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CAUSA ABIERTA

La amazona que renunció a competir por salvar la vida de su caballo

La amazona que renunció a competir por salvar la vida de su caballo

La amazona neerlandesa Adelinde Cornelissen era una de las favoritas en la prueba de doma ecuestre, pero ha renunciado a la gloria olímpica por un motivo muy noble: la salud de su caballo.

Parzival, que así se llama el animal, había pasado la noche anterior en muy malas condiciones y su jinete optó por no competir, pese a que tenía grandes posibilidades de medalla.

Cornelissen llegó a empezar la competición, tras conseguir el visto bueno de los veterinarios, pero en vista de que Parzival no respondía adecuadamente, optó por abandonar. La decisión fue muy dura, ya que no sólo implicaba quedarse ella sin la posibilidad de alcanzar la gloria olímpica, sino que la normativa impedía que otro compañero de selección ocupara su puesto, con el perjuicio que eso suponía para el equipo nacional.

Pero su amor por el caballo con el que ya consiguió una plata y un bronce en Londres 2012 la hizo decidirse: no haría nada que supusiera un riesgo mortal.

Aparentemente lo que le ocurrió a Parzival, un animal de 19 años, es que sufrió una picadura venenosa de algún insecto o araña. La cabeza se le inflamó y la fiebre le llegó a subir mucho (hasta 40 grados, cuando la temperatura normal en un caballo es de entre 37,5 y 38,5 grados).

Los días previos a su participación su salud mejoró, pero no lo suficiente para que desapareciera el peligro. Forzarle a competir en estas condiciones habría podido suponer todo tipo de daños, quizás irreversibles.

En un mensaje en Facebook, Adeline explicó la situación:

"En un primer momento pedimos a la federación si podíamos cambiar el orden de participación dentro de nuestro propio equipo, para que Parzi pudiera tener un día más de recuperación. Competir el jueves en lugar del miércoles. Pero la federación no aceptó. Llegados a ese punto yo no quería participar... ¡la salud de Parzival es más importante que cualquier otra cosa en el mundo!"

"Dormí en los establos, chequeando a Parzi cada hora... ¡no le iba a dejar solo! Por supuesto, no pude dormir nada esa noche."

"Ayer había decidido que no iba a competir, pero ahora la temperatura había vuelto a la normalidad, parecía estar sano, bebía y comía con normalidad, y tampoco quería abandonar a mi equipo, sabiendo que no había posibilidad de sustitución... ¿Qué debía hacer?"

"Para protegerle, renuncié. Mi compañero, mi amigo, el caballo que me lo ha dado todo durante toda su vida, no merecía esto. Así que saludé y abandoné la arena."
Por Luis Tejo, Yahoo

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