Blogia
CAUSA ABIERTA

El amigo estadounidense de Mao que le entregó más de 30 años de su vida a la Revolución China

El amigo estadounidense de Mao que le entregó más de 30 años de su vida a la Revolución China

Un tirano sanguinario, el padre de la patria o las dos cosas al mismo tiempo. Este viernes se cumplen 40 años de la muerte de Mao Zedong, el hombre que fundó la China moderna.

Entre 1949 y 1976, Mao marcó los designios del gigante asiático, estableció un intenso culto a su personalidad y desarrolló grandes transformaciones sociales cuyas consecuencias aún hoy perduran.

Pero, ¿cómo era de cerca el líder chino?

"Lo conocí un sábado. Había un baile en el centro de reuniones del partido. Estaba parado en la puerta y vi a Mao en el centro: una figura imponente, bailando un viejo foxtrot con una chica pequeña, como la mitad de alta que él", recordó el periodista estadounidense Sidney Rittenberg, quien fuera traductor del líder chino, en una conversación con el programa Witness de la BBC en 2014.

Rittenberg tiene más de 90 años y vive en su país natal. Durante 40 años, China fue su hogar y Mao su amigo, aunque a veces también su carcelero. Esa relación compleja definió su vida.
"Le encantaba bailar"

"Le encantaba bailar, si podía no se perdía un baile. En realidad, le gustó toda su vida, mientras pudo mantenerse en pie".

Sidney fue destinado a China como soldado a finales de la II Guerra Mundial. Hablaba la lengua con fluidez y era socialista convencido.

"Me vio en la puerta y se quedó congelado. Dejó de bailar. Dijo: le damos la bienvenida a un camarada estadounidense que se une a nuestro trabajo".

Horrorizado ante la pobreza y desigualdades que encontró en la China gobernada por el nacionalista Chiang Kai-shek, Sidney decidió unirse a Mao tras la II Guerra Mundial en su centro de operaciones revolucionarias en la ciudad de Yenan, arrasada por la contienda.

"Había sido completamente asolada por los bombardeos japoneses. La gente vivía en cuevas excavadas en las colinas a ambos lados del valle. Pero era un lugar muy abierto. Se podía ver a Mao caminando por el valle y conversar con él en cualquier momento. Cualquiera lo podía hacer".
La amante de Mao

También fue en un baile donde Sidney conoció a Jiang Qing, la glamurosa amante de Mao, que acabó teniendo un papel decisivo en la historia del país.

Ella tenía la mitad de años que él y él ya estaba casado.

"Se la conocía popularmente como una de las tres grandes bellezas de Yenan. A mí no me parecía tan guapa".

Jiang Qing era una actriz de cine de Shanghái, hija de un terrateniente alcohólico y violento.

"Me pareció tímida, poco habladora y recuerdo que la primera vez que bailamos me dijo que tenía un problema de estómago".
"Era el cerebro"

La apariencia frágil de Jiang Qing ocultaba un temperamento de hierro.

Algunos líderes comunistas desconfiaban de su relación con Mao, pero finalmente aprobaron su matrimonio bajo la condición de que la actriz se mantuviera al margen de la política.

En la época de Yenan, otros políticos y pensadores importantes emergieron. ¿Qué era lo que hacía especial a Mao hasta el punto de mantener su posición como líder?

"Era el cerebro. El cerebro. Él era el gran analista", respondió Rittenberg, quien también apreciaba el sentido del humor del líder chino.

"Tenía un sentido del humor impresionante. Hacía análisis ácidos, satíricos, líricos. Era muy gracioso (...). Se reía como un bebé. No tenía control".
Desconfianza hacia los extranjeros

A medida que los comunistas se acercaban al poder, algunos líderes empezaron a mirar con recelo a los extranjeros.

La Unión Soviética estaba convencida de que existía una compleja red de espías estadounidenses en el país. Sidney fue encerrado en una celda oscura donde le suministraron drogas alucinógenas y lo mantuvieron aislado durante seis años.

"Fue lo más horrible que se pueda imaginar. Después de solo unos meses, me rompí en pedazos".

Nacimiento de la República Popular

El 1 de octubre de 1949, Mao anunció la creación oficial de la República Popular China. Pero las noticias tardaron en llegarle a Sidney, que en ese momento aún estaba entre rejas.

"Meses después, cambiaron los periódicos con los que bloqueaban las ventanas y uno de ellos llevaba la historia. Así es como lo supe".

"Me sentí muy bien, porque seguía pensando que habían sido los míos quienes se habían equivocado y me habían encerrado. Eso no los convertía en mala gente. Simplemente se habían equivocado conmigo".

Sidney fue absuelto de los cargos de espionaje en 1955 y le ofrecieron la oportunidad de volver a EE.UU. Su respuesta fue contundente.

"No, no. No pensé en irme. Tenía un compromiso. Y aquella fue la decisión más inteligente que tomé en mi vida. Porque si hubiera vuelto a casa, no habría conocido a la chica de mis sueños. Ni habría sido feliz".
"La chica de mis sueños"

La chica de los sueños de Sidney era Yu Lin, una joven comunista que conoció poco después de salir libre. Pero pasaría algún tiempo antes de que vivieran felices.

"Estalló la Revolución Cultural. Con su eslogan dirigido a los jóvenes: 'está bien rebelarse'. En realidad fue una rebelión contra el Partido Comunista. La idea era destruir el viejo partido y crear uno nuevo a imagen y semejanza de Mao Zedong".

Los eslóganes alegres de la Revolucion Cultural enmascaraban un régimen brutal y siniestro que reprimió a millones de chinos.

A finales de los 60, Mao sintió que su control sobre el liderazgo se estaba debilitando y empezó a sospechar que había conspiraciones contra él. Después de años de cumplir su promesa de mantener a su esposa fuera la política, recurrió a ella y la colocó en el centro del escenario.

Mao le dio a Jiang Qing -o Madame Mao, como se la conocía en Occidente-, la tarea de llevar la revolución a las artes.

"Vestía uniforme del ejército y gritar era el tono normal de su voz".
Madame Mao

Hay historias que la presentan como una persona extremadamente vengativa. Se cree por ejemplo que fue ella misma quien ordenó la muerte y tortura de la hija de Zhou Enlai.

"Fue acosada hasta que la mataron. Zhou Enlai pidió una autopsia y le llevaron un recipiente con cenizas. La habían cremado inmediatamente para ocultar la causa de su muerte. Me costaba creer que esa era la misma mujer de Mao que había conocido años atrás. Era como un demonio transformado".

Cerca de un año después de la Revolución Cultural, Sidney vio a Mao por última vez, en el escenario del desfile del Primero de Mayo.

"Me acerqué a él y me senté con la idea de conversar un poco. Me di cuenta de que estaba completamente solo, con una mirada de angustia en sus ojos. Una tristeza tremenda, como si fuera a echarse a llorar. Nunca lo había visto así. Me dije a mí mismo: 'sabe que las cosas no están yendo bien'. El movimiento de la Guardia Roja está fuera de control y el país se está desmoronando. Pero no sabe cómo pararlo".
Regreso a prisión

No pasó mucho tiempo hasta que Sidney cayó en desgracia a los ojos de Madame Mao. Acusado nuevamente de espiar para EE.UU., regresó a la celda de aislamiento.

"Creo firmemente en el poder de la razón humana para controlar las emociones negativas bajo cualquier circunstancia. Nunca hay que rendirse".

El gobierno brutal de Jiang Qing la dejó completamente sola. Otros líderes comunistas la odiaban y tras la muerte de Mao en 1976 la arrestaron en menos de un mes, junto a los tres aliados políticos que le quedaban.

"Llevaba 9 años en confinamiento solitario y de repente escuché una voz familiar gritando desde una celda que parecía estar justo al otro. Decía: 'Camarada Mao, siempre seré fiel a tu nombre'. Y oí a una guardiana ordenarle: 'cállate, silencio'. Esa voz era inconfundible. Me sentí muy bien. Pensé que si ella estaba dentro, yo saldría pronto".

En 1981, Madame Mao fue condenada a muerte, aunque se le conmutó la pena por cadena perpetua. Sidney salió de la cárcel poco después y se reencontró con su mujer.

"Fue maravilloso. Nos encontramos en una sala pequeña. La abracé. Estaba llorando. Yo no lloraba porque mis emociones estaban reprimidas. No había hablado con nadie en años y no podía mantener una conversación normal. Fue cuestión de tiempo".
"Presidente, te quiero"

Décadas después, Rittenberg reconoció la ambivalencia de Mao: "Fue un gran líder histórico y un gran criminal histórico. Las dos cosas".

Sidney y Yu Lin, con sus cuatro hijos, abandonaron China en 1980 y se instalaron en EE.UU.

Madame Mao murió en 1991. En aquel momento se rumoreó que se había suicidado, aunque los detalles precisos de su muerte son aún un misterio.

También se dijo que dejó una nota de despedida: "Presidente, te quiero. Tu camarada se está yendo a verte".

0 comentarios