo está intentando una estrategia de recuperación con una curiosa fórmula: marca diferencias de estilo respecto del kirchnersmo, aunque no necesariamente tuvo diferencias de fondo.

Esto quedó evidente el día del fallo de la Corte. Transformando su defecto en virtud, trató de mostrar su falta de cálculo político como una filosofía de apego a las instituciones republicanas. En vez de denunciar el accionar de un "partido judicial", Mauricio Macri dio la orden de no confrontar con los jueces y hasta se esbozó una autocrítica.

Esa declamación de "republicanismo" procura compensar el error político que llevó a que incluso aliados como Elisa Carrió, Margarita Stolbizer y varios radicales se hayan mostrado críticos. De hecho, el gobierno había recibido muchas advertencias respecto del error de no convocar a las audiencias públicas.

Por otra parte, al mejor estilo cristinista, se tomó la decisión de apuntalar al funcionario más cuestionado, Juan José Aranguren. El ministro de Energía había recibido críticas hasta en la interna gubernamental, pero la nueva directiva es defenderlo, porque su eventual alejamiento es considerado una señal de debilidad política.

Esa ambigüedad se refleja también en el hecho de que ahora, mientras se sobreactúa un clima de normalidad, con nuevos anuncios de inversión pública y privada, se delinea una estrategia política para salvar lo que se pueda del "tarifazo".

El partido en las audiencias
La nueva línea del presidente argentino Mauricio Macri se expresó con claridad el fin de semana pasado, con el "timbreo" protagonizado por la plana mayor del gobierno. La conclusión fue, como dijo el diputado Eduardo Amadeo, que "el tarifazo no es una preocupación de la gente".

Pero evidentemente sí es una preocupación del gobierno, que ya lanzó su operativo de recuperación de la iniciativa política. Para empezar, con un refuerzo en la alianza con los gobernadores provinciales, incluidos los peronistas.

La lógica de los funcionarios es la de acotar los daños: según un informe del economista Nicolás Dujovne, el impacto fiscal por el freno al tarifazo –que hoy es de US$ 700 millones– podría ascender a US$ 1.500 millones si se hiciera extensivo el fallo judicial al sector comercial y llegaría hasta US$ 3.400 millones si también llegara a la electricidad.

Los funcionarios no han encontrado mejores socios que estos gobernadores a la hora de defender el ajuste tarifario. En el caso de las provincias petroleras, porque son los mandatarios quienes argumentan con más énfasis sobre la necesidad del "precio sostén" sin el cual sus finanzas provinciales pueden sufrir un severo daño.

Y en los demás, por una cuestión de billetera: en estos días, las cajas provinciales están recibiendo giros por US$ 1.600 millones, parte de las transferencias prometidas luego del acuerdo tejido por el ministro del Interior, Rogelio Frigerio.

Y, en paralelo, empezó la estrategia mediática para las audiencias públicas. Ahí reside uno de los mayores desafíos para el macrismo: si bien esa instancia es "no vinculante", queda en claro que ya no se tratará de un mero trámite.

Después de los amparos y del fallo de la Corte, está claro que se tratará de un evento que concitará toda la atención política y mediática, a tal punto que políticos de la oposición ya se están quejando de que la Usina del Arte, un complejo de espectáculos en el barrio de La Boca, resultará demasiado chico.

La estrategia oficial implica, por un lado, una suavización en sus aspiraciones de ajuste tarifario, de manera de no contradecir el mandato de la Corte sobre la "razonabilidad y proporcionalidad" de los aumentos.

Una de las alternativas a estudio implica que el nuevo cuadro tarifario tenga una segmentación regional y abandone la lógica de aumentos generales, con el tope del 400%. Esta salida sería más "política", y tendría en cuenta el recientemente difundido informe la Universidad de La Plata, que revela que bajo el sistema kirchnerista los hogares ricos recibieron dos veces y medio más subsidio que los pobres.

Por otra parte, el gobierno intenta que las empresas prestatarias de los servicios asuman un mayor protagonismo, de manera de "tercerizar" parte del costo político, al dejar que sean los propios proveedores de energía quienes expliciten sus dramáticas situaciones de insolvencia financiera.

Si pasa la prueba, puede quedar blindado de toda crítica política o legal y avanzar con su plan energético. Pero para eso debe aplicar una estrategia en la cual el margen de error es pequeño.
Sea con el estilo del "gobierno de CEO" o con el del kirchnerismo, su desafío es mostrar que también tiene "resiliencia".
El Observador

Lula, héroe en desgracia, deja a Brasil huérfano de líderes

Lula, héroe en desgracia, deja a Brasil huérfano de líderes

RÍO DE JANEIRO (IPS/Mario Osava) - Líder singular, con tintes de heroísmo, de una generación política en extinción en Brasil, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva enfrenta dos procesos judiciales que pueden poner fin a su carrera.

La erosión de su popularidad por los escándalos de corrupción que arruinaron el sistema partidista, especialmente su Partido de los Trabajadores (PT), no han extinguido su liderazgo y la posibilidad de recuperar el respaldo de amplios sectores de la población, indican encuestas recientes.

Su nueva candidatura  a la presidencia en 2018, con probable éxito ante la inexistencia actual de oponentes a su altura, es un sueño personal, del PT y de otras fuerzas de izquierda, que la justicia puede desvanecer.

Es lo que alimenta acusaciones del PT de que el Ministerio Público Federal (fiscalía general) y los jueces que investigan a Lula actúan en alianza con la derecha, que ya triunfó al lograr abrir en mayo un proceso de destitución  de la suspendida presidenta Dilma Rousseff, que el parlamento concluiría este mes o a comienzos de septiembre.

Lula, quien gobernó el país entre 2003 y 2011, es investigado por haber recibido supuestamente favores de constructoras involucradas en las multimillonarias desviaciones de recursos de la corporación petrolera estatal Petrobras.

Además, otro tribunal decidió el 29 de julio enjuiciarlo por el cargo de intento de obstrucción de las investigaciones sobre ese escándalo, que ya involucra a más de 200 empresarios y políticos.

La presión judicial sobre Lula “busca impedir su candidatura en 2018, pero tiene consecuencias más profundas, intensifica la polarización y radicalización política que pueden llevar a una situación como la argentina, de peronistas contra antiperonistas”, teme Fernando Lattman-Weltiman, profesor de la Universidad del Estado de Río de Janeiro.

“La destrucción sistemática de líderes políticos produce inseguridad, por involucrar instituciones que deberían ser apartidarías, como el Ministerio Público y la justicia. No importa que sus decisiones sean correctas, son marcadas por el contexto polarizado, a cualquier actitud se mira con un sesgo partidarizado”, explicó a IPS.

“Así la legitimidad de todo sufre una corrosión, en un círculo vicioso, un túnel sin fin. La misma imagen del Supremo Tribunal Federal (STF) ya está comprometida, arañada por algunos fallos”, acotó el profesor de ciencia política.

La percepción de que Lula es perseguido por la llamada operación Lava Jato (autolavado de vehículos), gana adeptos, especialmente entre sus partidarios,  desde marzo, cuando fue sometido a una detención coercitiva para interrogarlo –una medida restringida a quienes se resisten a la autoridad-, y se grabaron y difundieron diálogos telefónicos con Rousseff.

Las dos medidas, adoptadas por el juez federal Sérgio Moro, que con base en la sureña ciudad de Curitiba conduce la operación sobre la red de sobornos establecida desde Petrobras, fueron consideradas ilegales o inadecuadas por numerosos juristas, incluso miembros del STF.

El expresidente recurrió al Comité de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el 28 de julio, para denunciar que es víctima de violaciones de garantías fundamentales en las investigaciones en su contra.

El recurso se basa en el Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos , adoptado por la ONU en 1966 y que Brasil ratificó en 1992.

Los abogados de Lula consideran que el juez Moro violó cuatro disposiciones del Pacto sobre detenciones arbitrarias, la presunción de inocencia hasta la condena judicial, interferencias en la privacidad y el derecho a un tribunal imparcial.

El temor a arbitrariedades del juez, que mantiene a decenas de acusados sin condena, fue lo que llevó a la presidenta Rousseff a designar a Lula como ministro de la Casa Civil (gobernación) en marzo, dos meses antes de que el parlamento le abriese a ella un juicio político por alegadas irregularidades fiscales.

Los tribunales suspendieron el nombramiento, ante sospechas de que se trataba de una maniobra para obstruir el proceso contra Lula, ya que los ministros solo pueden ser investigados y juzgados por el STF. Agravó la situación de Lula, en lugar de protegerlo.

La acusación de obstruir a la justicia lo convirtió ahora en un reo.

Lula habría ordenado a un senador del PT sobornar al exdirector de Petrobras, Nestor Cerveró, para evitar su colaboración con la justicia y las consecuentes revelaciones sobre la corrupción en la empresa, encabezada por dirigentes de varios partidos y grandes constructoras.

El plan fracasó. El ahora exsenador Delcidio Amaral fue detenido en noviembre de 2015 por proponer una fuga del país a Cerveró, en un diálogo grabado y entregado a la policía. Luego se acogió a la llamada “delación premiada”, que reduce las penas a cambio de acusar a otros implicados en un caso, y denunció a Lula.

Como enjuiciado, junto con Amaral y otros cinco reos, por un tribunal de Brasilia, y no de Moro, Lula parece tener una condena asegurada.

Una ratificación de esa más que probable condena en primera instancia por un tribunal superior antes de 2018 lo inhabilitaría como candidato a la presidencia, por una reciente ley que hace inelegible a los que tienen “ficha sucia”.

El expresidente afronta también investigaciones de fiscales y policías orientados por Moro, sobre favores que le prestaron grandes constructoras, que ya reconocieron haber desviado mucho dinero de proyectos de Petrobras y se aprestan a revelar todo.

Esas empresas hicieron costosas reformas en un departamento playero y una casa de campo que el Ministerio Público sospecha que son propiedad de Lula, aunque están a nombre de terceros.

El cerco se cierra contra el antiguo obrero, hijo de campesinos que migraron del Nordeste a las afueras de la metrópoli de São Paulo en los años 50, para huir de las sequías y la miseria.

Su biografía, de trabajador infantil a obrero metalúrgico que perdió el dedo meñique de la mano izquierda en un torno, para ser luego líder sindical, fundador del PT y presidente más popular de Brasil, compone una hazaña mítica que, sumada a sus políticas de reducción de la pobreza, difícilmente borrarán tropiezos judiciales, ya matizados por su defensa.

“Fue el único líder que pudo haber hecho las reformas que Brasil tanto necesita, como la política, la tributaria y la de leyes laborales. Tenemos demasiado impuestos, un sistema político que no funciona y estimula la corrupción”, lamentó Doubel Macedo, veterano ingeniero químico de una empresa de construcción y petróleo.

Durante sus dos mandataros cuatrienales, “Lula contó con el mercado a favor, la economía creciendo con el alto precio de los productos básicos, hasta los empresarios lo apoyaban, era casi una unanimidad nacional, con fuerza para transformar el país y superar las trabas al desarrollo”, opinó a IPS.

No hay otros líderes de su nivel actualmente, señaló el ingeniero, destacando que no es petista ni izquierdista.

Con su ausencia y la proscripción de otros dirigentes de “segunda línea”, casi todos acusados de corrupción, se corre el riesgo de que sea elegido en 2018 el polémico expresidente Fernando Collor, que en 1992 se convirtió en el primer mandatario inhabilitado en el país, advirtió.
Editado por Estrella Gutiérrez, UyPress

Para los resentidos de siempre: ¿Quieren donar? Donen. ¿Quieren becar? Bequen

Para los resentidos de siempre: ¿Quieren donar? Donen. ¿Quieren becar? Bequen

Entre las respuestas más inquietantes que tuvo la iniciativa de retirar a las universidades privadas de la lista de “elegibles” para recibir donaciones a cambio de deducciones de impuestos están, sin duda, las que se dirigieron a la persona de Macarena Gelman.

Siempre las reacciones orientadas a las personas, y no a las investiduras, son, para mi gusto, improcedentes, a menos que las características personales sean suficientemente significativas como para justificar ese corrimiento.

No es este el caso, por cierto. Gelman hizo la propuesta en su carácter de diputada por un sector político integrante del Frente Amplio, y en nada se vinculan su historia personal, su temperamento o cualquier otro atributo a la cuestión que aborda el proyecto. Aun así, no faltaron las alusiones a su persona, a su origen familiar, a las resoluciones judiciales que la han involucrado y hasta a su aspecto físico y su forma de vida.

Tan infames fueron algunos comentarios, tan despreciables e irrespetuosos, y, sobre todo, tan ajenos a cualquier sombra de pertinencia, que no voy a reproducirlos acá. Por otra parte, no es la primera vez que una mujer es atacada públicamente no por las ideas que expone o las iniciativas que presenta sino por su cara, su cuerpo o su estado civil (sin ir más lejos, nunca vi que algún ministro o parlamentario, algún jerarca o líder político haya sido ridiculizado como las tres ministras fotografiadas al llegar a la ceremonia de los Premios Platino en Punta del Este).

Pero no todos cayeron tan bajo. Entre los críticos de la medida estuvieron también los que optaron por apuntar no a Macarena sino a los resentidos de siempre, a esos que buscan “igualar para abajo” o “estropear lo que funciona bien”. Y, claro está, los que aprovecharon para pegarle por elevación ya no al Frente Amplio o a las mujeres o a la política, sino a los intelectuales: esos indeseables alborotadores que todo lo enchastran y lo confunden, sin ofrecer jamás una solución concreta para lo mucho que funciona mal en este mundo de holgazanes y burócratas.

Hay palabras, como “resentimiento”, por ejemplo, que parecen bastar para volver ilegítimo cualquier reclamo. Cualquier denuncia de un privilegio, cualquier protesta ante una injusticia puede ser desactivada en un solo movimiento si se consigue convencer al público de que se origina en el resentimiento.

No consigo comprenderlo, realmente. Me imagino, por ejemplo, a las víctimas del Holocausto reclamando justicia por los crímenes del nazismo y a alguien diciendo que en realidad lo que pasa es que los judíos son una manga de resentidos, del primero al último, que viven con los ojos en la nuca y que lo que quieren es hacerles pasar a todos las de Caín porque ellos tuvieron la desgracia histórica de estar en mal momento en mal lugar.

Absurdo, ¿verdad?

Sin embargo, si a alguien se le ocurre plantear una reivindicación vinculada a sus condiciones de vida, a su posición en la ecuación económica, a su lugar en la fila de los aspirantes a esto o aquello, probablemente tendrá que soportar que le digan que es un resentido social y que con esa envidia y esa mala onda no se puede construir nada bueno. (Una encantadora combinación de ataque personal y apelación al resentimiento puede leerse en las palabras del senador suplente del Partido Nacional Sebastián da Silva en su cuenta de Twitter: “Macarena Gelman es la Tupita del Hortelano, no estudia ni deja estudiar”. Y un no menos encantador detalle, digno de cautivar, por ejemplo, a un psicoanalista o a un analista del discurso, lo constituye la ausencia del final del refrán en la sentencia de Da Silva: “al amo”. Bello acto fallido ese de no nombrar al privado del privilegio).

En dos cosas me interesa insistir en relación a este asunto. La primera es que nadie debería verse privado de estudiar porque las empresas no puedan descontar de sus impuestos lo que donen a las universidades privadas. Nada les impide seguir donando, así como nada impide a las instituciones educativas (tan preocupadas por aclarar que son instituciones sin fines de lucro) seguir becando, a su costo, a los estudiantes que lo necesiten y lo merezcan. Al fin y al cabo, la generosidad bien entendida es la que se practica con el bolsillo propio, y no con el del Estado.

La segunda es que la retórica tecnocrática antiintelectual que sostiene que detrás de todo posicionamiento “ideológico” hay un dinosaurio negador de la realidad, un atrasado incapaz de ver los beneficios de la libre empresa o un contemplativo que dicta cátedra desde el Olimpo es siempre, en el fondo o en el frente, una aceptación de la lógica despiadada de la supervivencia del más apto.

Es la consagración discursiva de la vida como lucha por la supremacía del más fuerte a costa del más débil, sólo que, en este caso, aprovechando, además, las ventajas que ofrece el Estado. Lo voy a explicar una vez más: cuando una empresa dona 100 pesos a una institución de las que están en la lista de elegibles (esa en la que tal vez dejen de estar las universidades privadas), descuenta 75 pesos de lo que tendría que pagar de impuestos.

Preste atención y vaya llevando la cuenta: de 100, 75 ya los puso el Estado. Los 25 pesos restantes, por otro lado, pueden ser contabilizados como gastos de la empresa, así que a la hora de pagar los impuestos por esos 25 pesos hay 6,25 pesos que son deducibles, porque los gastos no son utilidades. ¿Me va siguiendo? Ya vamos en 81,25 pesos que el Estado le donó a alguien de la lista, aunque el crédito moral se lo lleve otro.

Pero hay más: de esos mismos 25 pesos pueden, los accionistas o socios de la empresa, deducir también el Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (una vez más, porque los gastos no son rentas), así que otros 1,75 pesos de renuncia fiscal se suman a la donación.

En total, 83 pesos de los 100 que donó la empresa fueron puestos por el Estado, y no por el amable donante que, a fin de cuentas, donó sólo 17. Yo no sé si las universidades privadas son las únicas que deberían volar de la lista, pero no creo que porque vuelen se le esté negando a nadie la oportunidad de estudiar, a nadie la de donar ni a nadie la de abrir sus puertas a los necesitados.

¿Quieren donar? Donen. ¿Quieren becar? Bequen. Pocas cosas hay tan satisfactorias como ser generoso. Por otro lado, también es necesario decir que el bolsillo del Estado es el bolsillo de todos, así que quienes lo manejan tendrán que soportar que unos cuantos resentidos sigamos insistiendo en que a la hora de la generosidad y la renuncia las cosas pueden orientarse un poco menos hacia las grandes inversiones, los megaemprendimientos o la especulación inmobiliaria (por poner un puñado de ejemplos) y un poco más a brindar servicios más accesibles para los que están sometidos a la despiadada ley de la oferta y la demanda como si fueran un costo más, y el que más tienta abaratar.
Soledad Platero, la diaria

El ridículo golpe de Estado de Turquía en 17 reflexiones

El ridículo golpe de Estado de Turquía en 17 reflexiones

OTHER NEWS (Nazanín Armanian*) — A partir de la escasa información disponible sobre los acontecimientos del 15 de julio, se me ocurren las siguientes ideas:
    Aunque el régimen de Recep Tayyip Erdogan es capaz de cometer un atentado de bandera falsa (había planeado destruir el mausoleo de Sha Solimán, fundador de la dinastía otomana situado en Siria, y lanzar un misil sobre sus propios ciudadanos culpando de ambos actos al gobierno de Bashar al Assad, como se reveló el marzo del 2014), no lo haría desde el ejército. Sería demasiado arriesgada una operación con armas reales desde una institución en la que desconfía el presidente turco.
    También es dudoso que Fathola Gülen, el clérigo sunnita turco afincado felizmente en EEUU, haya podido, como señala Erdogan, movilizar a miles de militares de un ejército profundamente laico. Además, su método es tomar el poder infiltrándose en los puestos claves del poder, que no patrocinar un alzamiento deamateurs.
    ¿Es posible organizar un golpe de Estado en un país de la OTAN (que no sólo está ubicado en la región más estratégica del mundo, además está en guerra) sin el conocimiento y/o la autorización del Pentágono? Los al menos 1.500 militares de EEUU presentes en las bases de Turquía deberían saber algo del plan de unos golpistas, que para más inri, actuaron como aficionados.
    EEUU pretende acabar con el régimen unipersonal de Erdogan. Esta chapuza de golpe, al igual queel atentado del aeropuerto de Ataturk dos semanas antes, suceden justo cuando Ankara pretendía corregir, a su manera, los graves errores en la política exterior que le ha enfrentado con todos sus vecinos. El diálogo entre EEUU y Turquía se ha roto: a las discrepancias sobre la situación de Siria, Irak y la cuestión kurda, se ha añadido la solicitud de Turquía a ingresar en la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), donde el presidente turco participó el 29 de junio en Tashkand, diciendo que "es mucho mejor que la Unión Europea". ¡No puedes ser miembro de la OTAN yacercarte a China y Rusia (en parte como consecuencia del Brexit y la pérdida de interés de Bruselas por integrar a Turquía)ofreciéndole a Rusia suculentas propuestas comerciales que romperán las sanciones impuestas por Occidente, o estar en la Organización de Cooperación Económica del Mar Negro (BSEC), en vez de potenciar la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (TTIP/ATCI)! EEUU necesita un socio obediente en la región que lleve adelante la estrategia de la contención militar y económica de Rusia, China e Irán. Algunos medios rusos apuntaron el 31 de marzo también a este deseo o plan de EEUU a un "cambio de régimen" en Turquía.
    Barack Obama, que empezó su mandatorespaldando a los Hermanos Musulmanes,apostó fuerte por elIslamismo de corbatafrente a la nefasta alianza de Bush con elislamismo de turbantede los jeques wahabíes de Arabia Saudí. Recibió con brazos abiertos a Erdogan y su esposa, y aplaudió las conversaciones de paz con la guerrilla kurda de PKK,ignorando que el astuto dirigente turco había tendido una trampa a los kurdos.El desencanto posterior de Obama hacia el líder turco no fue por haberle visto sin máscara, sino porque su aliado tenía su propia agenda en la política exterior, saliendo de la órbita de EEUU. Por lo que le castigó duramente,empujándole al infierno de la guerra de desgaste de Siria.El 28 de marzo pasado, Obama rechazó recibirle en audiencia en Washington e inaugurar juntos una mezquita turca en Maryland.
    Más allá de la responsabilidad del Erdogan y su partido en la deriva del país, Turquía ha sido víctima de las estrategias equivocadas de Washington (incluso para sus propios intereses). Convirtió al peso pesado de Eurasia en "Pakistán 2.0", desde donde la CIA envía grupos terroristas religiosos al país vecino, Siria, para desmantelar su gobierno semilaico, perdiendo a un aliado clave como Turquía. ¿No ve quePakistán ha sido recogido por China?
    Aunque hoy el presidente de Turquía se presenta como el "héroe nacional" y parezca el principal beneficiario del motín militar, no lo es: Elfin del erdoganismoempezó con su derrota en las elecciones del junio del 2015. Ahora, ni podrá controlar a tantos enemigos que se ha creado dentro y fuera del país, ni gobernar a la sociedad que ha fragmentado tan vilmente.
    Este no iba a ser un golpe contra la democracia. El golpe le asestó el gobierno del Partido de Justicia y Desarrollo, cuando bombardeó la población kurda, retiró lainmunidad de los parlamentarios opositores, cerró a decenas de diarios, encerró a un cientos de periodistas, estudiantes, alcaldes, jueces y políticos.

La pantomima de un golpe de Estado

Sorprende que los golpistas de un ejército de medio millón de hombres y un presupuesto anual de 18.000 millones de dólares no siguieran los más elementales pasos de tomar el poder:

    Contar con las figuras más destacadas y de mayor rango del ejército. Los comandantes de las fuerzas terrestres y marina turcos no se involucraron en la intentona.
    Haber inmovilizado los aviones y buques militares, controlando los aeropuertos, carreteras principales, etc. ¡los golpistas fueron atacados por un cazabombardero, por tanques y helicópteros!
    Haber detenido o asesinado al jefe del Estado o al resto del gobierno. Se cuenta que llegaron a bombardear el hotel donde estaba Erdogan, pero sólo cuando él ya lo había abandonado. Luego aterrizó en el aeropuerto internacional de Ataturk, que no había sido ocupado por los golpistas.
    Haberse hecho con el control de todos los medios de comunicación. Salvo la Radio Televisan turca, donde dieron una penosa imagen de golpistas sin ánimo de triunfar, se olvidaron del resto de los medios, incluidas las redes sociales (que Erdogan suele bloquearlas incluso cuando hay manifestaciones pacíficas en su contra). Desde la televisión no presentaron a un líder decidido y firme, ni leyeron una declaración de intenciones atractivas, ni dieron la imagen de personas que iban a tomar el poder de verdad. Así, era imposible reclutar a los sectores sociales anti-Erdogan ni mucho menos a los indecisos. En cambio, el presidente (al parecer) sólo con un móvil y con la CNN turca, consiguió arrastrar a miles de sus seguidores a las calles. El resto lo hicieron las mezquitas, animando a los fieles para que fueran a la guerra contra "los enemigos del Islam".
    Los militares se equivocaron pensando que la actual sociedad iba a apoyar un golpe de Estado. Los ciudadanos, los partidos de la oposición, e incluso los kurdos que viven una verdadera masacre, recuerdan aún las dictaduras despiadadas de los uniformados: "Ni Erdogan, ni militares", ha sido el lema de los partidos de izquierda.
    No atrajeron el apoyo de otros países. En las tres primeras horas que Obama mantuvo un extraño silencio, Irán y Qatar se opusieron al golpe, y Arabia lo consideró un asunto interno.
    No hubo ninguna condición objetiva, ni subjetiva para el triunfo del levantamiento. "Alguien" se la jugó a los amotinados, tendiéndoles una trampa. Lo cual no impide que en el futuro el ejército turco actué, pero de verdad, y esto será cuando EEUU no vea la posibilidad de una transición no violenta para desmantelar el régimen de Erdogan.
    Los militares forman una casta, lo cual significa que se protegen desde la lealtad corporativista. Por lo que cuando fracasa su intento de golpe de Estado, los mandatarios suelen moverlos de sus puestos o jubilarlos, en vez de detenerlos o ejecutarlos. Así, evitarán contragolpes. Lo que haga Erdogan al respecto, mostrará el grado de su habilidad y el sentido común.
    La principal lección de estos hechos es que Erdogan no controla la situación, y su permanencia en el poder podrá empujar a Turquía hacia una guerra civil, con las fuerzas reaccionarias de protagonistas: nadie puede garantizar que Turquía estará inmune a caer en una "sirización" total.

*Nazanín Armanian es iraní, residente en Barcelona desde 1983, fecha en la que se exilió de su país. Licenciada en Ciencias Políticas. Imparte clases en los cursos on-line de la Universidad de Barcelona. Columna en el diario on-line Público.es , 19.07.16

¿Por qué la extrema derecha avanza sin freno por toda Europa?

¿Por qué la extrema derecha avanza sin freno por toda Europa?

Enero de 2015. Grecia es fuertemente golpeada por una crisis económica sin precedentes. Una mujer llama por teléfono a un programa del canal de televisión Blue Sky para dirigirse a un diputado de Nueva Democracia, partido conservador de gobierno, que ese día está invitado: "¿Ha tenido usted que pasar noches en ayunas? ¿Ha sentido la amenaza de que los bancos le arrebaten la casa que construyó durante años? ¿Ha dormido sobre un colchón helado?", pregunta la señora Katsulis, que dice ser viuda, tener un hijo estudiante y recibir una pensión de 360 euros. "¿Y queréis que viva con eso?".

Miles de sirios esperan para coger un tren en la estación Keleti de Budapest (Hungría) que los lleve a Alemania. Un niño de 13 años envía un punzante mensaje a través de la cadena por la cadena Al Jazeera a las grandes potencias europeas: “Por favor, ayudad a los sirios. Los sirios necesitan ayuda ahora. Simplemente parad la guerra. No queremos irnos a Europa”.

Europa se ha convertido en destino final de miles de desplazados del mundo producto de la guerra y la desigualdad en sus países de origen, pero el Viejo Continente está lejos de ser un paraíso. Los efectos acumulados del desempleo y la austeridad han provocado un aumento exorbitante de la pobreza y la pérdida de bienestar. Según Eurostat, casi 123 millones de europeos estuvieron bajo riesgo de caer en la pobreza o en la exclusión social en 2013, mientras que más de 48 millones de personas sufrían severas privaciones materiales.

Mientras que la mayoría de los europeos está desprotegido ante los tsunamis financieros, el número de multimillonarios aumentó de 145 en 2009 a 342 en 2015, según cifras de Frontier Economics. Ante el descenso del bienestar social, la reducción de salarios, los empleos precarios y los recortes del gasto público, opciones políticas de extrema derecha han canalizado la frustración de las clases populares. “La desigualdad [de ingresos] se profundiza con las políticas liberales”, le dijo a RPP Noticias el economista Humberto Campodónico. “Ese es uno de los temas de fondo que ha causado el hecho que en Reino Unido haya ganado el Brexit”.

High Pay Centre reveló en 2014 que el sueldo de un director del Reino Unido de una empresa del índice FTSE 100 era aproximadamente 130 veces mayor que el de un empleado medio. Pero el avance de la extrema derecha no solo se debe a la crisis económica, sino también al elemento cultural, el debilitamiento de los partidos políticos tradicionales y el funcionamiento poco democrático de la Unión Europea (UE), comunidad política y económica formada aún por 28 países. El politólogo de la Universidad de Bielefeld, Manuel Benza Pflücker, sostiene que la irrupción de un nuevo fenómeno ultranacionalista, como el Partido de la Libertad de Austria o el Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP), es producto del giro neoliberal de la socialdemocracia europea.

“La socialdemocracia europea, que era la izquierda de hace 50 años, ha ido girando hacia una posición neoliberal y asumen el neoliberalismo como parte de su programa”, comentó a RPP. “Cuando han estado en el gobierno, como Tony Blair en el Reino Unido, han aplicado políticas de ajuste. Entonces, todo el espectro político ha girado a la derecha porque se perdió la confianza en estas posiciones que eran de izquierda”,

Benza Pflücker cree que la llegada de inmigrantes de Medio Oriente a Europa es un gran factor que explica el auge de estos partidos racistas. “Los conservadores consideran que los inmigrantes traen problemas económicos y quitan puestos de trabajo a los europeos. Otros consideran que Europa no está para perseguir a los que 'tienen malas costumbres y a los que roban', generando así mitos y leyendas. No se puede entender el ‘Brexit’ sin el elemento xenófobo”.

El discurso contra la inmigración cala entre la población más olvidada de la sociedad europea. El analista internacional Ramiro Escobar dice que el aumento de la inmigración hacia Europa, a causa de las cruentas guerras en Siria e Irak, ha estimulado el crecimiento de las formaciones de extrema derecha. “La ultraderecha en Europa viene con un discurso nacionalista con ideas muy básicas. Creen que la culpa de los problemas sociales la tienen los inmigrantes. Esto tiene cierto atractivo, porque los partidos de izquierda y de derecha son vistos por una parte de la población como burocrático e ineficaces para sostener el bienestar de la población”.

Datos proporcionados por la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) muestra que más de un millón el número de migrantes y refugiados que han llegado a Europa por mar en 2015. El 49% fueron de Siria, el 21% de Afganistán y el 8% de Irak. En este escenario, ¿hay realmente diferencia entre el discurso de los partidos conversadores y los nuevos movimientos ultranacionalistas? “Hay matices, pero son esencialmente los mismos.

Son todos neoliberales, defienden los mismos valores”, dice Benza Pflücker. “El UKIP en el Reino Unido (partido de ultraderecha que promovió el Brexit) defiende el recorte de los impuestos a los más ricos y pretende abolir las contribuciones de los empresarios a la seguridad social. Apuesta por la flexibilización laboral, pero responsabiliza a los inmigrantes de los actuales problemas sociales en su país”.

Es una paradoja que en todos los países miembros de la UE descendiera la calidad de vida en la última década pese a la riqueza que concentran. Una investigación publicada en la British Journal of Psychiatry revela que la recesión en Europa y América del Norte ha provocado más de 10,000 casos adicionales de suicidio entre 2008 y 2011, cita el portal BBC Mundo. Solo en la región europea los suicidios se vieron incrementados en un 6,5 %. Los expertos coinciden que los problemas sociales empezaron la crisis económica global, concluyen los expertos.

Estos problemas sociales han causado el deterioro las relaciones sociales y alimentan la percepción de la inmigración de Europa del Este o del Medio Oriente como una amenaza. Un estudio de la European and World Values Survey indica que los niveles de confianza entre las personas son menores en sociedades más asimétricas, desigualdad que constituye una fuente de división entre europeos y los inmigrantes. “Un cambio es obligatorio”, piensa Campodónico. “Si no hay un cambio de política económica que impulse a todos los países de Europa a un crecimiento más igualitario entre todos los países miembros, los problemas van a continuar”.


Aires de tragedia de Shakespeare tras el 'Brexit'

Aires de tragedia de Shakespeare tras el 'Brexit'

OTHER NEWS (Luis Matías López*) — Las secuelas del triunfo el Brexit en el Reino ahora menos Unido que nunca en los últimos 300 años tienen aires de tragedia de Shakespeare y una proyección transversal que afecta a los principales partidos políticos británicos.

El primer ministro, el conservador David Cameron, gran responsable del cataclismo, ha tomado las de Villadiego, dejando tras de sí un vergonzoso navajeo por la sucesión que ya se ha cobrado la cabeza de quien se postulaba como gran favorito: Boris Johnson.

El ex alcalde de Londres traicionó a Cameron al convertirse en abanderado de los tories euroescépticos con el propósito de robarle el sillón, pero el tiro le salió por la culata por otra deserción, la de Michael Gove, que le retiró su apoyo y le forzó a abandonar la competición, a la que él mismo se lanzó. Sin embargo, la conjura del ministro de Justicia no le garantiza ni mucho menos que vaya a ser el próximo inquilino del 10 de Downing Street, ya que quien parte como favorita es Theresa May, la titular de Interior, que hizo campaña por el Bremain (la permanencia en la UE), pero con una falta de entusiasmo -o un derroche de cálculo- que le dejaba todas las opciones abiertas.

Al comienzo del proceso, la mitad exacta de los 330 diputados conservadores mostraron el martes su apoyo a May, seguido por Andrea Leadson, que abogó por el Brexit, y del propio Gove, que parece perder sus opciones de forma imparable. ¿Será por aquello de que Roma no premia a traidores?

El resultado de la disputa es clave, porque quien gane tendrá que gestionar la desconexión con Europa o, para ser más exacto, el intento de conjugar la salida de la Unión a la que obliga el veredicto de las urnas, con el mantenimiento al máximo posible de los lazos económicos y financieros, muy especialmente la pertenencia al mercado único. Y no es lo mismo que ese trabajo lo haga un euroescéptico que un europeísta.

Cuestión diferente es que ese encaje de bolillos sea compatible con la aceptación por Londres de la libertad de movimientos de las personas asociado a las de capitales y mercancías y, en términos más generales, con los intereses de los Veintisiete. Estos se enfrentan a la duda hamletiana (otro tópico sobre el Gran Bardo) entre mostrarse inflexibles para reducir el riesgo de contagio o intentar salvar lo que se pueda de la quema, aun a costa de que Londres conserve buena parte de las ventajas de formar parte de un proyecto colectivo sin asumir los inconvenientes.

Este debate evolucionará en los próximos meses, a uno y otro lado del canal de La Mancha incluso antes de que se inicie oficialmente el proceso de desconexión. Entre tanto, la conmoción por el triunfo del Brexit ha provocado una catarsis en el Reino Unido que incluye desde fuertes tensiones secesionistas en Escocia e Irlanda del Norte -donde la permanencia ganó con rotundidad-, al temor a la recesión y la pérdida masiva de empleos, las propuestas que rozan el absurdo de no reconocer el resultado del referéndum o de convocar otro, e incluso a la exasperada furia entre los jóvenes que culpan a sus padres y abuelos de haberles mutilado su futuro, sin un análisis de conciencia por el hecho de que fue su escasa presencia en las urnas (al contrario que sus mayores) lo que propulsó la tragedia de la que ahora se lamentan.

El Brexit no solo revuelve las aguas entre los tories. También lo hace entre los laboristas, donde el liderazgo siempre cuestionado en su grupo parlamentario de Jeremy Corbyn está más amenazado nunca. No le debe resultar fácil sobrevivir al frente del principal partido de la oposición, pese a contar con el respaldo mayoritario de las bases, cuando sus diputados han votado mayoritariamente en su contra en una moción de censura interna. Su falta de entusiasmo a favor de la permanencia británica en la UE le está pasando factura, en la hora crítica en la que la atmósfera que se respira no es la de júbilo por el triunfo sino la de lamento por el fracaso.

De rebote, la única oportunidad en muchas décadas de que el laborismo recupere sus esencias izquierdistas se aleja por la desunión del partido, no tanto como la del conservador respecto a la UE, pero con una fractura ideológica no menos peligrosa. Si Corbyn termina arrojando la toalla, quien parece mejor situada para tomar el relevo es Angela Eagle, ex ministra de pensiones con Gordon Brown, que se unió a la rebelión contra su teórico líder.

Si Eagle y May -que no desmiente a quienes la ven como otra Thatcher en potencia- consiguiesen su objetivo, habría tres mujeres en puestos clave en un momento especialmente crítico para el futuro del Reino Unido, ya que a ellas dos habría que añadir a Nicola Sturgeon, jefa del Gobierno escocés y que ya ha dejado claro que apostará por convocar otro referéndum independentista, con mejores perspectivas de ganarlo que en 2014. Tiene lógica: uno de los principales argumentos esgrimido por Cameron para pedir el voto por  la integridad del Reino Unido es que, si Escocia se separaba, dejaría de pertenecer a la UE. La paradoja es que ha ocurrido justo lo contrario: que el rechazo entonces a la independencia la aleja ahora de Europa, pese al voto abrumadoramente contrario al Brexit en la región.

Sin tanto dramatismo, el resultado del referéndum ha provocado también el relevo en el tercer partido más votado del país, aunque el sistema electoral le deja ahora con un solo diputado en Los Comunes: Nigel Farage, la punta de lanza de la secesión, ha dimitido como líder del UKIP, tras proclamar el 23 de junio como "día de la independencia" y gritar "¡misión cumplida!".

No es del todo cierto, porque ahora queda lo más difícil: gestionar y negociar la desconexión. Tal vez por eso, Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, acusaba el martes en la Eurocámara a Farage y Johnson de ser patriotas de salón que abandonan el barco cuando hace aguas. De no frenarle la cortesía diplomática, podría haber añadido a Cameron, en quien sin duda pensaba al descalificar a la clase política británica por meter a su país y al resto de Europa en este embrollo sin disponer de un plan de contingencia claro para el caso de que el Brexit se impusiera en las urnas.

Las primeras reacciones a la renuncia de Farage no apuntan a razones políticas evidentes o a luchas intestinas de poder, aunque quizá las haya. Él asegura que, tras devolver el país a sus conciudadanos, ahora quiere recuperar su vida, lo que no resulta increíble en alguien que ya ha burlado a la muerte tras sobrevivir a dos graves accidentes y un cáncer de pulmón. Lo que no está tan claro es que, como en dos ocasiones anteriores, no termine desdimitiendo, un palabro acuñado a su medida.

Lo lógico es que la posteridad sea más clemente con Farage, que fue coherente con sus ideas y logró imponerlas, que a Cameron que, por torpeza, cálculo erróneo e interés político personal, convocó un referéndum innecesario que ha precipitado al Reino Unido y al proyecto de integración europea en la peor crisis en más de medio siglo. Se podrá no entender, justificar o perdonar a Farage, sobre todo por mentir en los datos con los que argumentaba su posición, pero nadie podrá negarle que luchó por  aquello en lo que creía. Como ése no ha sido el caso de Cameron, lo único que se merece es el desprecio.

 *Exredactor jefe y excorresponsal en Moscú de EL PAIS, miembro del Consejo Editorial de PÚBLICO hasta la desaparición de su edición en papel. En Público.es , 07 Jul 2016 (Reproducido por UyPress)

 

Ajuste mundial a la desglobalización será largo y doloroso

Ajuste mundial a la desglobalización será largo y doloroso

OTHER NEWS (Napoleón Gómez Urrutia — La Jornada de México) — Desde mediados de la década de los 80 del siglo anterior, los gobiernos de Margaret Thatcher, en Inglaterra, y de Ronald Reagan, en Estados Unidos, iniciaron un proyecto global para internacionalizar la economía y abrir nuevas oportunidades de mercados a las grandes corporaciones multinacionales.

Para ello, desarrollaron una serie de estrategias tendente a eliminar los obstáculos a esa renovada expansión de la economía y del comercio, al mismo tiempo que se dedicaron durante sus administraciones a eliminar todos los obstáculos para alcanzar dichos objetivos, ya fuera en el campo laboral, jurídico, político, diplomático, educativo, prácticamente en todas las áreas, como no se había visto antes.

Así nacieron muchos de los programas de cooperación económica bilateral o multilateral, que sirvieron de base para romper las barreras al comercio y expandir la producción a niveles tecnológicos y de mercadotecnia como nunca antes se habían logrado establecer, y así penetrar en lugares y regiones impensables. De esta manera surgió el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), entre Canadá, Estados Unidos y México, y el Acuerdo para Unificar a la Comunidad Económica de Europa.

A casi 22 años de distancia se puede comprobar que aunque el TLCAN incrementó los volúmenes de comercio entre los tres países, los beneficiarios principales fueron algunas compañías que poseían mayor tecnología o recursos financieros y administrativos, al costo del abandono de muchos sectores de la actividad económica, primordialmente los primarios como la agricultura, la ganadería y la pesca, así como algunos otros de la industria de la manufactura o de transformación que no estaban en posibilidad de competir.

El resultado de 22 años de TLCAN ha sido mayor desempleo, una creciente desigualdad, peores condiciones de trabajo y abusos de las empresas multinacionales, de muchas compañías mexicanas y de las industrias maquiladoras, que se han dedicado a explotar no sólo los recursos naturales, sino la mano de obra en condiciones verdaderamente inhumanas. Es decir, nunca se calculó y menos se corrigió el hecho de que el crecimiento comercial se hubiera logrado con una gran carga social. Ni les importó a los políticos y gobernantes, ni les ocupa o preocupa, pues todo mundo actúa con indiferencia, sin explicar a qué costo se promueve la actividad industrial y comercial de los países con menor grado de desarrollo como lo es México.

Actualmente se está desarrollando la segunda etapa del tratado comercial en un proyecto diferente, llamado Acuerdo Transpacífico de Cooperación (ATP), donde 12 países, que representan a poco más de 40 por ciento del comercio mundial, buscan una mayor integración, al mismo tiempo que frenar la expansión comercial de los países asiáticos, cuyos principales actores son China, Japón y Corea. El fin último es mantener actualizada la globalización y la división internacional de los mercados y productos entre los países del primer mundo y las naciones subdesarrolladas o en proceso de desarrollo.

Hasta hace pocos días todo marchaba bien para consolidar el ATP y renovar las estrategias económicas, cuando de repente y para sorpresa del mundo, un referendo convocado por el primer ministro británico, David Cameron, para resolver una disputa interna entre los miembros del Partido Conservador, terminó con la votación en favor de separar a Inglaterra de la Comunidad Económica Europea, con lo cual se desató la crisis financiera consiguiente, que estamos comenzando a experimentar y que seguramente tendrá consecuencias inesperadas.

Probablemente los estrategas del Partido Conservador menospreciaron las consecuencias que la globalización ha tenido, al incrementar el desempleo en muchos países, así como la desigualdad y la pobreza, y que los más afectados también votan y sienten que la apertura a la migración ha venido a agravar la pérdida de oportunidades para laborar y generar ingresos dignos y adecuados, al provocar mayor competencia por los puestos de trabajo.

Algunos analistas y políticos piensan que el Brexit, o la salida de Inglaterra de la Unión Europea, es un golpe contra el sistema o bien una especie de furia y coraje contra las élites que más se han beneficiado de este mundo globalizado. De ahí que en la actualidad se están fortaleciendo las actitudes del nacionalismo para sustituir a la globalización en posiciones extremas y radicales.

En muchos países de Europa, como Alemania, Francia, Holanda, Suecia, Escocia e Irlanda del Norte, entre otros, la extrema derecha ha crecido mucho en términos de rechazos a cualquier intento de mantenerse en la integración. Los gritos y las posturas en Inglaterra o cualquier otro país simpatizante que postule mi país y mi gente es primero están creciendo y se vuelven una amenaza para lo que los neoliberales consideran que es la estabilidad y la seguridad europeas y quizá la de otros países en el mundo, incluyendo a Estados Unidos, con un candidato a la presidencia como Donald Trump que ha dicho: se los advertí y ahora tenemos que cuidar más nuestras fronteras.

Der Spiegel, la famosa revista de Alemania, ha llamado al Brexit la muerte de Europa. No se puede negar que la crisis es producto del binomio austeridad/desempleo, así como del efecto que la gran migración ha tenido sobre el viejo continente. Además, la ausencia de una identidad común entre los países y sus habitantes durante los conflictos y las turbulencias, ha agravado más la situación general de Europa. De ahí que el ajuste mundial a la desglobalización seguramente será largo y doloroso, según se advierte en la comunidad internacional.

Paz en Colombia, un gol político para Cuba

Paz en Colombia, un gol político para Cuba

Cuando la izquierda latinoamericana retrocede, Cuba revalidó su presencia internacional al ser sede y garante de las fructíferas conversaciones de paz de Colombia para poner fin a un conflicto bélico bajo el foco mundial.

"Ser anfitrión de las conversaciones de las FARC es un camino justo sin costo para mostrar al mundo que Cuba todavía puede y quiere jugar un papel global", dijo a la AFP Paul W Hare, exembajador británico en Cuba, profesor de la Universidad de Boston.

La foto del estrechón de manos entre el presidente colombiano Juan Manuel Santos y el jefe guerrillero Timoléon Jiménez (Timochenko), con el presidente cubano Raúl Castro en el centro, los tres de simbólicas camisas blancas, ocupó vastos espacios mediáticos el jueves y el viernes.

Santos y Timochenko sellaron el jueves en La Habana importantes acuerdos sobre el cese al fuego definitivo, dejación de armas y ratificación del acuerdo final, los más espinosos que restaban para un pacto final.

Esos textos coronan tres años y medio de negociaciones en Cuba entre el gobierno de Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), iniciadas en noviembre de 2012.

-Adiós a las armas-

Santuario de insurgentes en los años 60-70, La Habana devino aliada de gobiernos "progresistas" en el nuevo siglo, como Venezuela, Bolivia, Argentina y Ecuador, dejando atrás el apoyo a "la vía armada".

La llegada al poder de Hugo Chávez en Venezuela, en 1999, abrió una época de ascenso de la izquierda regional, que comenzó a declinar con su muerte, en 2013.

Venezuela está en una crisis profunda, en Argentina hay actualmente un gobierno de centroderecha tras la derrota del kirchnerismo, Evo Morales perdió un referendo en Bolivia para poder postular a una nueva reelección, y Ecuador se apresta para el relevo de Rafael Correa.

"Da la impresión que Cuba está jugando ahora un papel crucial en las políticas regionales, precisamente cuando la izquierda en muchas partes de Sudamérica está perdiendo apoyo o se encuentra en declive", dijo a la AFP Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano.

-"La vieja camaradería revolucionaria"-

Como Cuba, Noruega fue garante del proceso de paz en Colombia, y Venezuela y Chile acompañantes, pero La Habana fue el "lugar lógico para llevar a cabo las negociaciones", dijo Shifter.

Ser sede de esas pláticas "también refleja la vieja camaradería revolucionaria con la izquierda, que Cuba promueve", dice Hare.

Sin embargo, las FARC no es una "vieja camarada" de Cuba, que siempre se identificó más con el "guevarista" Ejército de Liberación Nacional (ELN), que negocia con Santos en Ecuador, y con el ya desaparecido M-19.

Entre el líder cubano Fidel Castro y el dirigente histórico de las FARC Manuel Marulanda Vélez (1930-2008) hubo igualmente diferencias, que marcaron una amistad distanciada. En 2008, Fidel escribió que su "desacuerdo con la concepción de Marulanda se fundamenta en la experiencia vivida, no como teórico sino como político".

Aún así, La Habana apareció como el lugar idóneo por haber jugado también un papel mediador entre insurgentes y gobiernos colombianos en ocasiones anteriores.

-De guerrillero a estadista de paz-

Enfundado en su guayabera blanca y con el aplomo de un estadista de 86 años, la imagen de Raúl Castro dista de la del joven jefe guerrillero que secundó a su hermano Fidel en la guerrilla en Cuba (1956-59).

Desde que asumió el poder en 2008, Raúl demostró capacidades pragmáticas en busca de un despegue económico del país en condiciones de paz y sin renunciar a un rol regional.

En 2014, como presidente de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, primer foro regional sin Washington, Raúl promovió que América Latina se proclamara "zona de paz", frente a un Estados Unidos todavía adverso.

En febrero pasado, Cuba fue anfitrión de otro evento histórico, cuando el patriarca ortodoxo ruso Kirill suscribió en La Habana un acuerdo con el papa Francisco, que zanjó el cisma de 1054 entre las dos iglesias.

Ahora numerosos gobiernos, entre ellos el de Estados Unidos, país con el cual Cuba restableció relaciones en julio de 2015, han reconocido el papel de La Habana en la búsqueda de la paz de Colombia.

El negociador por el gobierno colombiano Humberto de la Calle dijo el viernes que el Ejecutivo de Santos tiene "un enorme reconocimiento" por la ayuda de la isla. "Luego necesariamente tendremos un gesto claro frente a Cuba al momento de terminar las conversaciones", señaló.

Para Cuba poco determina si el acuerdo final de paz se firma en Colombia, como quiere Santos, o en La Habana, como desean las FARC: La Habana ya se anotó un importante gol político.
AFP

La República de Weimar, Trump y el desencanto con las democracias

La República de Weimar, Trump y el desencanto con las democracias

Por Jochen Bittner, HAMBURGO
Los alemanes nunca podremos liberarnos del trauma de nuestra historia reciente. Y eso no podría ser más actual si tomamos en cuenta el estado de nuestro continente y lo sucede al otro lado del Atlántico. Hay muchas diferencias entre lo que sucedió aquí en la década de los treinta del siglo pasado y lo que sucede ahora.

Está claro que Donald Trump o Norbert Hofer en Austria no son Adolf Hitler.

Pese a esto, la forma en que Alemania se deslizó hacia una forma peculiar de autoritarismo en el periodo de entreguerras muestra cómo las democracias liberales pueden girar, de repente, hacia posiciones contrarias al liberalismo.

Si obviamos el debate que propone que el ascenso del nazismo era algo que los alemanes llevaban marcado en su idiosincrasia, es posible identificar cuatro factores que llevaron al país a rechazar la República de Weimar, la democracia parlamentaria y constitucional posterior al Tratado de Versalles y la primera Gran Guerra: crisis económica, pérdida de confianza en las instituciones, una sensación de humillación en la sociedad y una serie de errores políticos.

En cierto modo, todo eso está presente en las actuales democracias occidentales.

El colapso de la Bolsa en 1929, conocido como el “Black Friday”, produjo una depresión económica global. Las cosas iban mal en Estados Unidos pero en Alemania estaban peor. La producción industrial bajó a la mitad en tres años, la Bolsa perdió dos tercios de su valor, la inflación y el desempleo subieron por las nubes y el gobierno de Weimar, que ya no gozaba de la estima de los alemanes, parecía que no ofrecía una alternativa.

Todo eso sucedió mientras los valores y tradiciones cambiaban por la modernización que se produjo en la década de los veinte. Las mujeres empezaron a trabajar, estudiar, votar y dormir con quien quisieran.

Eso aumentó la brecha cultural entre los trabajadores y la clase media más conservadora y una vanguardia cosmopolita en la política, economía o el arte que llegó a su punto máximo en el momento del desastre económico. La población culpó a las élites por el caos resultante y las masas reclamaron una mano de hierro que volviera a imponer el orden.

Hay gente que cree que Hitler se coló en Alemania, que casi nadie comprendió la amenaza que suponía. De hecho, muchos políticos de los partidos tradicionales reconocieron que era un peligro pero no supieron cómo detenerlo.

Algunos no querían hacerlo: los conservadores o la nobleza pensaron que podía ser su tonto útil y que sería limitado como canciller por ministros más razonables. Franz von Papen, un noble que ejerció como su primera mano derecha, dijo de él: “Lo hemos contratado”.

Al mismo tiempo, ni siquiera el riesgo inminente de una dictadura fascista pudo convencer a la izquierda de la necesidad de unidad. En lugar de buscar la conciliación para defender el interés nacional, Ernst Thälmann, líder del partido comunista de Alemania en aquella época, llamó a los socialdemócratas “el ala moderada del fascismo”. Queda claro por qué no fue difícil que Hitler uniera a amplios sectores de la sociedad alemana.

¿Estamos en un momento similar al de la República de Weimar?

La crisis económica de 2008 y la recesión global que produjo no fueron, ni de cerca, tan dolorosas como la depresión de aquella época. Pero sus consecuencias sí son similares.

El crecimiento de principios de este siglo logró que estadounidenses y europeos creyeran en la fortaleza de sus economías por lo que la crisis de los bancos, el mercado inmobiliario y los gobiernos dejaron a millones de personas enfadadas con las instituciones que les habían fallado, sobre todo con los políticos a cargo de la situación.

Los votantes se preguntan por qué los gobiernos permitieron que los banqueros se comportaran como criminales. También se preguntan por qué salvaron a los bancos en vez de rescatar a las fábricas de autos. O qué les lleva a recibir a millones de migrantes. Se preguntan si hay leyes diferentes para la élite que se rige por una cosmovisión hipermoderna y liberal que ve con desdén a la clase trabajadora, que desprecia sus valores y los ve como gente poco hábil.

En Estados Unidos y Europa el ascenso de movimientos políticos de ruptura es síntoma de un cambio cultural que se enfrenta a la posmodernidad globalizada, así como en el periodo de entreguerras se rechazó a la modernidad.

La acusación más común de “las masas” es que la democracia liberal ha ido demasiado lejos, que se ha convertido en una ideología que solo le sirve a la élite a expensas de todos los demás. Marine Le Pen, líder del Frente Nacional en Francia, llama a la gente normal les invisibles et les oubliés, los invisibles y los olvidados.

Por supuesto que no estamos en 1933. Ahora las instituciones democráticas son mucho más estables. Pero el poder de la nostalgia no depende de la época. Por eso, y pese a las diferencias, vivimos un momento similar en las democracias occidentales.

Es fácil decir que la gente tiene que aceptar la realidad y esforzarse por lograr reformas prácticas pero los partidos tradicionales ni siquiera han hecho eso, al menos no de una forma creíble. Lo que hacen es enfrentarse entre ellos. Y eso permite que el ascenso de líderes demagogos sea visto como una solución y no como un problema.

Trump no es Hitler, pero eso no es lo que importa. Hoy, al igual que en el periodo de entreguerras, vemos que el liberalismo no es capaz de responder a los problemas que se plantean.

Ni siquiera a los que cuestionan su propia existencia.

(New York Times) Jochen Bittner es editor del semanario alemán Die Zeit.
Foto: A la izquierda, Alfred Rosenberg junto a Adolf Hitler y Friedrich Weber, durante el Putsch de Múnich, en noviembre de 1923. Credit Keystone/Getty Images

Agonía anunciada del nuevo gobierno en Brasil

Agonía anunciada del nuevo gobierno en Brasil


RÍO DE JANEIRO (IPS/Mario Osava) - “Acá todo parecía ser aún construcción y ya es ruina”, dice una vieja canción del famoso músico Caetano Veloso. El verso sirve bien para ilustrar lo que le acontece al nuevo gobierno de Brasil presidido por Michel Temer, en funciones desde el 12 de mayo.

El Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), corazón de la nueva coalición gobernante, tiene sus principales dirigentes, incluido Temer, pendientes de denuncias de corrupción que, aunque no los lleven a la cárcel en el futuro, ya los debilitaron políticamente y amenazan desestabilizar su gobierno.

Sergio Machado, exsenador y expresidente de Transpetro, empresa transportista del grupo estatal Petrobras, reveló que 23 políticos, 10 de ellos del PMDB, recibieron fondos desviados de los contratos de la petrolera con constructoras y otros proveedores.

Sus testimonios ante el Ministerio Público (fiscalía) se hicieron públicos el 15 de junio, por decisión del Supremo Tribunal Federal (STF), que aceptó su acuerdo de colaboración con la justicia en las investigaciones sobre el escándalo de corrupción que tiene como epicentro a Petrobras.

Temer le habría pedido 1,5 millones de reales (unos 750.000 dólares en la época) para ayudar ilegalmente a un candidato a alcalde de la sureña metrópoli de São Paulo en 2012, denunció Machado.

El vicepresidente, jefe interino del Poder Ejecutivo hasta que concluya el proceso de inhabilitación de la suspendida presidenta Dilma Rousseff, negó vehementemente la acusación, al igual que el presidente del Senado, Renán Calheiros, y otros seis senadores, incluyendo el exgobernante José Sarney (1985-1990), todos del PMDB.

Otra fue la actitud Henrique Alves, del mismo partido, quien renunció al cargo de ministro de Turismo. Él afronta otros procesos abiertos dentro de la Operación Lava Jato (autolavado de vehículos), que desde hace dos años viene desnudando la organización delictiva que desvió miles de millones de dólares de proyectos petroleros estatales.

Temer había perdido otros dos ministros en sus dos primeras semanas de gobierno, el de Planificación, Romero Jucá, y el de Transparencia, Fabiano Silveira. Machado filtró diálogos grabados de ambos, en que discutían diferentes formas para bloquear esa investigación.

Jucá mantiene su influencia como senador y presidente del PMDB, pero ya son nueve los procesos penales que se amontonan contra sus dirigentes en el STF, la única instancia que puede juzgar a los parlamentarios y miembros del Ejecutivo, al gozar de “foro privilegiado·.

El “petrolazo” ya tuvo altos costos para el izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), porque ayudó a alejar a Rousseff de la presidencia, el 12 de mayo, y amenaza con acabar con la carrera política de su máximo líder, Luiz Inácio Lula da Silva, quien presidió el país entre 2003 y 2011, cuando le sucedió la suspendida presidenta.

Ahora llega el turno de los nuevos protagonistas del poder, en que participaron en forma permanente en las dos últimas décadas. Temer, sus ministros y copartidarios podrán alegar inocencia e incluso ser absueltos de las acusaciones de Machado en un futuro lejano, pero la batalla ahora no es judicial, sino política.
Agonía anunciada del nuevo gobierno en Brasil

Las manifestaciones contra el presidente interino Michel Temer y su gobierno le han acompañado desde que ocupó el poder el 12 de mayo en Brasil. En la imagen una marcha el 10 de junio en Río de Janeiro, encabezada por una pancarta donde se lee: “Fuera Temer”. Crédito: Fernando Frazão/ Agência Brasil

La Operación Lava Jato ya encarceló a decenas de empresarios, mientras la mayoría de los políticos sigue a la espera de juicio en el Supremo Tribunal. Pero en la vida política  importan más la reputación y la imagen popular que los desenlaces judiciales.

No faltan ejemplos de discrepancias en los juicios políticos y legales. En Brasil hay una tradición de políticos exitosos con el sello de “roba pero hace”, del que son ejemplos los exgobernadores de São Paulo, Adhemar de Barros (1947-1951 y 1963-1966) y Paulo Maluf (1979-1982), este aún activo como un diputado con una votación récord.

Pero es difícil que sobrevivan los políticos acusados de corrupción en la actualidad, a excepción quizás de Lula, beneficiado de otra tradición, la de los “padres de los pobres”. En su caso lo que puede ser fatal es el veredicto judicial.

Lula es sospechoso de haber recibido favores de constructoras que obtuvieron ganancias ilegales en los negocios petroleros estatales, de encabezar la mafia del “petrolazo” y de intentar obstruir las investigaciones de Lava Jato.

Al expresidente la difusión de esas sospechas arañan su popularidad, pero se reconoce que él podría recuperar buena parte de su prestigio, especialmente entre la población pobre, en una campaña electoral.

Si resultase condenado, sin embargo, no podría concurrir a unas elecciones por un mínimo de ocho años, demasiado para alguien de 70 años.

La operación anticorrupción en Brasil sigue un guión nada ortodoxo, la batalla se desarrolla más en la opinión pública, y por lo tanto en los medios de comunicación masiva, que en los tribunales.

Es posible que en un futuro menos conflictivo gran parte de los procesos judiciales sea anulada por irregularidades, como los trascendidos, abusos de la prisión preventiva y otras presiones para obtener la colaboración de los acusados, mediante las llamadas “delaciones premiadas” e incluso la descalificación de testimonios y supuestas pruebas.

Pero los políticos, culpables o inocentes, ya estarán condenados por la indignación contra la corrupción, intensificada por la recesión económica que alimenta el desempleo y que muchos consideran una consecuencia de la deshonestidad política.

En el caso de las delaciones de Machado, además de las denuncias que apuntan a 23 nombres y las sumas que recibió cada uno, queda evidente el modo de operar la desviación de dineros de la Petrobras, una empresa gigante que maneja centenares de millones de dólares al año.

El exsenador, designado como presidente de Transpetro por indicación del PMDB, más precisamente del actual presidente del Senado, desnudó el papel de directores y otros ejecutivos introducidos en Petrobras y sus subsidiarias por partidos políticos.

Las empresas estatales tienen prohibido hacer contribuciones electorales. Pero los miles de proveedores de productos y servicios de las grandes empresas públicas, obviamente interesados en los abultados contratos, eran presas fáciles de pedidos de “donaciones”.

Machado era la punta del triángulo que recibía las demandas partidistas y las canalizaba a las empresas proveedoras de Transpetro o Petrobras. Era, alega, la condición para mantenerse en el puesto bien remunerado y poderoso. Para los empresarios era un forzado peaje.

Muchos de ellos se defendieron, ante las acusaciones de soborno y de actuar como carteles para conquistar tales contratos, diciendo que se trató de “extorsiones”. Sus empresas perderían muchos negocios si no aceptasen “las reglas del juego”.

Los políticos alegan ahora que se trató de contribuciones legales a campañas electorales, ofrecidas directamente por las empresas. Pero la intervención “facilitadora” de Machado contamina todo y evidencia que no eran donaciones voluntarias y que la complicidad permitía un sobreprecio a compartir.

Para mala suerte de Michel Temer, el control de esa operación con epicentro en Transpetro era del PMDB que él presidió desde 2001 hasta marzo de 2016, incluyendo todo el período en que Machado actuó como bisagra de la corrupción, entre 2003 y 2014. Será difícil eximirse de la responsabilidad.
Editado por Estrella Gutiérrez(UyPress)

Efecto boomerang le da golpe letal a Almagro

Efecto boomerang le da golpe letal a Almagro

Acaba de culminar la Asamblea General de la OEA en Santo Domingo y cualquier tipo con dos dedos de frente se da cuenta de que el secretario general, Luis Almagro, está liquidado.

Si tiene sentido de la legitimidad o, cuanto menos, un dejo de amor propio, su mandato no llega a julio. En caso de producirse su renuncia o destitución, se transformará en el segundo mandato más corto de la historia, sólo superado por el expresidente de Costa Rica Miguel Ángel Rodríguez, que duró treinta días al frente de la OEA, porque mientras estaba acomodando sus petates en la suntuosa oficina de la secretaría general en Washington, fue procesado en su país por múltiples delitos de corrupción que lo obligaron a dejar el cargo y volver para evitar ir preso (cosa que en ese momento no logró).

Durante los tres días que duró la cuadragésimo sexta asamblea general de la OEA realizada en la capital de República Dominicana, el caso Venezuela dominó la agenda, pero no en el sentido anhelado por nuestro excanciller, que aspiraba a que la organización ofreciera algún tipo de respaldo, aunque sea tibio, a su intención de aplicarle la Carta Democrática a la República Bolivariana, que habría naufragado en el Consejo Permanente.

El caso estuvo, pero estuvo al revés. En lo que podríamos llamar el efecto boomerang de la estupidez, don Luis Almagro, quien un día intentó proyectarse como el paladín de la democracia continental desde un cargo alcanzado por virtud de la intersección de la prédica de otro y el beneficio de ser un desconocido, terminó siendo ubicado en el banquillo de los imputados, y ahora habrá una sesión del Consejo Permanente de la OEA el próximo 21 de junio para juzgar su conducta injerencista contra Venezuela.

La moción de juzgar a Almagro fue propuesta por Venezuela y acompañada por 19 países, contra 12 que votaron en contra de avanzar en ese camino. Entre los que se negaron a analizar las actuaciones del secretario general están Estados Unidos, Canadá, México, Perú, Colombia, Honduras, Guatemala, Paraguay y un solidario Uruguay que decidió sumarse a este verdadero club de lo peor para no desairar más a nuestro exministro.

Ningún país del ALBA y prácticamente ninguno del Caribe insular votó contra Venezuela, y los países caribeños, que son un montón, vuelcan cualquier votación si actúan en conjunto. Así fue. Y era lo previsible. Lo que resultó algo inesperado es que Brasil y Argentina se sumaran a la propuesta venezolana.

Que el gobierno de Macri y el gobierno interino de Temer actúen en tándem no es sorprendente, pero que hayan apoyado la propuesta de la canciller de Maduro, Delcy Rodríguez, merece ser analizado con detenimiento, porque ahí no hay ni un ápice de generosidad o acompañamiento ideológico.

Es el fruto de una cuidadosa negociación encabezada por la talentosa canciller venezolana, que se anotó en esta cumbre tres resonantes victorias: la primera, logró que la OEA resuelva enjuiciar a Almagro; la segunda, logró que el jefe del Departamento de Estado de Estados Unidos, John Kerry, diera un giro de 180 grados en relación con la que era la posición inicial de EEUU y la que había prometido personalmente a Luis Almagro.

Ahora EEUU se avino a negociar, a mandar a Caracas un emisario de alto nivel del gobierno de Obama y promueve la consigna de que es mejor dialogar que aislar. La tercera victoria es sepultar la sesión del 23 de junio del Consejo Permanente, prevista originalmente por Luis Almagro para tratar su invocatoria de la Carta Democrática en el caso venezolano. Si esa sesión se realiza, cosa que está por verse, tendrá que ser para el copetín, para el brindis de despedida del derrotado.

El próximo martes, en Washington, el Consejo Permanente de la OEA se va a reunir y va a recibir un detallado informe del equipo de mediadores de Unasur, integrado por los exmandatarios de República Dominicana y de Panamá, Leonel Fernández y Martín Torrijos respectivamente, más el perfecto outsider José Luis Rodríguez Zapatero, exnúmero uno de España.

Luego de ese informe, que será contundente y con seguridad muy respaldado, comenzará el análisis de la actuación de Almagro, que será terrible. Es probable que Almagro no concurra, como ya hizo en la última reunión del Consejo Permanente, en la que, tras la derrota clamorosa de su propuesta, le negaron la palabra a su enviado personal, el jefe de gabinete del secretario general de la OEA, el inexplicable funcionario Gonzalo Koncke, que fuera representante ante la ONU de Uruguay y resultó destituido porque se olvidó de ir a escuchar al presidente Tabaré Vázquez cuando dio su discurso en la Asamblea General.

Dentro de toda la catástrofe, para Almagro la posición de Brasil y Argentina y el cambio de estrategia de Estados Unidos representan lo más dramático. El secretario general difundió por Twitter una declaración de 15 cancilleres, dando origen a una especie de nuevo organismo extraoficial de la OEA que podría llamarse “el grupo de los 15 que firmaron una declaración sin gusto a nada, pero que por lo menos menciona lateralmente a la Carta Democrática”, pero que en ningún momento siquiera amenaza con aplicarla, y además, a continuación de mencionarla, se preocupa de subrayar el compromiso de los países firmantes “con el principio de no injerencia”, como para que quede claro que no van a mover un dedo en sentido “almagrista”, y de paso para que el propio Luis Almagro tome conciencia de su aislamiento.

En ese pronunciamiento están todos los que votaron en contra de la propuesta venezolana más Argentina y Brasil. Más que una hoja de ruta o un acuerdo crucial de las cancillerías sobre la política de la OEA para Venezuela, es el texto que acompaña la extremaunción del susodicho secretario. El número es significativo. De los 34 miembros de la OEA, apenas 15 firmaron un frágil comunicado que no dice nada. Imaginen la posición de los otros 19 países que no estuvieron ni para esa rúbrica.

La suerte del exministro está echada. El martes 21 le va a ir muy mal. Aunque consiguiera el voto de Argentina y Brasil, de todos modos serán mayoría los países que manifiesten reparos en su manejo del caso Venezuela. Y reparos es una forma polite de decir que el tiempo de Almagro a la cabeza de la OEA se terminó. Por su actuación abiertamente injerencista perdió el respaldo de la mayoría de los Estados miembros de una organización a la que había llegado como esperanza de cambio. Nos defraudó a todos. Nos traicionó.

Esta semana la Asamblea de la OEA comenzó con un encendido discurso del presidente anfitrión, Darío Medina, exigiéndole a la organización que pida perdón por haber apoyado la invasión estadounidense a ese país en 1965, cuando el pueblo pedía la restitución de Juan Emilio Bosch, presidente legítimo dominicano al que la derecha depuso en un golpe de Estado con la anuencia de Estados Unidos. Así empezó esta cumbre.

Con el mandatario local recordando el papel nefasto de la OEA a lo largo de la historia, reclamando el mea culpa, parado sobre el principio de autodeterminación de los pueblos. Era obvio que Almagro, el topo que se nos coló en la izquierda uruguaya y que le enchufamos a una América Latina desprevenida, no iba a salir ileso de esta reunión. Pero nada hacía prever que la Asamblea General lo pasara a un tribunal de alzada. Algo así no tiene precedentes.

Por suerte, en marzo del año pasado, para asumir al cargo para el que acababa de ser electo en la OEA, Almagro renunció al Senado, donde había llegado como miembro titular por la lista del MPP. De no ser así, en julio lo tendríamos por acá ocupando su banca.
Caras Caretas

El papelón de Almagro

El papelón de Almagro

Para anticipar los votos en el consejo de un organismo internacional como la Organización de Estados Americanos (OEA) no es necesario ser un genio del análisis geopolítico. Menos aún si te toca ser el burócrata número uno en el boliche de la esquina de la F Street y la 19th, al mando de un grupo considerable de subalternos designados por vos mismo, con sueldos no menores de 20.000 o 30.000 dólares por mes, todos con pertrecho de telefonía ilimitada, pasajes a discreción y conexión premium a internet.

Con un poco de olfato o un mínimo de sensatez, Luis Almagro ya debía suponer que la estrategia de activar la Carta Democrática contra el gobierno de Venezuela, que unos días antes había adelantado en el reportaje que se hizo hacer por el semanario Búsqueda, no tenía ninguna oportunidad de prosperar en el Consejo Permanente. Pero si la perspicacia política no es siempre una cualidad indispensable para un diplomático, ni siquiera uno escalador que aprecia más el sentido de oportunidad que la inteligencia, no se puede estar al frente de una oficina de estas sin estar dispuesto a hacer una veintena de llamadas telefónicas y tomarse un par de tazas de café con los más herméticos y desconfiados. Así las cosas, Almagro y sus colaboradores tenían que saber que iban al muere con su propuesta, o bien porque sus neuronas hacían sinapsis, o bien porque una ronda matinal de consultas previas se los habría dejado meridianamente claro.

Asumamos que sabían. Asumamos que Luis Almagro y sus colaboradores sabían que la propuesta iba a ser derrotada. Que apenas iba a contar con el apoyo de la representación de Paraguay, un gobierno de derecha que es hijo de un golpe de Estado de nuevo tipo que Almagro no pudo haber olvidado. Asumamos que sabían que políticamente era inviable esa propuesta insólita cuyo precedente directo hay que buscarlo en la Conferencia de la OEA en Punta del Este de 1962, cuando, por iniciativa de Estados Unidos y con el único voto en contra de México y algunas pocas abstenciones (entre ellas la de Uruguay), la OEA expulsó a Cuba por adherir al marxismo. ¿Y entonces qué nos queda? Nos queda preguntarnos por qué, pese a que estaba liquidada desde antes de empezar, Almagro promovió una estrategia tan “desubicada”, como la calificó el presidente ecuatoriano Rafael Correa. Tan desubicada que su responsable ni siquiera se animó a comparecer en la reunión del Consejo Permanente, instancia a la que envió a su jefe de gabinete, Gonzalo Koncke, a quien directamente le negaron la palabra en la sesión, cuando quiso intervenir para transmitir el mensaje del secretario general, que es más o menos lo mismo que invitarlo a renunciar a él y a su jefe, que se había escondido porque sabía que iba a la paliza.

Si retrocedemos hasta la propuesta de Almagro, que tiene pinta de ser arqueología pura, porque fue descartada en la reunión del Consejo Permanente de la OEA el miércoles, hay que analizarla en dos bloques. En primer término, la propuesta en sí, que activa un mecanismo que puede terminar en la expulsión del seno de la OEA de un país miembro, extremo previsto en la Carta Democrática ante la alteración del orden constitucional en ese país, y que sólo puede ser invocado por iniciativa de los estados y no del secretario general. Es una propuesta a la medida de los intereses de una parte de la oposición venezolana –y ni siquiera de la parte más representativa, que no quiere quedar pegada con una iniciativa que, de llevarse adelante, podría desembocar en una intervención externa– y en sintonía clara con el Departamento de Estado de Estados Unidos, que de todos modos no la votó, sino que se sumó a la propuesta que Argentina cocinó por atrás, sin consultar a Venezuela, aunque después tuvo que aceptar que el embajador venezolano brindara la posición oficial de su país, y ceder a un acuerdo ampliamente mayoritario que, entre otras cosas, no menciona la Carta Democrática Interamericana –jaque a Almagro– y reconoce la negociación patrocinada por la Unión de Naciones Suramericanas –¿y la OEA?–, facilitada por los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero (España), Martín Torrijos (Panamá) y Leonel Fernández (República Dominicana).

El segundo aspecto que debe ser analizado es el informe de 132 páginas en el que Almagro justifica su iniciativa. Es directamente vergonzoso. Debería ser leído por toda la Mesa Política del Frente Amplio (FA) y por la Dirección Nacional del Movimiento de Participación Popular (MPP). Para que tengamos una idea de quién fue el canciller de nuestro país y quiénes son y fueron sus colaboradores, muchos de ellos con cargos importantísimos en el anterior gobierno. Es un informe al servicio de la derecha, que cita todos los datos de los que esta echa mano para atacar al gobierno bolivariano; que soslaya la responsabilidad notable de los sectores económicos concentrados en el acaparamiento, el desabastecimiento, la fuga de divisas; y que prácticamente omite que la caída de seis veces del valor del petróleo en menos de un año y medio tuvo un efecto dramático en la economía de un país esencialmente petrolero. El informe no es sólo antichavista, es antiizquierda. Es militante a favor de la destitución del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y se mete hasta en el diseño institucional de ese país y en la integración de un organismo como la Suprema Corte. Es notablemente injerencista, y fue escrito, en teoría, por gente que participó en un gobierno de izquierda. Gente que no se limita a Luis Almagro. ¿O acaso renunció alguno de sus asesores?

Pero ya sabemos de su triste papel. Nos toca ahora averiguar hasta dónde llega la conspiración, porque está claro que Almagro llegó a la OEA para esto. Y lo impulsamos nosotros. Me refiero a los frenteamplistas. La mayoría, de forma inadvertida, creyendo que era otra cosa él y otra sus intenciones. Por el contrario, nuestra oposición, que ahora lo celebra como si hubiera recuperado a un hijo extraviado, antes había puesto el grito en el cielo cuando se comenzó a manejar su nombre para la secretaría general de la OEA.

Sin embargo, son pocos los pronunciamientos oficiales. Sabemos –por Búsqueda– que una vez el expresidente Pepe Mujica le escribió la carta del adiós, pero últimamente lo ha justificado, diciendo que el problema era que Almagro era abogado y no agente de la CIA, de lo que lo acusan en Venezuela, y además se atrevió a decir que Maduro estaba “loco como una cabra”. Ahora bien, un par de semana después, surge evidente que el presidente venezolano no estaba loco cuando le echó encima el mote de “agente de la CIA”, porque finalmente Almagro se propuso activar la Carta Democrática Interamericana, algo que sólo se puede hacer con la anuencia del Departamento de Estado, sobre todo cuando no tenés votos en el Consejo de la OEA, donde a tu delegado no lo dejaron ni hablar.

Cuando decimos que son pocos, son pocos. El MPP como organización no se pronunció. Lo han hecho dirigentes de ese sector, pero ni el Comité Ejecutivo ni la Dirección Nacional han emitido declaración ni han aclarado si Almagro continúa formando parte de la organización. Es cierto que el MPP no tiene un mecanismo estatutario de expulsión, pero este sí que es un asunto político y no jurídico; además, no sería la primera vez que se aplica una política de cuerpo blando. Y esta vez estaría más que justificado hacerlo.

El FA tampoco emitió una declaración que mencione el papel nefasto que está cumpliendo el excanciller, aunque el año pasado produjo un comunicado en el que respaldaba a Venezuela y llamaba a no intervenir en sus asuntos internos. Ese comunicado se produjo cuando el topo Almagro hacía correr la especie de que el gobierno venezolano no iba a reconocer el resultado de la elección parlamentaria (primero había difundido que el gobierno no iba a permitir que se hiciera), y algunos parlanchines uruguayos se habían manifestado preocupados ante el “inminente” golpe de Estado si la elección era contraria a los intereses del gobierno. Pero la elección se hizo, la oposición ganó la mayoría en la Asamblea Nacional y Nicolás Maduro reconoció el resultado, como ha hecho el chavismo en todas y cada una de las 20 elecciones que ha realizado Venezuela desde que Chávez asumió en 1998. ¿Por qué no se producen esas declaraciones oficiales?

Este triste asunto de Almagro ha desnudado, como nada lo había hecho antes, que el FA tiene una profunda división en su seno, aunque nadie sabe a ciencia cierta cuánto abarca cada bando, y que por el momento la política exterior la dirige un grupo que no tiene absolutamente nada que ver con el frenteamplismo de base. En los últimos meses hemos observado cómo Uruguay se calla ante el golpe de Estado en Brasil, secunda las declaraciones de la canciller de Mauricio Macri, Susana Malcorra, y se pronuncia a favor del referéndum revocatorio en Venezuela. Es tan ostensible el nuevo alineamiento, que hasta arraigados principios liberales como el de autodeterminación han caído en desgracia. ¿Por qué el gobierno uruguayo firma una declaración junto a los cancilleres de Argentina, Colombia y Chile apoyando el revocatorio? ¿Acaso se nos querrá convencer de que el texto es más inocuo y se limita a apoyar el diálogo y las salidas en el marco de la constitución y la ley, como el revocatorio, que es un instrumento contenido en la Constitución venezolana? Nadie menciona lo que no apoya ni firma con el enemigo. La declaración es terrible y nos pone de un lado que luego el canciller Rodolfo Nin Novoa abona cuando habla con la prensa y puede desatar todo su pensamiento, que es más radical que el texto. En cualquier caso, Nin no es más que el canciller. La política exterior no la fija él, que apenas tiene una función delegada por el titular del Poder Ejecutivo.

Lamentablemente, esta es la única suma posible. A Almagro y sus secuaces los promovió el FA, muchos de sus integrantes pensando que era otra cosa. Pero muchos no es necesariamente todos. Y esa es una duda trágica. Ninguna declaración formal del FA o del MPP rechaza su actuación con respecto a Venezuela, aunque haya dirigentes que se despidan o que lo denuncien como un converso. La cancillería uruguaya tiende a justificarlo siempre, a apoyarlo a veces y a alinearse con las cancillerías que se ubican más a la derecha del Cono Sur. Por suerte, todavía no con la brasileña, pero veremos qué pasa si se confirma la destitución de Dilma Rousseff una vez que hayan transcurrido los 180 días de suspensión.

El panorama es desolador. Los problemas de Venezuela son enormes. Los problemas de la izquierda continental son indudables en esta época de retroceso y amenaza. Pero hay un problema en el FA y en el gobierno del FA que se hace cada día más evidente y que puede parecer menor en relación con los otros reseñados, pero es el que duele más a la gente de izquierda de Uruguay: no está claro para quién estamos jugando, de qué lado queremos estar en esta bifurcación de la historia.
Caras y Caretas

El viaje en busca de la perdida dignidad uruguaya

El viaje en busca de la perdida dignidad uruguaya

Imagine usted por un instante que lo meten en el túnel del tiempo para un fugaz viaje. Imagine que le dicen que es para buscar a un hombre alto, fuerte y negro.

El supuesto guía le informa que le llaman el "Negro Jefe". Usted no demora mucho en relacionar ese apodo con Obdulio Varela. Se emociona y al mismo tiempo no comprende la intención.

El viaje es instantáneo y cuando usted se da cuenta ve a ese negro vestido igual que los jugadores de la selección uruguaya en ese estadio yanqui.

Usted mira para el costado para comprender pero el guía ya no está.

Sigue mirando con asombro por la televisión y piensa que se ha vuelto loco. Pero después de unos segundos se anima a sí mismo y se alegra. Aunque aún no sabe por qué.

Miles de mexicanos trepidan en el estadio de última generación con aire acondicionado incluido. Fija sus ojos en ese Negro que sigue impávido.

Entonces empiezan a escucharse los acordes del himno chileno para homenajear a los uruguayos. Usted no entiende nada. Al parecer el único atónito es el golero Muslera que mira a sus compañeros pero no sabe qué hacer.

Entonces sucede algo que le hace erizar la piel. Ese Negro camina dos pasos hacia el árbitro y le dice: "Me permite", tras lo cual le arranca la pelota.

Acto seguido el Negro, de reojo, mira a los restantes jugadores y con voz pausada les dice: "Nos vamos muchachos". Como niños de escuela los jugadores de la selección siguen a ese gigante hacia el vestuario.

Usted acomoda el sillón para sentarse mejor y seguir la historia pero no puede porque está entumecido. Entonces se para.

Las cuatro tribunas estallan de ira. Ya en los vestuarios una nube de dirigentes rodea a ese Negro y le imploran que vuelva a la cancha porque se había tratado de un error.

¿Quién lo dice?, pregunta el Negro.

Bueno, los organizadores.

Son de palo, responde el Negro sin que se le mueva un pelo.

Pero, hay 50 mil mexicanos que nos quieren comer. ¿Qué hacemos?

¿Mexicanos?, pregunta el Negro y enseguida agrega, en realidad son yanquis que votan a ese Trump que va a levantar un muro para que no entren más de ellos. Son de palo, repite.

Pero Señor, dice con respeto el presidente de la AUF, no le parece esta medida un poco exagerada. No olvide el fair-play.

En primer lugar me habla en castallano y por otra parte estos tipos fueron los mismos que le dieron dos cadenas perpetuas a Luis por darle un beso en la oreja a ese italiano, dispara el negro que no olvida nada.

Los jugadores celestes no emiten el más mínimo ruido. Solo miran a ese hombre de estatura monumental.

El vestuario celeste es un volcán. El Negro sigue con la pelota debajo del brazo. Le piden por favor que busque una solución.

El Negro ni siquiera sonríe cuando lanza: Está bien, o consiguen puntos o por lo menos a ver si les sacan unos mangos a estos malandros.

Está bien, está bien, Señor, gritan a coro y todos salen corriendo a negociar con los organizadores.

Por primera vez un esbozo de sonrisa aparece en ese rostro de roca pura.

Mira a los celestes y les dice. Está bien, muchachos, vamos a la cancha.

Entonces el Negro aparece de nuevo. Mira las tribunas enardecidas y se queda parado. Como por arte de birlibirloque los hinchas callaron.

Tiró la pelota y se esfumó. Ya había ganado otro partido.

El hombre frente al televisor no podía creer todo lo que acababa de ver.

Si, fue un sueño, se dijo, pero un sueño de dignidad.

CL

Astori, ¿el derrotado?

Astori, ¿el derrotado?

Una primera lectura de lo que sucedió ayer con el anuncio del presidente Tabaré Vázquez de modificar el proyecto de Rendición de Cuentas es que buena parte del Frente Amplio (FA) volvió a torcer la voluntad del ministro de Economía, Danilo Astori. Es una historia repetida: la marcha atrás en el TISA o descartar un TLC con EEUU en 2007 son dos ejemplos. Esta vez, para peor, Astori había sido el responsable principal de diseñar y comunicar el anuncio más difícil en materia económica desde que el FA llegó al poder: un ajuste con aumentos al IRPF desde $33.000. Pero tras los reclamos, se anunciaron los cambios, que fueron celebrados por algunos sectores como una victoria. Una nueva victoria.

Sin embargo, en el entorno de Astori la lectura es otra: en pocos días y a un mes de presentarlo, el proyecto está cerrado, lo que debería evitar sorpresas en su trámite parlamentario. Además, el objetivo fundamental planteado por el equipo económico se mantiene: la recaudación será la misma. Por otra parte, los cambios aceptados en el IRPF dejaron atrás otra serie de reclamos como no devolver el Fonasa, aumentos en IRAE, Impuesto al Patrimonio, entre otros.

Evitar esas propuestas es importante políticamente para el Astorismo. También es cierto que para la mayoría de la población –así no lo pague– el IRPF es un impuesto bastante más familiar que el que grava el Patrimonio. Y ese es el impuesto que la gente de Astori planteó aumentar y el FA logró atenuar. Astori puede ser el padre de una propuesta derrotada o quien logró mantener una rendición sólida en un momento complejo para la economía. Como sea, nada es políticamente irrelevante, sobre todo teniendo en cuenta que por lo bajo, y no tan bajo, varios repiten que está en carrera para 2019.
El Observador

¿Iría Venezuela hacia una guerra civil con intervención de fuerzas extranjeras?

¿Iría Venezuela hacia una guerra civil con intervención de fuerzas extranjeras?

Por  Marcelo Colussi (HISPANTV)
Venezuela está bajo asedio. Todas las fuerzas de la derecha conspiran contra la Revolución Bolivariana. Los acontecimientos están tomando un giro que puede desencadenar en algo trágico (guerra civil con intervención de fuerzas extranjeras). Pero ¿por qué?

Podrían apuntarse dos elementos: uno nacional, otro internacional (totalmente interconectados el uno con el otro): tanto para la oligarquía venezolana como para la clase dirigente de Washington, la aparición de un gobierno que habla un lenguaje populista y que se permitió reflotar ideas socialistas (“socialismo del siglo XXI”), constituyeron siempre una insoportable afrenta.

Por otro lado –quizá esto es determinante– el país caribeño alberga inconmensurables reservas de petróleo, de momento las más grandes conocidas del mundo. Para la geoestrategia del imperio esos hidrocarburos son vitales; que estén bajo un subsuelo que no es el propio es casi un accidente: tarde o temprano querrán apropiárselos.

La combinación de esos factores (gobierno “díscolo” para la visión de derecha y fuente petrolera fabulosa) han puesto las cosas al rojo vivo estos últimos años.

Venezuela viene viviendo desde 1998 un proceso bastante especial: sin ser una revolución socialista ortodoxa, con la llegada de Hugo Chávez al poder político comenzaron a darse una serie de cambios importantes en las correlaciones de fuerzas sociales. El “pobrerío” empezó a experimentar sustanciales mejoras en sus niveles de vida, y el país en su conjunto entró en un período de transformación, de movilización político-social. Los altos precios internacionales del petróleo permitieron esos movimientos.

La aparición de Chávez y la Revolución Bolivariana (con una clara intención popular) permitió la sobrevivencia de Cuba, que venía sufriendo su tremendo “período especial”, y alentó la propagación de gobiernos de relativa centro-izquierda en Latinoamérica. A partir de ella, fue ganando fuerza la idea de una nueva integración de la región por fuera de los marcos del salvaje neoliberalismo. Así fue como la propuesta del ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas) –un gran tratado de libre comercio para todo el continente liderado por Estados Unidos– fue desechado, reemplazándoselo por ideales de una nueva integración más progresista. Ello no impidió que Washington pudiera poner en marcha, no obstante, tratados comerciales binacionales, pero no pudo avanzar el proyecto original que convertía a todo su “patrio trasero” en una virtual colonia, controlada militarmente por más de 70 bases desplegadas en la región con tecnologías bélicas de punta.

Esa “piedra en el zapato” que representó la Revolución Bolivariana para los planes geoestratégicos de la gran potencia del Norte marcaron las relaciones de la Casa Blanca con todos los gobiernos progresistas de la región, pero especialmente con Venezuela: tales experiencias quisieron ser barridas desde el inicio porque constituían un “mal ejemplo” para otros pueblos.

Dicha tensión imprimió su sello en las relaciones políticas estos últimos años, siendo Venezuela el principal enemigo a vencer. Intentos para detener el proceso bolivariano hubo innumerables, desde golpe de Estado a paros petroleros, manipulación para movilizar a sectores antichavistas a “calentar la calle”, llamados a la desobediencia civil, provocaciones varias, escaramuzas militares en la frontera con Colombia, difusión de la imagen del presidente Maduro como un tonto intrascendente, generación de climas de ingobernabilidad. Desde algún tiempo, la guerra económica fue la principal arma. El mercado negro y el consecuente desabastecimiento generalizado así como la inflación inducida han marcado el ritmo del gobierno de Nicolás Maduro. De ese modo la economía cotidiana se ha visto profundamente trastocada, haciendo cada vez más difícil del día a día de los venezolanos. Ello, obviamente, complica las cosas. Y las complica mucho. El objetivo es lograr la desesperación de la población, para forzar salidas igualmente desesperadas (algo así se hizo en Chile en 1973, durante la presidencia de Salvador Allende, preparando las condiciones para el sangriento golpe de Estado de Augusto Pinochet).

Con la salida de Cristina Fernández viuda de Kirchner en Argentina reemplazada por el conservador Mauricio Macri y con el golpe palaciego dado en Brasil contra la presidenta Dilma Roussef para sacar del medio las propuestas progresistas del Partido de los Trabajadores, el camino comienza a despejarse para acometer de lleno contra la Revolución Bolivariana. Ahora el discurso de la derecha se siente ganador: “las izquierdas están derrotadas”, es su canto triunfal. Se está preparando el aislamiento internacional del gobierno de Maduro, presentándolo como un dictador enfrentado al Congreso, mientras aparecen voces que llaman a la intervención de la OEA para detener este presunto “estado calamitoso” del país.

De acuerdo al documento “Operation Venezuela Freedom-2” del Comando Sur de Estados Unidos, firmado por su titular el almirante Kurt Tidd, filtrado recientemente y aquí presentado en su traducción española (http ://misionverdad.com/la-guerra-en-venezuela/operacion-venezuela-freedom-2-el-documento ), la injerencia de Estados Unidos es total en este plan de desestabilización.

“Es indispensable destacar que la responsabilidad en la elaboración, planeación y ejecución parcial (sobre todo en esta fase-2) de la Operación Venezuela Freedom-2 en los actuales momentos descansa en nuestro comando [Comando Sur de los Estados Unidos: SOUTHCOM], pero el impulso de los conflictos y la generación de los diferentes escenarios es tarea de las fuerzas aliadas de la MUD [Mesa de la Unidad Democrática, la oposición de derecha] involucradas en el Plan, por eso nosotros no asumiremos el costo de una intervención armada en Venezuela, sino que emplearemos los diversos recursos y medios para que la oposición pueda llevar adelante las políticas para salir de Maduro”. (…) “Para arribar a [la] fase terminal, se contempla impulsar un plan de acción de corto plazo (6 meses con un cierre de la fase 2 hacia julio-agosto de 2016); como señalamos, hemos propuesto en estos momentos aplicar las tenazas para asfixiar y paralizar, impidiendo que las fuerzas chavistas se pueden recomponer y reagruparse. Hay que valorar adecuadamente el poderío del gobierno y su base social, que cuenta con millones de adherentes los cuales pueden ser cohesionados y expandirse políticamente. De allí nuestro llamado a emplearnos a fondo ahora que se vienen dando las condiciones. Insistir en debilitar doctrinariamente a Maduro, colocando su filiación castrista y comunista (dependencia de los cubanos) como eje propagandístico, opuesta a la libertad y la democracia, contraria a la propiedad privada y al libre mercado. También doctrinariamente hay que responsabilizar al Estado y su política contralora como causal del estancamiento económico, la inflación y la escasez”.

Más claro: ¡imposible! Se habla incluso de plazos concretos, el próximo julio o agosto. El plan está en marcha desde hace largo tiempo. Ya en el 2013 un informe del Director Nacional de Inteligencia de Estados Unidos, James Clapper, lo enunciaba palmariamente: “Explotar la alta inflación del país, la carencia de alimentos, la escasez de energía y los galopantes índices de delincuencia.”Algunos años después vemos los efectos de estas iniciativas. Sin dudas la población (incluso la chavista) está desesperada. La escasez, la inflación, la falta de energía eléctrica o de agua potable no dan tregua. No sabemos qué vendrá ahora exactamente, pero los tambores de guerra no auguran nada bueno. Más aún si vemos las inmediatas reacciones de Rusia y China brindado apoyo militar al gobierno bolivariano en el medio de estas provocaciones. Es evidente que la Guerra Fría nunca terminó.

Por una cuestión de dignidad mínima, debemos oponernos enérgicamente a esta maniobra de la derecha, más internacional que venezolana. Si cae la Revolución Bolivariana podemos asistir a un baño de sangre dentro del país, y ni se diga si el conflicto se expande fuera de sus fronteras. El odio de clase acumulado y las revanchas políticas pueden estallar en una horrible carnicería de proporciones desconocidas dentro de Venezuela. Por ello mismo no podemos permanecer callados ante lo que se está fraguando.

Pero por otro lado el intervencionismo extranjero es un nefasto mensaje para los pueblos del mundo: ratifican que el gran capital manda omnímodo y hace lo que le plazca (en este caso llenándose la boca con las altisonantes palabras de “libertad” y “democracia”… y quedándose las empresas privadas con el petróleo venezolano). Pero por último, y peor aún, si esos planes de desestabilización sucedieran, la derecha podrá cantar victoriosa mostrando que el socialismo es un “experimento fracasado”, con lo que una vez más podría reeditar aquello de “la historia ha terminado”, no dejando alternativas al campo popular.

Por todo ello, en defensa de los más elementales principios de dignidad humana, opongámonos rotundamente a estas arteras maniobras y denunciemos los planes de desestabilización que se gestan contra la República Bolivariana de Venezuela.

¿No se les cae una idea?: Propuestas blancas de seguridad ya existen

¿No se les cae una idea?: Propuestas blancas de seguridad ya existen

No hay caso. Ante la falta de respuestas efectivas en lo preventivo y también en lo represivo para detener el empuje de violencia que se registra en el país desde hace décadas, la pulsión punitiva es tan potente en los gobernantes, que busca caminos insospechados para ser liberada.

Los dirigentes políticos siguen sin perder el pudor de pedir penas cada vez más severas como forma de combatir la inseguridad y lo pueden hacer porque, aunque saben que la evidencia histórica los deja mal parados, aún tienen crédito con esa prédica entre un electorado lleno de temores y de impotencia. Ya que no atinamos a encontrar una solución de fondo, deben pensar, al menos calmemos a la barra que pide palo y palo.

Pero esta vez se pasaron de la raya, patinaron mal y dejaron expuesto uno de los argumentos más potentes que se haya registrado últimamente contra el llamado "populismo punitivo".

"Cuando la víctima sea una persona que estuviera desempeñando tareas propias de su trabajo (taximetristas, trabajadores del transporte colectivo, comerciantes, empleados del comercio, repartidores, distribuidores de mercaderías, cobradores, etcétera) el homicidio se considerará especialmente agravado", dice una de las propuestas sobre seguridad presentadas por el Partido Nacional.

Vaya uno a saber dónde y por qué se produjo la patinada de proponer algo que ya está previsto en el ordenamiento jurídico.

En el año 2000, durante el gobierno colorado y luego de una serie de rapiñas sangrientas a transportistas (una seguidilla de delitos siempre es un buen argumento para el populismo punitivo) el Parlamento aprobó la ley 17.243 que incorporó al artículo 47 del Código Penal, en su inciso 18, el siguiente agravante para todos los delitos: "(Actividad laboral de la víctima). Cuando se prevalezca de la actividad laboral que esté desempeñando la víctima en el momento de cometerse el delito".

Lo que proponen los blancos podría ser cuestionado por muchas razones (en una rapiña a un comercio es agravante matar al comerciante pero no a la embarazada y al nene que esperan a ser atendidos), pero la más contundente de todas es que ya existe. O sea que aunque se aprobó ese agravante, ese aumento de las sanciones, las cosas, a estar por la propuesta de los blancos, no mejoraron, pero aún así se vuelve a plantear. Difícil jugar una carta mayor arriba de ese argumento que revela cómo aumentar las penas no mejoró la situación.

Pero aún si aquella ley del año 2000 no se hubiese aprobado, el artículo 312 del Código Penal ya fija agravantes que hacen oneroso el fijar la condición de trabajador de la víctima (supuestamente de una rapiña fatal), a saber: es agravante el homicidio perpetrado "inmediatamente después de haber cometido otro delito, para asegurar el resultado, o por no haber podido conseguir el fin propuesto".

Narcotizados por la violencia

No conformes con esto, los blancos propusieron además agravar penas vinculadas al narcotráfico. El Parlamento ya había hecho el bochorno de tipificar como homicidio el tráfico de pasta base de cocaína, algo que no ha podido aplicarse.

"No es posible acreditar que sea pasta base libre o fumable como lo pide la ley, y entonces no se tiene el elemento material del tipo penal y la ley se torna inaplicable", dijo en su momento el fiscal penal Gilberto Rodríguez.

Ahora se propone aumentar las penas a todo el que participa del narcotráfico, poniendo en un mismo nivel al financista de la droga, al que tiene el contacto con los productores, al lavador del dinero y a la generalmente empobrecida "mula" que se traga cápsulas de cocaína arriesgando su vida por un puñado de billetes.

También ponen en el mismo plano a las mujeres de zonas pobres que, como lo ha constatado la Policía en varios casos, mantienen a su familia pasando pasta base. Todos en la misma bolsa.
Y rematan con otra patinada jurídica. "La utilización del hogar como expendio o boca de drogas será agravante especial de los delitos de narcotráfico", dice otra de las propuestas nacionalistas.

Alguien debería avisarles a los asesores blancos o a los legisladores, no sé, a alguien, que el Código Penal ya establece como agravante de cualquier delito que el sujeto que lo perpetrase "se mantuviere en un edificio o en algún otro lugar destinado a habitación". Otra vez, quieren agravar los agravantes que ya existen.

La violencia mete miedo, sí, pero legislar para los asustados no es un buen método. De lo contrario, si propuestas tan desesperadas como desprolijas cobran fuerza, terminaremos teniendo un Estado de Derecho donde, cuando la maraña de normas lo permite, se aplica la ley pero en el que la Justicia no existe.
Escrito por Gabriel Pereyra, El Observador (El título original fue levemente modificado por Causa Abierta)

Cae el verdugo de la presidenta de Brasil

Cae el verdugo de la presidenta de Brasil

RÍO DE JANEIRO (IPS/Mario Osava) - Un nuevo elemento irrumpió este jueves 5 en la crisis de Brasil, cuando la corte suprema suspendió como diputado a Eduardo Cunha, considerado “el político más odiado” del país, apenas 17 días después de que cumpliese un rol decisivo en el proceso de inhabilitación de la presidenta Dilma Rousseff.

El fallo, adoptado  por unanimidad por los 11 magistrados del Supremo Tribunal Federal (STF), obviamente despoja a Cunha de su cargo de presidente de la Cámara de Diputados, para el que fue elegido en febrero de 2015 por dos años.

Acusado de corrupción y lavado de dinero, por haber recibido millones de dólares de sobornos en negocios petroleros, buena parte depositada en bancos suizos, el exlegislador usó sus poderes para trabar acciones judiciales y parlamentarias que podrían llevarlo a perder su mandato y a la cárcel.

El Consejo de Ética de la Cámara, de 21 diputados, no logró finalizar un proceso para su proscripción política, iniciado hace seis meses, por las continuas interferencias de Cunha o sus aliados, impugnando trámites con base en el reglamento legislativo o sustituyendo miembros de ese órgano interno.

Como presidente de la Cámara, él tenía también la prerrogativa de acoger o no los pedidos de inhabilitación de Rousseff, que se multiplicaron a lo largo de 2015, alcanzando un total de 37.

Cunha decidió aceptar uno de los pedidos, firmado por tres juristas, luego que el gobernante Partido de los Trabajadores (PT) abandonó una posición ambigua y apoyó su condena en el Consejo de Ética. Fue un acto de “venganza”, según defensores de la mandataria.

El diputado es acusado de violar el decoro parlamentario por haber mentido en una Comisión Parlamentaria de Investigación, en marzo de 2015, al declarar que no tenía cuentas secretas en el exterior.

Pero investigaciones posteriores de la operación Lava Jato (autolavado de vehículos) sobre corrupción en la empresa petrolera estatal Petrobras comprobaron que él si tiene cuentas de millones de dólares en bancos suizos, supuestamente alimentados por fondos obtenidos mediante sobornos.

Su separación de la presidencia de la Cámara era un reclamo generalizado. Las encuestas lo apuntan como el político más rechazado por la población, superando incluso a Rousseff.

La mandataria, si el previsto guión se cumple, sería separada temporalmente de su cargo entre el martes 10 y el  jueves 12,  una vez que el Senado apruebe abrir un juicio político en su contra, ratificando la resolución de los diputados, el 17 de abril.
Cae el verdugo de la presidenta de Brasil

Parte de los magistrados del Supremo Tribunal Federal de Brasil, durante la sesión en que el jueves 5 decidieron por unanimidad la suspensión de Eduardo Conha de sus funciones de poderoso presidente de la Cámara de Diputados. Crédito: Carlos Humberto/SCO/STF

En su calidad de legislador, Cunha solo puede ser juzgado por el STF, que sorpresivamente decidió acoger ahora la recomendación del Ministerio Público de la Unión (fiscalía general), en un fallo pendiente desde diciembre.

“Es raro” que el STF haya decidido de urgencia en una acción que lleva seis meses, comentó el suspendido diputado, para anunciar que recurrirá sentencia ante el mismo tribunal, porque a su juicio su derecho de defensa fue irrespetado.

Cunha está procesado en una causa penal por corrupción ante el STF, mientras sea  diputado. Perderá esa prerrogativa si el Consejo de Ética le quita definitivamente el mandato y pasará entonces a ser juzgado por tribunales de primera instancia, que ya condenaron por el caso de Lava Jato a docenas de empresarios y políticos.

Su suspensión probablemente no alterará en nada el destino de Rousseff. Pero el Abogado General de la Unión (procurador del Estado), José Eduardo Cardozo, anunció que pedirá la anulación del proceso de inhabilitación, porque su comienzo fue una decisión de Cunha “en interés propio”, como determinó el fallo del STF.

Sin la actuación de Cunha, posiblemente no se hubiera abierto el proceso de destitución, según el abogado. Pero se duda que el STF considere ese argumento como suficiente para anular la decisión, aprobada por 71,5 por ciento de los 511 diputados y respaldada por la mayoría de la población.

Los 81 senadores decidirán ahora si aprueban el juicio de inhabilitación, lo que se da por seguro porque solo se requiere mayoría simple.

Rousseff será entonces separada de la Presidencia, para ser sometida a un juicio político por los propios senadores, convertidos en jueces, en un proceso que puede prolongarse hasta por 180 días y que incluirá nuevas investigaciones, testimonios y argumentaciones de defensa y acusación.

El juicio lo conducirá el presidente del STF..

La suspensión de Cunha, probablemente sin vuelta atrás dada la unanimidad del fallo, favorece a la versión de Rousseff y de sus defensores de que detrás su probable destitución hay un golpe de Estado, y también al vicepresidente Michel Temer, que asumirá el poder sin el molesto aliado, si la mandataria es enjuiciada.

Ambos pertenecen al mismo Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), hasta marzo la principal fuerza de apoyo al gobierno de Rousseff y con muchos dirigentes bajo investigación de corrupción en el escándalo Lava Jato.

Pero Cunha mantendrá su influencia. Se estima que su “bancada” de fieles seguidores suman más de 150 diputados conservadores, muchos vinculados a iglesias evangélicas como él.

Varios pequeños partidos bajo su control condenaron el fallo del STF como injerencia del Poder Judicial en el Legislativo, lo que viola la Constitución. Posición opuesta tuvieron otros partidos que apoyan a Temer y su llegada al poder.

La caída de Cunha, no definitiva pero difícilmente reversible, tampoco libra la Cámara de la mancha de corrupción que ensombrece sus resoluciones. El vicepresidente que lo sucederá, Waldir Maranhão, también enfrenta denuncias de corrupción.

Su Partido Progresista (PP), conservador pese al nombre, es lo que tiene más miembros bajo investigación de la operación Lava Jato, 32 en total.

Cunha logró hasta ahora eludir las acusaciones que, para la opinión pública, justificaban su condena, pero su situación se hizo insostenible, ante la inminencia del ascenso de Temer a la Presidencia.

El presidente de la Cámara pasaría a ocupar la Vicepresidencia, pero la Constitución prohíbe que ejerza ese cargo o el de presidente un procesado penal, como es su caso. También impide que lo ostente quien tenga la jefatura de la Cámara de Diputados en forma interina.

El fallo elimina un factor de corrosión de la credibilidad del parlamento, que ya amenazaba contaminar al STF, pero no mejora mucho la imagen del sistema político brasileño.

Tanto el Temer como el presidente del Senado, Renán Calheiros, a quien le tocaría asumir la Vicepresidencia por la suspensión de Cunha, también sufren denuncias de corrupción.

El nuevo gobierno que está componiendo Temer con los más de 20 partidos a que debe su ascenso nace de negociaciones oscuras y varios de los apuntados como futuros ministros también están entre los sospechosos de recibir sobornos en las investigaciones de la fiscalía.

Editado por Estrella Gutiérrez (UyPress)

Panamá, el paraíso fiscal "que se siente víctima" de la doble moral de EEUU

Panamá, el paraíso fiscal "que se siente víctima" de la doble moral de EEUU

“Bienvenido a Panamá, gente alegre, noble y trabajadora”, se anuncia en la salida del aeropuerto de Ciudad de Panamá. Hasta el taxista suelta una carcajada. Este país de 4 millones de habitantes, 177 bancos, 27.000 abogados, 108 sedes regionales de multinacionales y 350.000 empresas offshore, se ha convertido en un sinónimo de fraude y opacidad desde la publicación de los papeles de Panamá el mes pasado. No es noticia para los entendidos.

“El país está lleno de abogados deshonestos, banqueros deshonestos, agentes de constitución de sociedades deshonestos y compañías deshonestas”, sentencia un aduanero estadounidense citado en el libro The Sink de Jeffrey Robinson.

Pero el problema de verdad en Panamá quizás no sean los panameños, sino sus invitados de allende. A cada lado de la carretera desde el aeropuerto, alrededor de la flamante bolsa de diamantes, se extiende un paisaje de bloques de oficinas y apartamentos, muchos a medio construir, la apuesta perfecta para inversores internacionales –la mayoría de la América Latina- que quieren aprovechar la estabilidad de la zona dólar para una inversión inmobiliaria especulativa y quizás para blanquear dinero.

“La mitad de las oficinas están vacías, verás que cuando se hace de noche, las luces están apagadas”, dice Julio Manduley, economista de origen cubano que compara Ciudad de Panamá con Macondo, la metafórica ciudad de Cien años de Soledad, la novela de Gabriel García Márquez que describe una ciudad devastada por las plantaciones bananeras de la United Fruit Company. Aunque, desde las barriadas periféricas de infraviviendas hacinadas en las colinas de San Miguelito, esta ciudad de torres vacías y propietarios ausentes recuerda más el hambre en medio de la abundancia de Las uvas de la ira, la novela de John Steinbeck.

Luego están los otros invitados ausentes. Los clientes globales –europeos, asiáticos, latinoamericanos-, de decenas de bufetes de abogados desde el ya mundialmente conocido Mossack Fonseca a Morgan & Morgan , aun más estrechamente relacionado con el Gobierno panameño que MF, y que cuenta incluso con su propio banco.

Todos esos bufetes –con sedes en los rascacielos y con sus coches híbridos Porsche Hot Marbella en el distrito financiero- están, especializados en el arte del offshore. Es decir, la creación de empresas pantalla –sin propietarios visibles ni actividad– registradas, por ejemplo en las Islas Vírgenes británicas con el fin de minimizar la factura tributaria de los llamados HNWIs (individuos de elevado patrimonio), según los eufemismos de la industria offshore...

El Estado panameño cobra un impuesto del 27% sobre las rentas obtenidas en Panamá pero los ingresos generados fuera del país no tributan. Esto, y la disposición de los bufetes a echarle imaginación a la ingeniería fiscal y hacer la vista gorda ha convertido Panamá en un excelente destino para evasores y blanqueadores globales.

Y pese al escándalo de Mossack Fonseca, el negocio no flaquea. Cuando yo le propuse la semana pasada crear una sociedad offshore al pequeño bufete Quijano & Associates, respondieron que sí sin demora, ofreciéndome la posibilidad de usar una “ shelf company”, una offshore ya registrada de antemano y guardada “en la estantería”, para así levantar menos sospechas. Pidieron el nombre del beneficiario final de la empresa pero, como en el caso de Mossack Fonseca, cuya secretaria se prestó a ser directora-tapadera de 11.000 empresas, este no tenía por qué hacerse público. Habríamos cerrado el trato en seguida si hubiera pagado 1.400 dólares por adelantado al bufete.

Puede parecer un ejemplo de las peores prácticas del turbio paraíso fiscal caribeño, donde hombres vestidos de camisa hawaiana y gafas de sol llevan maletas llenas de billetes. Pero, como insistieron los abogados y banqueros panameños consultados, exactamente lo mismo ocurre en decenas de centros offshore en Europa y EE.UU. Si resulta difícil de creer, pueden preguntárselo al inmobiliario internacional y candidato a presidente de EE.UU., Donald Trump.

El bloque más alto de todos en Ciudad de Panamá, con 70 plantas y en forma –ya estandarizada desde Dubái a Barcelona–, de velero, se anuncia en grandes letras Trump Ocean Club. “Es la marca del luxury living; hay gente que pagará más por vivir en un edificio de Donald Trump”, dijo Troy Rundle, un comercial de la inmobiliaria House Hunters que vende apartamentos en el mall del edificio por precios de entre 300.000 y 1,7 millones de dólares.

Aunque, nadie sabe muy bien quién es su verdadero dueño –Trump dice que sólo aporta la marca– y los comerciantes reconocen que la mayoría de los compradores no viven, sino que sólo invierten en los 650 apartamentos. Cuando le pregunté si se podía pagar en efectivo por los apartamentos sin cumplir con el requisito de notificarlo a la reguladora panameña, Rundle cortó la conversación.

Estos recelos ante los medios son comprensibles. Uno de los agentes contratados por Trump para vender los apartamentos en Panamá era Alexandre Ventura Nogueira, un empresario brasileño que ha sido investigado en España por blanqueo de dinero y acusado de estafa por un grupo de compradores de los apartamentos en el gigantesco inmueble panameño de la marca Trump.

Lo cierto es que el magnate neoyorquino no tiene muchos amigos en Panamá y muchos recuerdan con satisfacción el día de la inauguración del conjunto de hotel, apartamentos y centro comercial en el 2011 cuando una tormenta tropical reventó el alcantarillado de la zona y llenó de aguas fecales lo que tenía que ser el recorrido triunfal de Trump. Nada raro en una ciudad cuya infraestructura no está a la altura de los nuevos inmuebles de lujo.

Trump hace negocios inmobiliarios en Panamá pero no tiene (al menos que se sepa) sociedades offshore registradas aquí. Prefiere el estado de Delaware, en EE.UU. donde ha registrado más de 300 empresas pantalla, una de ellas la filial internacional de su inmobiliaria... El pequeño estado al lado de Washington DC, que no cobra impuestos sobre rentas del capital, ha registrado nada menos que un millón de sociedades y aloja al 60% de las sedes de las multinacionales estadounidenses. Los Clinton también tienen sociedades registradas en Delaware.

“No es justo; las condiciones en Delaware, Nevada o Wyoming son más laxas que las nuestras pero nadie dice nada”, dice Victoria Figge, que encabezaba la comisión reguladora antiblanqueo del sector en Panamá . “El centro offshore más importante del mundo no es Panamó sino EEUU”, remata. En realidad, no hay fronteras en el mundo offshore. Mossack Fonseca, cuya expansión internacional se basaba en un modelo de franquicias parecidas a las de McDonalds, utilizaba tanto Panamá como Nevada para vender sus servicios a la cleptocracia global.

La misma sensación de ser víctima de la doble moral se palpaba el pasado miércoles en el piano bar del lujoso hotel Bristol, donde 50 representantes del sector financiero y offshore tomaban copas de prosecco y mordisqueaban canapés mientras trataban de calibrar el posible impacto que tendrá la siguiente fase de filtraciones prevista para mañana lunes, 9 de mayo, que dará a a conocer las actividades offshore de 200.000 clientes de Mossack Fonseca.

El patrocinador del encuentro era la auditora multinacional KPMG, un operador mucho más importante para el negocio global del offshore que ningún bufete en Panamá. “Fíjese. Ninguno de los bancos que aparecen en las filtraciones es panameño; están UBS y HSBC, pero ninguno de aquí”, dice el asesor financiero Ernesto Bazan, que lamenta la discriminación contra Panamá. “Nuestra ley de sociedades anónimas (que facilita la creación de empresas pantalla) es una copia exacta que la de Delaware”, añade el director de la revista Capital Financiero organizadora del acto.

Las quejas de Panamá respecto a las nuevas normas antievasión de Estados Unidos, conocidas como Fatca, recuerdan las de un niño que acaba de ser regañado por el padre al que adora y que le ha enseñado todo... “Es injusto que peguen al chiquito”, se lamenta el periodista. Al presentarse, explica: “Mi nombre es Hitler, Hitler Cigarruista”. Realmente, algo queda claro: Panamá tiene un problema de imagen que será difícil de superar.
La Vanguardia