La gran espina del gobierno argentino: los rebeldes sin causa

La presidenta de Argentina destituyó por decreto al presidente del Banco Central por haberse negado a usar reservas monetarias para pagar deudas del Estado. Sin embargo, Martín Redrado reafirma en que su intención es seguir al mando de la entidad. El pulso entre la presidenta argentina y el presidente del Banco Central dura ya un mes, pero estalló hace 48 horas. En diciembre, el gobierno de Kirchner emitió un decreto de urgencia para crear el llamado Fondo del Bicentenario: en la práctica, un desvío de 4.600 millones de euros pertenecientes al banco para afrontar deuda del Estado durante el año 2010. Martín Redrado se niega a financiar esa deuda. El pasado miércoles el Gobierno pidió su dimisión y esta noche, Cristina Fernández de Kirchner ha convocado a sus ministros para redactar un decreto que lo destituye.
El todavía presidente del banco ha dicho sólo dos palabras ante los medios de comunicación. Martín Redrado cree que su cese debe ser decretado por el Parlamento; el ministro de Economía ha asegurado que su opinión no es vinculante. Políticos de la oposición y varios juristas se han opuesto ya públicamente a la decisión del Gobierno Kirchner, que ha denunciado a Redrado ante los tribunales. El presidente del banco está reunido en este momento con sus abogados para decidir cómo actuar. La situación de Redrado es idéntica al del vicepresidente Cobos, quienes luego de llegar al poder se rebelan a las decisiones presidenciales y siguen tan campantes, después de generar conflictos que se extienden a toda la sociedad. Es una nueva especie aparecida en Argentina, en realidad no son conductores, sino individuos que primero besaron la mano de la presidenta y luego la escupieron y pasaron a formar parte de la farándula porteña fascinados por los falsos aplausos. Gente de temer.