El 80% de los animales que fueron sacados del circo murieron en México

En 2014 se celebraba en México que la ley que prohibe el uso de animales en circos había sido aprobada. El escándalo que se armó para lograr tal objetivo fue grande, pero hasta llegado el momento de la verdad no se había cuestionado mucho lo que pasaría con los animales o si había regulaciones para asegurar su supervivencia.

El resultado de esa ley a medias que mas que nada parecía querer ganar la simpatía de los amantes de los animales ante cierto partido terminó en tragedia, pues el 80% de los animales que dejaron los circos murieron.

Teresa Moreno, la médico veterinaria responsable de llevar el registro de los animales existentes en los circos del país, señaló en una entrevista para Milenio que los animales rescatados “cayeron en manos de traficantes de especies y ahora están convertidos en tapetes”. Mientras que los animales que permanecen vivos, están en santuarios en el mejor de los casos; aún quedan ejemplares en los circos arrinconados mientras que otros fueron entregados a zoológicos en donde están enfermos y deprimidos.

“Me tocó sacar los documentos de entrega de todos los animales; el ciento por ciento se entregó vivo. Sin embargo, 80 por ciento no lo está o está en condiciones no favorables”, reveló la veterinaria.

La Dirección General de Vida Silvestre de la Semarnat logró obtener un registro de esos mil 298 animales. La dependencia informó que único trabajo era verificar que los animales ya no se encontraran dando shows, no eran responsables de su destino, pues los cirqueros seguían siendo los propietarios. Los animales quedaron sin protección oficial y obviamente, los dueños de estas criaturas quisieron sacarle provecho rematándolos. En la puja por obtener los animales hubo de todo, gente honesta y personas que no se sabía quiénes eran ni que harían con los animales.

“Sí, se ostentaron como gente registrada (ante la Semarnat). Revendieron a los animales y, sí, muchos de esos ejemplares están convertidos ya en tapete”, explicó Teresa Moreno.

La médico veterinaria concluyó: “esto fue una tragedia social, pues los circos eran un entretenimiento sano para todos; una tragedia económica que repercutió en familias de circos y en los que indirectamente tenían una ganancia: proveedores y artistas, y por el lado de los animales fue otra tragedia”.
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