Blogia
CAUSA ABIERTA

Su ex pareja la atacó brutalmente y mató a sus hijos

Su ex pareja la atacó brutalmente y mató a sus hijos

La brasileña Bárbara Penna, de 21 años, fue víctima en 2013 de un brutal ataque por parte de su ex novio. Ya pasó por 224 operaciones y todavía necesita otras siete. Sus dos hijos y un vecino que intentó salvarlos, murieron asfixiados en el incendio provocado por el atacante.

Su ex pareja, Joao Guatimozin Mooje Neto, de 25 años, está preso y todavía a la espera de juicio, pese a que ya confesó su crimen.

En breve se presentará una institución con su nombre para ayudar a las mujeres víctimas de violencia doméstica, y su historia se registrará en un documental.

En las páginas del periódico paulista Folha que recoge Montevideo Portal, Bárbara cuenta su historia en primera persona:
Nací en Goiania y me mudé a Porto Alegre a los cuatro años, debido al trabajo de mi padre, abogado.

Conocí a Joao en 2011, a los 16 años, a través de Orkut (red social popular en Brasil, cerrada en 2014) Acababa de perder a mi padre y estaba embarazada de seis meses de mi hija, que luego Joao registró a su nombre. Vivía con mi madre en una situación precaria, y ella me expulsó de casa por causa de mi embarazo.

Conocí a la madre de él, y ella me do la primera ropita para mi hija, cuando ya estaba a punto de dar a luz. Fui acogida. Pensé: "esta es la familia que quiero".

Él comenzó a mostrarse muy celoso luego del nacimiento de la niña, porque adelgacé. Dejaba de ir a estudiar y a trabajar sólo para vigilarme.

Las primeras agresiones fueron verbales. Me humillaba. Decía que yo merecía estar fea, y rompía mi plancha para el pelo. Terminamos varias veces, pero yo no tenía dónde ir.

Mi segundo hijo nació sietemesino, en 2013. Él no me golpeaba mientras estaba embarazada, pero sí me pellizcaba.

Se quejaba hasta de que hiciera el trayecto a buscar a mi hija, Isadora, que se quedaba en la guardería porque yo me pasaba el día en el hospital. El bebé pasó dos meses en incubadora, y él no aceptaba que yo pudiera salir.

Cuando no separamos dejó la casa de su madre y se fue a vivir con su abuela, en el apartamento donde sucedió todo. Él consumía drogas pero lo ocultaba.

Recuerdo que me llamó y me pidió que fuera al apartamento cuando su abuela no estaba, porque quería ver a los niños. Henrique tenía tres meses. ‘Está cambiando, quiere ver a sus hijos', pensé. No vi maldad alguna y fui.

La agresión

Discutimos. Él quería volver (a retomar la relación) y yo me fu a dormir. Era madrugada, mis hijos ya estaban durmiendo en el cuarto. Fui al living a acostarme en el sofá y me desperté con los golpes. Me sangraba la nariz, y él me arrastró del cabello.

Intenté llamar a la Policía, pero rompió el teléfono. ‘¡Basta! Te perdono', dije para calmarlo, para pensar cómo salvar a mis hijos. ‘Calla esa boca que te voy a matar', contestó.

Me obligó a acostarme boca abajo y se sentó sobre mi espalda. Tironeaba de mi cabeza para desnucarme. Me desmayé y recobré el conocimiento con el calor. Me había volcado alcohol en la cara y luego había echado un fósforo.

Me levanté desesperada y me empujó de nuevo hacia el sofá en llamas. Yo gritaba. Logré levantarme y lo vi regar alcohol por toda la casa.

Grité por ayuda. Fui a la ventana, en llamas, y él me arrojó desde ahí. Ya tirada en la calle gritaba por mis hijos y lo vi acercarse. Cuando vio que estaba viva me acusó de intentar matarlos a todos.

Nos llevaron junto en la misma ambulancia. Él no tenía ninguna fractura, no tenía nada, y se reía. Llegué al hospital, hice mi declaración y él confesó.

Tuve el 40% del cuerpo quemado. Talones, tobillos y vértebras con fracturas, y el cráneo hundido. Sufrí dos paros cardíacos.

Pasé por 224 cirugías y todavía me faltan por lo menos siete. Estuve en coma durante dos meses, tuve infección generalizada. Supe de la muerte de mis hijos poco antes de recibir el alta, cuatro meses después.

Cuando pregunté por ellos me dijeron que estaban bien. Creí que pronto los vería y por eso sobreviví. Si me hubieran dicho la verdad antes, no creo que lo lograra.

Su familia nuca se disculpó ni ofreció ayuda. Él está preso, todavía no fue juzgado. Lo vi en las audiencias y no mostró ningún arrepentimiento. Su padre me amenazó de muerte, y por eso siempre estoy acompañada.

Recuperación

La cirugía que más necesito es para colocar una prótesis de cerámica (que los servicios de salud pública no proporcionan) en el fémur, para poder volver a caminar y trabajar.

Necesito reconstrucción en la oreja derecha, colocar fluido en la cabeza para que vuelva a crece el cabello, y un trasplante de córnea, porque perdí el 60% de visión en el ojo derecho. También necesito reconstrucción de las quemaduras.

Descubrí que no soy la única y decidí no ser una más. Se está haciendo un documental sobre mí. En setiembre daré una conferencia junto a María da Penha (víctima de violencia que inspiró una ley que lleva su nombre) en un congreso en Salvador.

Allí se presentará el Instituto Bárbara Penna (IBP) para auxiliar a mujeres como yo.

Quiero justicia por mis hijos, por el vecino que murió y por mujeres y niños que sufren y no tienen voz. Hay días en que sólo quiero quedarme acostada y llorando, pero consigo tener fuerzas por todas nosotras.

0 comentarios